Motor.es

¿Cuál es el destino de Takata tras la crisis de los airbags?

  • El proveedor de airbags carga sobre sus hombros 13 víctimas mortales
  • La llamada a revisión de sus airbags es la mayor de la historia del automóvil
  • Aunque la empresa es solvente, las responsabilidades que afrontará ponen en peligro su futura superviviencia

7 min. lectura

Publicado: 28/08/2016 13:00

Fue en 2008 cuando empezó una pesadilla para Takata, uno de los proveedores líderes a nivel mundial en sistemas de seguridad pasiva (entre otros). Se descubrió que sus airbags se desplegaban con más fuerza de la calculada inicialmente, haciendo que no solo se desplegase la bolsa de aire, sino también restos de plástico y metal que pueden herir a los ocupantes.

Poco a poco se han ido añadiendo a la lista de llamadas a revisión más de 100 millones de vehículos a nivel mundial, estando la aplastante mayoría en Estados Unidos, y el problema afecta fundamentalmente a Honda. Hilando más fino, el problema afectará más a los vehículos en estados de clima cálido/húmedo, y cuanta mayor sea su edad.

El problema se debe al mecanismo pirotécnico de inflado, que utiliza nitrato de amonio. Con el paso de los años y la humedad, el compuesto se vuelve inestable, y cuando se precisa el funcionamiento del airbag, la explosión es muy violenta. Ya se han dado casos de gente que ha muerto o quedado gravemente herida en colisiones muy leves, que sin haber tenido airbag habrían resultado ilesos, como en el caso de Huma Hanif.

Calcula ahora el precio de tu seguro de coche

¡Infórmate!

Takata no solo tiene que hacer frente a los costes de la llamadas a revisión (unos 100 dólares por vehículo), sino que tiene/tendrá que pagar sanciones millonarias y desembolsar grandes sumas en el caso de demandas individuales o colectivas por parte de los heridos o familiares de fallecidos. Se contabilizan 13 muertos en Estados Unidos e Indonesia por el momento.

A todo esto hay que añadir otra víctima indirecta, una mujer que desapareció -literalmente- al hacer explosión un camión en Estados Unidos que transportaba infladores. Debido a un incendio en el compartimento de carga, miles de infladores funcionaron a la vez. Una vivienda fue destruida, el camión se desintegró, y se formó un cráter. Imaginemos la magnitud de la explosión.

Aún están saliendo de fábrica coches nuevos que utilizan este tipo de infladores, pero no existe peligro inmediato ya que la degradación tarda años en producirse, y depende del clima. Ante la imposibilidad de cambiar rápidamente los infladores de tantos vehículo, se está haciendo de forma prioritaria: primero los que tengan más riesgo. Tengamos en cuenta, fríamente, que 14 muertes entre más de 100 millones es, estadísticamente, algo despreciable. Es el peligro potencial lo que preocupa.

La octava víctima fue Jewel Brangman, en ese momento novia de un hijo de Clint Eastwood. Fue en una colisión leve

Takata sigue dando beneficios (18,39 millones de euros entre abril y junio, es decir, el primer trimestre del año fiscal japonés. Sin embargo la empresa no es tan fuerte. Desde 2014 sus acciones se han devaluado un 90% y existe riesgo de que la empresa acabe desapareciendo o su negocio sea troceado entre acreedores o competidores. ¿Sería eso algo positivo? No tanto.

La quinta parte de los vehículos del mundo tienen airbags de este fabricante

El hecho de que haya varios competidores en este negocio hace que los costes disminuyan para los fabricantes, y por ende, para los compradores. Si cae uno de los más grandes, no tiene por qué ser positivo. Takata ya está trabajando en solucionar el gigantesco problema que ha generado, pero hacen falta años.

La empresa busca un apoyo económico para mantener la empresa a flote aunque los costes de la llamada a revisión se vuelvan astronómicos. De lo contrario, la empresa no podría hacer frente a las indemnizaciones y demás costes, y eso, definitivamente, no le interesa a nadie. Incluso la competencia de Takata se ha beneficiado de la crisis, porque producen para Takata infladores de reemplazo, y paga Takata.

Huma Hanif fue otra víctima de una colisión leve. Su Honda Civic del 2002 había sido llamado a revisión, pero sus padres no recibieron la notificación. La explosión del airbag le produjo heridas que le produjeron la muerte en segundos

Según Reuters Takata negocia con seis a siete compañías, entre las que se incluyen competidores y fondos de inversión privados, algo de lo que Takata no habla. Existe interés por rescatar la empresa, porque no está acabada ni mucho menos. El mercado automovilístico mundial sigue creciendo gracias al tirón del sudeste asiático, y Takata tiene mucho volumen de negocio.

Volvamos a los datos del primer trimestre del FY2016. La facturación ascendió a 1.504 millones de euros (-6,6%), el beneficio operativo fue de 88,7 millones de euros (-3,4%) y el beneficio neto -descontando costes de las llamadas a revisión- queda en 18,39 millones de euros (-32%). Cuando se hayan reemplazado todos los airbags -descontando los de vehículos que yacen en desguaces- será una empresa sólida de nuevo, aunque ha perdido algunos clientes, como Honda.

En resumen, Takata no desaparecerá, porque no debe desaparecer. Lo que ha pasado es tremendo, la mayor llamada a revisión de la industria del automóvil, y una auténtica sangría económica. También hay que tener en cuenta otros incontables, como la ansiedad que puede suponer conducir un coche que no ha podido ser reparado, ante el miedo de que el despliegue del airbag sea más peligroso que no tenerlo directamente.

Compártela en:

Pixel