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¿Está Europa preparada un futuro eléctrico, conectado y autónomo?

La industria del automóvil en Europa hará frente a una serie de desafíos a medio plazo que pueden convertirse en oportunidades a largo plazo. Debería concentrarse en los vehículos enchufables, conectados y autónomos, de acuerdo a un informe de un panel de expertos

6 min. lectura

Publicado: 19/10/2017 20:00

A los europeos nos ha estallado un problema en la cara: la elevada contaminación ambiental provocada por los motores diésel. La tecnología por la que más se apostó para reducir las emisiones de CO2 -y las importaciones de petróleo- ha envenenado los cielos europeos pese a los estándares anticontaminación.

Como el número de vehículos diésel ha ido aumentando y los contaminantes que salen por los escapes están muy lejos -baja conformidad- de lo que deberían emitir según los papeles, las grandes ciudades tienen un aire de mala calidad. Los óxidos de nitrógeno (NOx), aerosoles y partículas campan a sus anchas, provocando enfermedades y muertes prematuras.

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Para el futuro el motor diésel ya no será una tecnología tan apoyada desde Europa. Pierde popularidad, y las nuevas normativas (Euro 6c, WLTP y RDE) van a hacer que sean más difíciles de amortizar. Si a eso le sumamos la creciente lista de restricciones para circular y futuros impedimentos para matricular, tenemos la tormenta perfecta.

Varios fabricantes han anunciado que en sus gamas habrá muchos más híbridos, híbridos enchufables y eléctricos

La industria europea no tiene que perder tiempo en hacer motores diésel que resistan las nuevas normativas con un coste razonable, más bien tiene que centrarse en la electromovilidad con eléctricos e híbridos enchufables. Es la recomendación de un estudio para la Comisión Europea que se publicó ayer.

El grupo de trabajo GEAR aglutina a representantes de la industria del automóvil, el sector servicios, consumidores, técnicos en seguridad vial y de protección ambiental. En su último informe da recomendaciones para afrontar la transformación que se avecina, para llegar en una buena posición en 2030.

China es el futuro líder en electromovilidad y obligará a que se venda un mínimo del 10% en de VE

Cierto, es una fecha lejana, pero para entonces la industria del automóvil habrá cambiado muy profundamente. Torres más altas han caído, y podemos citar Kodak, Pan Am, General Motors (rescatada por EEUU y Canadá), Nokia o Enron. Una gran empresa no se libra de caer, es más, hace mucho más ruido cuando se derrumba.

Marcas como LYNK & CO cuestionan el modelo tradicional de vehículo en propiedad y ofrecerá alternativas para consumidores más abiertos a ellas

Para sobrevivir a ese horizonte hay que tener en cuenta que el desarrollo del coche eléctrico se va a acelerar con o sin los europeos, y conviene retener al capital humano en el continente, así como la producción. El automóvil emplea a 12 millones de europeos y es uno de los principales "culpables" del saldo exportador positivo de la UE (el 53% lo hace Alemania sola).

Falta una armonización europea para respaldar a los coches eléctricos, empezando por el tema fiscal. Mientras tanto países y ayuntamientos por su cuenta marcan líneas rojas acerca de la posibilidad de circular o matricular vehículos de combustión interna durante los próximos 13-23 años.

Las preferencias de los consumidores cambiarán en consecuencia

Por otro lado la nueva generación de automovilistas tienden a tener menos vehículos en régimen de propiedad, mientras crecen tendencias como los coches conectados, compartidos y autónomos (o todo a la vez). El paradigma de que cada familia europea tenga un coche se va alejando con el viento de la Historia.

Los coches eléctricos serán los últimos vehículos en ser expulsados de los centros de las principales urbes europeas

Parte de la salvación vendrá de la creciente clase media china e india, que demanda muchos coches, pero no será tan fácil hacerse con un trozo grande del pastel. Desde la crisis los fabricantes europeos han pasado de dominar la tercera parte del mercado mundial a la cuarta parte. EEUU, Corea del Sur, Japón y China están ganando terreno.

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Es posible que haya que contrarrestar una guerra comercial con China poniendo tantas pegas a sus coches como tienen los chinos con los que salen de Europa, pues se fuerza a fabricarlos allí para esquivar aranceles. A nadie se le escapa que los fabricantes chinos no han renunciado a penetrar en Europa con un producto más acorde con nuestras preferencias.

Europa está pendiente de definir los estándares de emisiones para la próxima década, así como planes de estímulo para los vehículos enchufables a todos los niveles: adquisición, fabricación, i+D+i, etc. Si Europa toma las decisiones apropiadas, podrá aguantar mínimo una década y pico. En 2030 el presente año se verá como algo realmente lejano.

Fuente: Comisión Europea

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