Prueba Audi A3 Sedán 35 TFSI, larga vida a los tres volúmenes
El sector está cada vez más enfocado en dos rutas que circulan paralelas: carrocerías SUV y electrificación. Pero, ¿qué sucede cuando te saltas uno de estos senderos (o los dos)? Pues que salen productos tan buenos y recomendables como el Audi A3 Sedán, un modelo que demuestra el valor que siguen teniendo las berlinas frente a otras alternativas.
Fueron muchos los que, hasta no hace muchos años, auguraban una caída mortal para las berlinas, hasta el punto de considerar a estos vehículos como alternativas casi prehistóricas. Lo «guay» es tener un SUV... o eso decían. Sin embargo, estas carrocerías de corte más clásico han demostrado seguir siendo la primera opción para un gran número de usuarios, lo que ha favorecido a que estos sigan siendo una realidad.
De forma paralela, hay que decir que la electrificación también ha favorecido en cierta parte que estos modelos tengan una esperanza de futuro, pues son coches más aerodinámicos y mejor asentados que cualquier SUV del mercado. Eso es indiscutible. No obstante, sigue existiendo un cierto público que apuesta más por el clasicismo: carrocería berlina de la mano de un motor de combustión «a la antigua». Y gracias a esto seguimos teniendo alternativas tan buenas como la que hemos podido probar: el Audi A3 Sedán.
El Audi A3 Sedán por fuera
Personalmente me declaro un fiel amante de las berlinas. Son, junto a los familiares, mis carrocerías favoritas. Lejos de esta puntualización totalmente personal hay que decir que el Audi A3 Sedán les ha que quedado a los alemanes como un producto simplemente espléndido en términos de diseño. Para mi gusto no hay un sólo «pero» que ponerle a su estética.
Esta, por supuesto, no es una carrocería nueva para los de Ingolstadt, pues la versión previa del A3 ya contaba con esta variante. Tanto es así que nosotros pudimos probarlo en cierta ocasión junto a su mecánica de carácter deportivo. En la ya presente renovación del modelo, Audi ha mantenido la mayoría de elementos estéticos, pero sí ha modificado otros, aunque eso sí, de forma muy leve.
El frontal cuenta ahora con un parachoques algo más afilado, aunque el verdadero cambio sustancial se encuentra en su generosa parrilla. En la variante de 2024 esta es un poco más ancha que en la anterior y el emblema de Audi se solapa entre esta y el principio del capó. También incluye una decoración interior novedosa. Sus faros han sido reformados en su firma lumínica, incluyendo ahora una distribución nueva y personalizable. En la trasera el cambio más relevante es su bajo parachoques (el diseño de este dependerá del acabado escogido) y la firma lumínica de sus grupos ópticos.
El perfil del modelo es prácticamente el mismo, pues el único cambio de relevancia son los nuevos diseños para sus llantas de entre 17 y 19 pulgadas. Para la carrocería Audi ofrece un total de nueve tonalidades con la que poder decorarla. Recordemos que el Audi A3 Sedán cuenta con las siguientes medidas: 4.504 mm de longitud, 1.816 mm de anchura y 1.391 mm de altura.
Un interior sobrio pero lógico y bien acabado
En el interior, el Audi A3 (en cualquiera de sus carrocerías) vuelve a apostar por la lógica en su distribución. Todo está bien situado y con una formación que favorece su uso. La compañía ha instalado una doble pantalla sobre el salpicadero, una de instrumentación digital con 10,25 pulgadas y una central de infoentretenimiento con 10,1 pulgadas. Son medidas lógicas para cualquier uso cotidiano, nada de enormes pantallas que pueden distraer más de lo que aportan. Y sobre todo: tiene numerosos botones físicos. Gracias, Audi.
La compañía también ha modificado levemente el diseño del volante, aunque este irá, en parte, de la mano del acabado escogido, ya sea más o menos deportivo. De igual forma han replanteado la consola central, insertando un nuevo selector de marchas. No obstante, hay que dar un pequeño tirón de orejas a Audi, pues sigue insertando el tedioso negro piano en zonas muy susceptibles a la suciedad y a los arañazos.
En el resto de apartados todo es más que notable. El módulo de climatización permanece independiente de la pantalla y con botones físicos. Bien. Los asientos tendrán un diseño u otro dependiendo del acabado. Los nuestros eran deportivos, pues la unidad que hemos probado incorporaba el pack S-Line.
En términos de espacio, el Audi A3 Sedán no cuenta con una habitabilidad exagerada en las plazas traseras, sino más bien correcta. Personas de hasta 1,85 metros de estatura podrán viajar cómodamente en estas plazas. Además cuenta con unas salidas de aireación, unas tomas USB-C en las que cargar dispositivos, así como un reposabrazos central.
Por último, mirando su hueco de carga, el Audi A3 Sedán ofrece un volumen de 425 litros, 45 litros más que la variante de carrocería compacta (Sportback). El maletero es bastante profundo, pero con poca altura, así como su boca de carga también es bastante escueta. Estos hechos pueden limitar el transporte de objetos más grandes. La segunda fila de asientos se puede abatir para lograr una profundidad mucho más generosa.
Mecánica y precios del Audi A3 Sedán
La nueva versión del Audi A3 Sedán ofrece alternativas diésel o gasolina junto a un apoyo eléctrico mediante sistema Mild-Hybrid. En el catálogo del modelo se ofrecen cuatro alternativas de gasolina (30 TFSI de 116 CV, 35 TFSI de 150 CV, S3 de 333 CV y RS 3 de 400 CV) y dos diésel (30 TDI de 116 CV y 35 TDI de 150 CV). Más adelante llegarán también alternativas híbridas enchufables de hasta 272 CV y 143 km de autonomía eléctrica.
El Audi A3 Sedán parte en España desde 33.890 euros, junto al acabado Advanced y la mecánica 30 TFSI de 116 CV y cambio manual de 6 relaciones. Para acceder a la versión que hoy probamos aquí (35 TFSI con cambio S Tronic) habrá que subir el presupuesto inicial hasta los 40.310 euros. La opción diésel de acceso parte desde 36.030 euros.
Como ya hemos mencionado, nuestro modelo de pruebas equipa el motor 35 TFSI con 150 CV y cambio automático S Tronic. Esta alternativa ofrece un pequeño aporte eléctrico, lo cual dota al conjunto de la ansiada etiqueta ECO de la DGT y la posibilidad de reducir notablemente el consumo medio en ciertas circunstancias.
Prueba del Audi A3 Sedán 35 TFSI
Esta no es la primera vez que podemos poner a prueba un A3 Sedán, pues en su versión anterior pudimos hacerlo sobre la mecánica S3, así como la RS 3 durante un evento celebrado por la marca. Sin embargo, personalmente no había podido echar mano de una motorización más «lógica», algo de lo que tenía especial gana de hacer y más aún con la alternativa que hoy nos ocupa, pues es posiblemente la más recomendable del catálogo para la mayoría de usuarios.
El Audi A3 Sedán sigue mostrando ese carácter o enfoque deportivo que en las variantes más prestacionales, aunque en este caso todo está mucho más pensado para el día a día. La posición de conducción es igual que en sus hermanos, el asiento puede llegar a bajar bastante, al igual que la altura del volante. Esto da como resultado una sensación bastante pasional, aunque bien es cierto que no es un coche enfocado especialmente en ello.
El Audi A3 Sedán me gusta mucho precisamente porque todo cae a la mano en el interior. No hay que estirar demasiado el brazo para poder manejar la pantalla central, así como otros controles de confort, como la climatización. Además, todo lo que se toca cuenta con un tacto realmente bueno, incluyendo la pulsación de los botones.
Pero lo que más salta a la vista nada más conducir este coche durante unos kilómetros es su interés por el confort de sus ocupantes. Aunque nuestra unidad no contaba con la suspensión adaptativa, que puede regular su dureza, la que se incluye de serie cuenta con un tarado más que correcto para la mayoría de situaciones. Esta es bastante cómoda, pero sin llegar a ser blanda, lo que repercutiría en un balanceo mayor en zonas de curvas. Más bien cumple con todos los propósitos a los que se le enfrente de forma sobresaliente.
Por otro lado, el tarado de la dirección sí puede variar según los modos de conducción escogidos, siendo el Comfort el más suave y el Dynamic el más rígido. No obstante, en ninguno de los dos casos llegará a ser incómodo, sino que siempre se mantendrá dentro de un margen de dureza razonable y que transmite muy bien todo lo que sucede más allá del aro del volante.
La respuesta del motor y caja de cambios también será algo que variará según el modo de conducción. El más recomendable siempre será el Comfort, pues ofrece eficiencia y comodidad sin llegar a los extremos de los modos Efficiency o Dynamic, donde todo es o más pausado o más acelerado, sin mucho término medio. Las marchas se podrán controlar también a través de las levas ubicadas tras el volante, las cuales funcionan realmente bien.
Para aquellos que se pregunten si los 150 CV que ofrece esta motorización son suficientes, lo cierto es que son más que de sobra para todo tipo de situaciones. Bien es cierto que no se puede esperar un comportamiento especialmente deportivo, con grandes aceleraciones, pero será más que suficiente para todo momento.
Por otro lado, esto también favorece a que la dinámica del Audi A3 Sedán sea casi perfecta. Nada de tirones o aceleraciones innecesarias. Todo tiende a ser bastante suave y fluido. Esto también salta a la vista cuando se circula a altas velocidades por autopista. En el momento de soltar el acelerador entrará en juego el sistema eléctrico Mild-Hybrid y mantendrá la velocidad del coche con el motor térmico desconectado. Ello detonará en una disminución importante en los consumos de combustible.
Y ya que abrimos el melón de los consumos, he de decir que el Audi A3 Sedán, nuevamente me ha vuelto a sorprender. Sus cifras son realmente buenas, pues en autopista puede llegar a presentar unos 5,2 litros a los 100 km de consumo medio, mientras que en vías urbanas esta cifra puede ascender hasta los 5,8 litros a los 100 km. En todo tipo de usos, durante la semana que duró la prueba, el modelo marcó una media de 5,5 litros a los 100 km. Realmente bueno.