Son las versiones más deportivas de los dos nuevos eléctricos de la marca de los cuatro aros. Bautizadas con la letra "S" del primer nivel de la deportividad en Audi, la firma alemana explica la aerodinámica implantada para conseguir las mejores prestaciones pero sin reducir la eficiencia.
Los Audi e-tron S y e-tron S Sportback cuentan con un conjunto de soluciones especiales. Ambos comparten las grandes entradas de aire de los extremos del paragolpes delantero y dispuestas en vertical, que se encargan de canalizar el aire hacia los pasos de rueda y los laterales. Son novedad los arcos en los pasos de ruedas delanteros, más pronunciados y 23 milímetros más afuera que cuentan con una abertura especial.

Ésta se encarga de evitar los remolinos que se generan en los pasos de rueda. Entre otras soluciones, también ayudan a mejorar la eficiencia los soportes planos de las cámaras retrovisoras dispuestas en lugar de los espejos tradicionales, junto con el carenado de los bajos y, especialmente el de la zona trasera, donde se encuentra la batería.
Los técnicos de Audi han implementado una placa de aluminio con un fresado especial que recuerda a las bolas de golf, que hacen que el flujo de aire a alta velocidad sea más rápido, y a lo que también ayuda la suspensión neumática que baja la carrocería hasta 26 milímetros.
Audi también ha conseguido coeficientes aerodinámicos de récord en los dos modelos, con un Cx de 0,26x en el modelo con silueta de coupé y de 0,28x en el más familiar. Unos valores que permitirán sacar todas las prestaciones disponibles a los dos SUV equipados con tres motores eléctricos, dos en el eje trasero y uno en el delantero, que suman una potencia máxima de 370 kW, equivalentes a 503 CV, capaces de acelerar en 4,5 segundos hasta los 100 km/h.
