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Pontiac GTO: el primer muscle car de la historia y el primero de la nueva era

Antes de la llegada de los exitosos Ford Mustang y Chevrolet Camaro neo retro de quinta generación, Pontiac se adelantaba reeditando uno de los nombres míticos de la época dorada del automovilismo norteamericano, el Pontiac GTO, el primer muscle car de la historia.

Pontiac GTO: el primer muscle car de la historia y el primero de la nueva era

9 min. lectura

Publicado: 18/06/2016 11:00

Pontiac GTO modelo 2004, reconocible por la falta de las entradas de aire del capó.

La quinta generación de los Chevrolet Camaro y Ford Mustang no fueron los únicos modelos que apelaron a su histórico legado a mediados de la década pasada, rescatando las formas de los modelos originales de los sesenta y en el caso de Chevrolet, resucitando un modelo que había sido eliminado cuatro años antes.

La corriente neo retro nacida a finales de los noventa auspiciaba la llegada de modelos cuya silueta y rasgos estaban inspirados en sus ancestros históricos e incluso derivaba en la reedición de algunos modelos míticos, como es el caso del Ford GT de 2005.

Sin embargo, a pesar de que las anteriores generaciones tanto del Camaro como del Mustang fueron un éxito rotundo, no fueron los únicos protagonistas de su segmento en los Estados Unidos, ya que en 2004 y a la misma vez que el Mustang, volvía a la vida el Pontiac GTO, 30 años después de que desaparecieran esas siglas del mercado.

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Pontiac GTO primera generación, ya equipado con el doble faro situado verticalmente, al contrario que el GTO de 1964..

El Pontiac GTO es uno de los automóviles de culto en los Estados Unidos, no solo es uno de los muscle car más destacados, para muchos especialistas fue el primer muscle car de la historia. En el mercado desde 1964, gozó de tres generaciones hasta que la Crisis del petróleo de 1973 provocaba la caída de no pocos modelos en los Estados Unidos, dando fin a la época dorada del motor estadounidense. Desaparecido en 1974 tras un solo año de comercialización de la tercera generación debido a las bajas cifras de venta, que no justificaban esta opción potenciada, el GTO pasaba a formar parte de la historia destacada de la marca.

Al igual que su antecesor de 1964, la última generación del GTO también se adelantaba en parte a sus rivales, ya que no solo era lanzado en 2004, adelantando al Camaro 2009 y al Challenger 2008, sino que en 1999 Pontiac presentaba el GTO Concept, rescatando tanto el nombre como las líneas de la segunda generación, así como ciertos detalles característicos del modelo, como el color anaranjado Carousel Red que popularizó el GTO ‘The Judge” de 1969. Sin embargo, ese proyecto no prosperaba e incluso General Motors eliminaba poco después el Camaro, que estaba basado en la misma plataforma F en la que hubiera estado basado un hipotético modelo de producción sobre el aclamado prototipo de Pontiac.

Sin embargo, un artículo en una revista publicada en el año 2000 era el germen que lograba rescatar del olvido al GTO unos pocos años después, en plena fiebre SUV en General Motors.

Pontiac GTO concept 1999, un prototipo bien acogido pero que no lograba salir del departamento de diseño.

Bob Lutz, siendo entonces el CEO de GM, tras leer una prueba del Holden Commodore SS tuvo la idea de importar a los Estados Unidos las versiones de ocho cilindros de esta división australiana. Estos, eran derivados a su vez de la última generación del Opel Omega de tracción trasera que también fue comercializado como Cadillac Catera, y que en sus versiones más potentes eran motorizados por motores V8 small block de la familia LS de General Motors.

Tras no pocos esfuerzos, que duraron años, Lutz lograba convencer a la junta directiva de su idea y el resultado era la importación completa de la versión coupé de dos puertas del Commodore, el Holden Monaro, que era fabricado en Australia con los emblemas de Pontiac y la célebre denominación GTO.

En el mercado tan solo de 2004 a 2006, el GTO contaba inicialmente con el mismo bloque V8 LS1 de 5.7 litros que montaba el Corvette en ese momento, con 353 CV. Aunque las versiones de 2005 y 2006 recibieron el V8 LS2 de 6.0 litros que elevaba la potencia hasta los 408 CV. Las transmisiones disponibles eran una manual de seis velocidades y una automática de 4 relaciones. Mayormente contaba con todas las características del Monaro, salvo un frontal específico con la calandra dividida típica de la marca así como un nuevo sistema de escape para imitar el sonido del GTO original y ligeras modificaciones del bastidor para poder pasar las normativas de choque en los Estados Unidos.

Interior muy cómodo y espacioso incluso para 4 adultos.

Un dólar australiano fortalecido en ese momento provocaba que de un precio planificado inicialmente de 25.000 dólares, finalmente fuera comercializado a 34.000, lo que unido al retraso de su lanzamiento, con un diseño que llevaba desvelado desde 2001 y que precisamente no seguía la corriente neo retro tan en boga en ese momento, fueron a la postre los detonantes de una mala aceptación del mercado, que en ese momento acogía con los brazos abiertos modelos como el Chrysler 300C o la quinta generación del Mustang.

Durante 2006 y tras leves cambios en sus dos últimos años, Pontiac anunciaba la desaparición del modelo alegando un problema de homologación de los airbags para el siguiente model year. Siendo eliminado de la gama Pontiac, que poco tiempo después y debido a la gran crisis financiera de 2008 también desaparecía junto a otras marcas de General Motors.

Durante esos pocos años que estuvo en el mercado, su mayor rival fue precisamente el Ford Mustang GT, que con un V8 de 4.6 litros de 300 caballos y transmisión manual de 5 velocidades costaba unos 5.000 dólares menos. Esto era debido a un bastidor más simple en el caso del Mustang, que contaba con eje rígido trasero en contra de las más modernas especificaciones del GTO.

Versión 2006 distinguible por los grupos ópticos oscurecidos, el último Pontiac GTO de la historia.

A pesar de la aparente diferencia técnica entre ambos, el GTO no era claramente superior a su más directo rival, compartiendo incluso el mismo tiempo para realizar el cuarto de milla, 13.5 segundos con una velocidad máxima de 165 km/h en el caso del Mustang y de 175 km/h en la del GTO.

Su procedencia australiana, sumada a una estética considerada demasiado simplista para un modelo que portaba las míticas siglas GTO, además del precio y un bastidor más propio de un modelo europeo que norteamericano, propiciaron que los clientes se decantaran por otros modelos de la reciente hornada de modelos neo retro, como el propio Mustang o el Dodge Charger, condenando al modelo, a pesar de haber tenido la oportunidad de haber llegado al mercado mucho antes que sus rivales directos.

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