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FCA, Ford y General Motors visitaron la Casa Blanca

Los tres principales fabricantes estadounidenses se reunieron con el presidente Donald Trump para hablar sobre automóvil y empleo en Estados Unidos. La última vez que pasó esto fue cuando Chrysler, Ford y General Motors acudieron a pedir un rescate a Bush a finales de 2008.

9 min. lectura

Publicado: 30/01/2017 20:00

Los CEO Fields, Marchionne y Barra se reunieron con el nuevo Gobierno de Estados Unidos en la Sala Roosevelt de la Casa Blanca

El nuevo inquilino de la Casa Blanca está obsesionado con el "America First" y viejas creencias proteccionistas. Según su punto de vista, Estados Unidos debería centrarse en su producción nacional y no mandar el dinero al exterior, lo cual tiene su lógica. Sin embargo, el señor Trump en ideología económica se ha quedado un poco anticuado, algo así como 200 años.

El mundo actual está globalizado, pero Trump tiene su propia visión. Cree que si levanta fronteras comerciales con sus vecinos (especialmente Méjico) y chantajea a los fabricantes de automóviles, las antiguas fábricas industriales de su país tendrán el esplendor que tenían antes. La idea es buena solo en su planteamiento, pero en su nudo deja de serlo.

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La semana pasada Trump estuvo con grandes empresarios del automóvil, incluyendo a Elon Musk (Tesla), pero el protagonismo lo acaparó la tríada de productores nacionales: Fiat Chrysler Automobiles, General Motors y Ford Motor Company. El tono se rebajó mucho respecto a los inquietantes tuits con los que el entonces candidato amenazaba a estas grandes empresas. Fue más cordial, como queriendo tender puentes.

Promesa cumplida, Estados Unidos se ha retirado de la firma del acuerdo comercial del Pacífico, que no había entrado en vigor

Algunos analistas consideran que se han hecho las paces

Trump no quiere que la industria del automóvil siga invirtiendo al otro lado de la frontera, y además de haber amenazado con gravar fuertemente los vehículos de producción extranjera, también ofrece su lado más amable: ponérselo fácil a las empresas para que no tengan que irse fuera.

¿Y por qué se ha deslocalizado producción de Estados Unidos? Por un lado están los costes laborales, un empleado sindicado en la poderosa UAW cobra siete veces más que un mejicano y goza de más beneficios laborales, pensión, etc. Cuando un país consigue muchas conquistas laborales se vuelve menos atractivo frente a un país que no está tan avanzado en ese sentido.

Por otro lado, para fabricar coches de precio más bajo, Méjico sale a cuenta porque los coches van y vienen a través de la frontera sin impuestos en virtud del TLCAN, ese tratado del que Trump se quiere apear. Ya se ha cancelado la firma del Tratado Trans Pacífico (TPP), que habría animado mucho el comercio entre Australia, Japón, EEUU y varias naciones latinoamericanas. Era una promesa electoral y la cumplió. Mark Fields, CEO de Ford, alabó esa decisión, pero que EEUU se retire del TLCAN seguro que no le hace tanta gracia.

Trump puede poner más facilidades a los productores afincados en EEUU: puede reducir los impuestos, entorpecer la labor de los sindicatos, aflojar normativas (como las que emite la Agencia de Protección del Medio Ambiente o EPA), incentivos fiscales de otro tipo, etc. En otras palabras, Trump tendría que conceder a la industria viejas peticiones para aumentar su competitividad.

De momento Ford ha reculado en la decisión de invertir 1.600 millones de dólares en otra planta de Méjico y se ha anunciado una inversión de 700 millones de dólares dentro de suelo estadounidense. General Motors y FCA no han anunciado cambios en sus políticas. Lo que sí que no parece muy viable es que se funden fábricas nuevas en EEUU, cosa que no ocurre desde el año 2006. El exceso de capacidad fue uno de los pecados del Big Three antes de 2008.

Y los nuevos ejecutivos no quieren repetir los errores del pasado, recordemos que tanto GM como Chrysler (ahora FCA) necesitaron miles de millones de dólares de dinero público para reestructurarse, y una parte significativa de ese dinero se ha perdido. Antes de fundar fábricas nuevas se tendrá que maximizar el uso de las plantas existentes, y si el Gobierno coopera, eso será más sencillo.

En campaña Donald Trump prometió muchas cosas, lo preocupante es que las está cumpliendo

Donald Trump no aclaró mucho a los fabricantes cuáles van a ser las políticas que piensa desarrollar para lograr más producción en suelo estadounidense. Aún queda pendiente saber qué va a ocurrir con el TLCAN, porque como EEUU se retire del acuerdo va a hacer mucho daño a estos fabricantes, y también al consumidor estadounidense por la elevación artificial de los precios.

El presidente puede lograr que se evite más inversión en Méjico y que, en lo sucesivo, se apueste más por la producción doméstica. Para ello tendrá que atender las demandas de la industria. Si no quiere saltarse la ley, o pone aranceles a ningún fabricante o a todos, porque no se puede poner un arancel a uno concreto. Los trabajadores de EEUU pueden salir perdiendo como haya mucha desregulación, y eso forma parte del credo del Partido Republicano.

Los líderes del Big Three salieron satisfechos de esta toma de contacto con Donald Trump, solo queda que se concreten las nuevas políticas, si se va a abandonar el TLCAN o no, y qué consecuencias va a tener. Posiblemente ya no haya más bravuconadas en Twitter por parte del señor Trump, al menos contra la industria del automóvil.

¿Qué dijeron los líderes del Big Three de Detroit?

"Aprecio el enfoque del Presidente de hacer de los Estados Unidos un gran lugar para hacer negocios. Esperamos trabajar con el Presidente Trump y con los miembros del Congreso para fortalecer la manufactura estadounidense." - Sergio Marchionne (FCA)

"Tuvimos uno amplio y muy constructivo debate acerca de cómo podemos trabajar juntos en políticas que den apoyo a una economía e industria del automóvil fuerte y competitiva, una que apoye el medio ambiente y la seguridad. Estados Unidos es nuestro mercado materno y estamos ansiosos de llegar a acuerdos para potenciar la manufactura del país. Todos queremos una base productiva sólida que es competitiva globalmente y eso genera empleos. Es bueno para nuestros empleados, nuestros distribuidores, nuestros proveedores y nuestros clientes." - Mary Barra (General Motors)

"Saliendo de la reunión de hoy, supe que me iba con mucha confianza en que el presidente es muy, muy creíble en hacer que la economía de EEUU sea fuerte y tenga políticas -impuestos, regulación o comercio- para ir en esa dirección. [...] Así que es una reunión muy, muy positiva." - Mark Fields (Ford)

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