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La paradoja del límite financiero o por qué la F1 de 2020 será la más cara de la historia

Con el nuevo reglamento en el horizonte, los equipos deben dividir esfuerzos entre dos proyectos bien distintos. La instauración del límite presupuestario añade más presión y, paradójicamente, podría otorgar una ventaja definitiva a los equipos con más recursos.

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Publicado: 06/11/2019 17:30

El nuevo monoplaza de 2021 pretende servir para igualar las prestaciones de los equipos de la parrilla.

La Fórmula 1 ha iniciado ya la cuenta atrás de una nueva era en la que los presupuestos serán controlados y los monoplazas volverán a basar su rendimiento en el efecto suelo, que durante tantos años ha estado prohibido.

Un concepto técnico muy distinto que obliga a los diseñadores a comenzar de cero, pero antes de que llegue el momento hay que solventar la última temporada del reglamento actual, que al menos dará continuidad a lo largo de 2020 a la legislación vigente.

Sobre el papel, nada nuevo que los equipos no hayan experimentado en el pasado, especialmente en 2009 o en 2013. Pero la adición de una legislación financiera por primera vez en la historia, obliga a los equipos a adentrarse en terreno desconocido y calcular con mucha precisión sus pasos y la distribución de recursos

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¿2020 o 2021?

Para la mayor parte de los equipos de la parrilla, dicha pregunta deberá ser resuelta más pronto que tarde a la hora de dar prioridad a una temporada sobre otra. Pueden optar por centrarse en ser competitivos el año que viene aprovechando la estabilidad reglamentaria y el coche de 2019 como base, o apostar por ser lo más competitivos posible en la nueva era.

Cada año, con la llegada del mes de septiembre, todos los equipos deciden cuántos recursos destinan al coche del año siguiente y cuántos se mantienen en la evolución del coche que compite en ese momento, pero esta vez la situación será distinta.

Algunos equipos podrán centrarse en 2021 más que otros.

La principal diferencia es que el límite presupuestario lo cambia todo, pues desde 2021 no se podrán gastar más de 175 millones de dólares (unos 158 millones de euros), lo que en la práctica supone casi el doble del presupuesto anual de Mercedes y Ferrari (recordemos que algunas partidas como el sueldo de los pilotos o la factura de los motores no se incluyen en el límite presupuestario). En cambio, más del 50% de la parrilla no llega ya a dicho límite, por lo que su modo de operar será, en esencia, similar.

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Ello crea de manera inevitable una desigualdad previa, pues los grandes equipos podrían tomar la decisión -y lo harán- de gastar en 2020 lo que no van a poder gastar en 2021 para llegar más preparados que el resto al inicio de la nueva era, pues habrán desarrollado un monoplaza desde cero con más dinero que sus oponentes.

Ya cuando el límite reglamentario entre en vigor con el inicio de la nueva temporada, deberán evolucionar en igualdad de condiciones, pero habrán comenzado dicha carrera varias casillas por delante y con un coche más avanzado que difícilmente podrá ser alcanzado.

Así lo cree Christian Horner, que abogaba por introducir el límite presupuestario en 2021 y retrasar el nuevo reglamento 12 meses para evitar dicho efecto. "2020 va a ser un año muy caro, tanto dentro como fuera de la pista”, dijo el director de Red Bull. “Todos vamos a estar muy ocupados con dos tipos de coche por el cambio de normativa. Creo que habría sido mejor retrasar los cambios hasta 2022, introduciendo primero el límite presupuestario".

De este modo, el presumible efecto equilibrador del límite presupuestario probablemente quedará en poco o nada, ya que los grandes equipos tomarán una ventaja que posteriormente será muy difícil de compensar. "Es irónico que tal vez vayamos a entrar en la temporada más emocionante, con pelea entre tres equipos, y a la siguiente todo vaya a cambiar", dijo Horner. ¿Seguro que va a cambiar?

Fotos: FIA | McLaren Racing

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