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¿Tiene sentido una MINI no-británica?

  • BMW está pensando dónde se va a producir el MINI eléctrico, Reino Unido no es la primera opción
  • La incertidumbre que provoca el "Brexit" se lleva mal con decisiones empresariales a largo plazo
  • Las ubicaciones alternativas son Alemania y Holanda

6 min. lectura

Publicado: 27/02/2017 21:00

MINI es una marca genuinamente británica, aunque desde finales de los años 90 tiene mucho ADN alemán de BMW. Bajo la gestión de la marca muniquesa, MINI ha alcanzado récords de ventas, notoriedad y prestigio. Estos coches Premium derivaron de un humilde utilitario de los años 50, diseñado por el gran Sir Alec Issigonis.

La gama alcanzó su cénit en variedad con la generación anterior, y ahora se ha racionalizado, desapareciendo algunas carrocerías. No obstante, la variedad de motores va a ser superior, porque se podrá elegir gasolina, diésel, híbrido enchufable y 100% eléctrico a medio plazo.

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En la generación anterior hubo un modelo 100% eléctrico, el MINI E, que se utilizó como demostrador tecnológico y para pruebas, casi medio millar de ejemplares. Ninguno se vendió, solo se alquilaban, y prácticamente todos han acabado en el desguace. Sí, esto recuerda mucho al destino del GM EV-1 y otros eléctricos que fueron retirados de circulación.

Para el próximo MINI eléctrico, el planteamiento es muy diferente: caerá en manos privadas, como cualquier otro MINI, y no acabará en una trituradora hasta el final de su vida útil. BMW no ha anunciado aún dónde va a fabricarse, porque la decisión aún no se ha tomado. MINI cuenta con tres centros de producción en Reino Unido: Swindon, Hams Hall y Oxford.

Llegará en 2019

Lo lógico habría sido producirlo en Reino Unido, pero el "Brexit" ha complicado mucho las cosas. No existe ninguna garantía de que el país-archipiélago se mantenga en el mercado común europeo, lo cual incrementará los precios un 10% por aranceles de importación y encarecerá los componentes que vengan del continente.

Por eso BMW está barajando otros emplazamientos, de acuerdo a una información que adelantó ayer Handelsblatt. Según chivatazos internos, las alternativas son Leipzig y Regensburg en Alemania, o encargar el trabajo a Nedcar en Holanda. No obstante, BMW espera que Reino Unido y la UE dispongan de un tratado comercial aunque se consuma la salida de la Unión Europea (que será lo más probable).

Oxford produce la gama MINI de BMW desde 2001

A largo plazo se abre el debate de qué hacer con MINI, ¿debe permanecer en el Reino Unido contra viento y marea, o cabe la posibilidad de sacar producción del país para que siga estando dentro de la Unión Europea? Si hay una cosa que detesta la industria automovilística es la inestabilidad y los problemas.

Todavía ningún fabricante afincado en Reino Unido ha dicho que vaya a abandonar el país, pero sí han dejado caer que replantearán sus inversiones en función de en cuál esa el estatus político y económico de un Reino Unido que vuelve a hacer las cosas únicamente a su manera.

Si nos ponemos en el peor caso, BMW se puede plantear mover parte o la totalidad de la producción de MINI a otros lugares. La totalidad no tiene demasiado sentido, porque hay una demanda interna a satisfacer, pero existe un riesgo de deslocalización que puede salir muy caro al Reino Unido.

A finales de año conoceremos la ubicación para el MINI eléctrico. Para entonces, si el Gobierno de Theresa May cumple con lo que dice, ya se habrá puesto la sexta velocidad del proceso de ruptura. Si no hay un tratado comercial a la vista -que en ningún caso será tan ventajoso como el actual- las opciones de Reino Unido son escasas para el eléctrico.

En otra época podríamos hablar de un volumen de coches muy pequeño, pero las ventas de coches eléctricos están progresando velozmente en algunos mercados, y pueden ser decenas de miles de unidades al año. No solo es cuestión de volumen, sino de empleo altamente cualificado y que este tenga libertad para moverse (también está eso amenazado por el "Brexit").

BMW fundamentará su decisión también teniendo en cuenta ese detalle, el contar con una mano de obra especializada (ahí Alemania tiene las de ganar) o un parque de proveedores adecuado. También ganan las opciones continentales en ese sentido, aunque no hay que olvidar que el Nissan Leaf se produce en el Reino Unido.

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