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Mercedes y AMG pierden la batalla con los BMW M3 y M4, las costosas (e innecesarias) complicaciones que marcan la diferencia

Hasta las mejores marcas se equivocan. Mercedes ya se ha visto obligada a reconocer que se ha equivocado con su estrategia de coches eléctricos, y también con sus AMG C 63 y AMG CLE 63. Dos modelos adelantados a su tiempo, que los clientes sí han entendido perfectamente y que han dejado claro que no quieren. Una partida que le ha ganado BMW clarísimamente.

Mercedes y AMG pierden la batalla con los BMW M3 y M4, las costosas (e innecesarias) complicaciones que marcan la diferencia
Detalle del motor del Mercedes-AMG C 63 S E-Performance, una joya pero lejos de la realidad. - Mercedes

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Publicado: 27/05/2024 07:00

Miles de millones gastados para que los potenciales clientes del Mercedes-AMG C 63 hayan decidido dar la espalda a este modelo deportivo como nunca antes. La marca de la estrella no había vivido una sensación tan negativa con un modelo insigne en el mercado de los coches de altísimas prestaciones como la de ver cómo sus clientes se iban directos a los concesionarios de su eterno rival al saber que el rendimiento no era el adecuado a su categoría.

Tuvieron que ser los concesionarios los que transmitiesen a la marca que no recibían pedidos un mes tras otro, algo que debería de haber sabido Mercedes. Está claro que el precio no es su gran problema, ni tampoco de los clientes. a los que se les culpó de no entender el nuevo planteamiento técnico. Es cierto que reducir los límites de emisiones es clave, pero tanto el Clase C AMG como el CLE más salvaje podrían haberse concebidos de otra forma.

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BMW le ha ganado la partida, primero demostrando que a los M3 y M4 les basta la tecnología MHEV para reducir el consumo de combustible y las emisiones instalándose en el motor de seis cilindros en línea y 3.0 litros biturbo consiguiendo hasta 550 CV de potencia. Pero estaba claro que Mercedes tenía que estar por encima y sus 680 CV son la prueba y el problema.

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Porque si los clientes quieren un híbrido enchufable, buscan no sólo prestaciones, sino economía, y 100 kilómetros de autonomía en un deportivo de 700 CV con un consumo de risa es un lujo. Todo lo contrario que el planteamiento de Mercedes que, además, es erróneo en términos de rendimiento. Pensar que los 680 CV casi nunca saldrán a relucir más que con un piloto profesional a bordo y dosificar el más alto rendimiento por espacio de segundos, no sirve de nada al que le gusta irse a un circuito.

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Los 120 CV de la batería, más los 204 CV del motor eléctrico y los 476 CV del bloque de cuatro cilindros y 2.0 litros, con sus turbos eléctricos, es una maravilla de la tecnología y de la ingeniería. Eso es una realidad, pero no es lo mismo que un motor de combustión V8 y un motor eléctrico. Está claro que no siempre se gana, y esta vez Mercedes se ha visto tan superada que ha decidido volver al motor V8, al menos en el CLE más salvaje.

Esta guerra la han ganado los bávaros, pero falta un contrincante: Porsche. Su tecnología T-HEV sigue el mismo principio que los de Stuttgart, aunque no es enchufable. Seguro, aquí no habrá problemas de comprensión de los clientes. Saben a lo que se exponen y la marca tiene el suficiente caché como para superar a sus rivales de un plumazo.

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