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La prohibición del coche de combustión en Europa ha provocado una guerra, y Volvo acaba de lanzar un ataque directo

La batalla por el futuro del automóvil en Europa se intensifica. Mientras Volvo y otras empresas presionan para mantener la prohibición de coches de combustión en 2035, gigantes como Volkswagen y Stellantis vacilan ante el desafío de la electrificación masiva.

La prohibición del coche de combustión en Europa ha provocado una guerra, y Volvo acaba de lanzar un ataque directo
Volvo tiene muy claro que retrasar la prohibición de 2035 sería un tremendo error.

7 min. lectura

Publicado: 02/10/2024 17:00

La industria automotriz europea se encuentra en plena tormenta. La Unión Europea ha aprobado una prohibición histórica que detendrá la venta de nuevos automóviles con motores de combustión a partir de 2035.

Pero mientras algunos fabricantes respaldan con firmeza esta decisión, otros se mantienen en silencio o incluso buscan modificar los plazos.

En medio de esta controversia, Volvo ha decidido tomar una posición clara y ha lanzado un ataque directo a favor de la electrificación, lo que ha intensificado un conflicto que va mucho más allá de la simple tecnología.

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El ritmo de la transición no depende únicamente de las políticas gubernamentales, sino también de la disposición de los consumidores

El frente proelectrificación: Volvo y aliados presionan a la UE

Si bien Volvo anunció recientemente que se veía obligada a revisar su agresiva estrategia de electrificación, ha sido una de las marcas más vocales en su apoyo a la transición hacia los vehículos eléctricos.

El fabricante sueco, junto con hasta 50 empresas industriales, entre las que destacan Rivian, Uber, IKEA e Iberdrola, ha instado a la Unión Europea a no dar marcha atrás en su plan de detener las ventas de coches de combustión en 2035.

Según estas compañías, el sector necesita certidumbre para seguir invirtiendo y poder cumplir con los ambiciosos objetivos climáticos del bloque.

Jim Rowan, CEO de Volvo, lo dejó claro: «La electrificación es la acción más importante que nuestra industria puede tomar para reducir su huella de carbono».

En opinión de Rowan, el objetivo de 2035 es crucial para garantizar que toda la cadena de valor esté alineada en la transición hacia la movilidad sostenible y asegurar la competitividad de Europa en un contexto global.

Rivian también se ha posicionado junto a Volvo.

Los gigantes europeos guardan silencio

Sin embargo, no todos los fabricantes de automóviles europeos están tan convencidos. Grandes marcas como Volkswagen, Stellantis y BMW han evitado sumarse a la declaración de apoyo a la prohibición de la UE.

Este silencio ha sido interpretado como una señal de duda, especialmente en un momento en que la industria automotriz debe afrontar a una desaceleración en las ventas de vehículos eléctricos.

El Grupo Volkswagen, por ejemplo, ha dejado entrever que podría cerrar fábricas debido a la baja demanda de automóviles eléctricos en Europa.

A esto se suman las advertencias del lobby automotriz ACEA, que ha resaltado los riesgos de multas multimillonarias si los fabricantes no cumplen con los estrictos objetivos de reducción de emisiones de carbono para 2025.

Un giro en la estrategia de Volvo

A pesar de su apoyo a la electrificación, incluso Volvo ha tenido que ajustar sus ambiciones. La marca sueca, que había anunciado planes para vender sólo vehículos totalmente eléctricos a finales de esta década, ha reconocido que la demanda no está respondiendo como esperaban.

«La transición completa a la electricidad llevará tiempo», admitió Rowan, indicando que seguirán invirtiendo en híbridos enchufables y mild hybrid (MHEV) debido a su popularidad entre los consumidores.

Este cambio estratégico subraya una realidad clave: el ritmo de la transición no depende únicamente de las políticas gubernamentales, sino también de la disposición de los consumidores. Aunque las normativas europeas intentan acelerar el cambio, el mercado sigue mostrando signos de resistencia.

Italia y la resistencia a la prohibición

Italia ha sido uno de los países más críticos con la política de la UE, argumentando que es demasiado radical y no tiene en cuenta las condiciones reales del mercado.

La primera ministra Giorgia Meloni ha calificado la prohibición de «autodestructiva», y su gobierno ha solicitado adelantar la revisión del plan prevista para 2026 a principios de 2024. Además, propone una exención para los biocombustibles, que permitiría una transición más gradual.

La posición de Italia refleja un sentimiento creciente entre ciertos sectores de la industria y algunos gobiernos, que consideran que la normativa debe ser más flexible y realista, especialmente en un contexto de desaceleración económica.

Además de las tensiones internas en Europa, otro desafío significativo proviene del exterior: China. El gigante asiático se ha convertido en líder en la producción de vehículos eléctricos a precios competitivos, especialmente en el segmento de automóviles de gran volumen de ventas.

Los defensores de la prohibición de los motores de combustión advierten que Europa se está quedando atrás, lo que podría poner en riesgo la competitividad de su industria automotriz.

El presidente ejecutivo de Volkswagen, Oliver Blume, ya ha alertado sobre la creciente competencia de los fabricantes chinos, quienes están ganando terreno en un mercado europeo donde las ventas de vehículos eléctricos se enfrían. Las fábricas alemanas, antaño símbolos del poderío industrial del continente, ahora corren el riesgo de cerrarse.

Fuente: Europe Autonews

David Plaza

La opinión de David Plaza

A medida que las tensiones aumentan, una pregunta empieza a resonar con más fuerza: ¿se está equivocando Europa en su estrategia?

Si bien la transición hacia el coche eléctrico parece inevitable, muchos consideramos que la UE no está acompañando adecuadamente esta prohibición con las medidas necesarias para proteger su industria.

Y, mientras China y Estados Unidos avanzan en la producción y tecnología, Europa parece estar perdiendo fuerza y corre serio peligro como potencia industrial a nivel mundial.

Personalmente creo, y no soy el único, creo que la clave para resolver esta ‘guerra’ interna pasar por encontrar un equilibrio entre las ambiciones climáticas y las realidades del mercado.

Los próximos años serán cruciales para determinar si Europa puede mantener su liderazgo en la industria automotriz o si, como algunos temen, se verá superada por sus competidores.

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