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Coches RarunosBerggren Future Car, memorias de África desde Suecia

El ingeniero y empresario sueco Sigvard Berggren tuvo una vida apasionante. Fue un gran defensor de los animales y el medio ambiente y en 1951 empezó a construir su propio coche con el que recorrer el continente africano y su naturaleza salvaje.

Berggren Future Car, memorias de África desde Suecia
El enorme automóvil diseñado por Berggren tenía 6,20 m de largo y 2,15 m de ancho

12 min. lectura

Publicado: 26/04/2020 10:00

El Berggren Future Car fue uno de los coches más rocambolescos de los años 50 y merece ser tratado en Coches Rarunos no sólo por la pieza automovilística en sí sino también por la increíble vida de su creador. Esta historia comienza en el municipio sueco de Borås, a donde Gustaf Sigvard Berggren se había desplazado en 1950 tras trabajar como técnico de LM Ericsson en su Estocolmo natal.

El ingeniero era un hombre polivalente, inquieto y comprometido. Pronto fue ganándose popularidad en la zona y en su personalidad destacaba ser vegetariano, una práctica que se veía con menos naturalidad que en la época actual, siendo especialmente entusiasta del zumo de zanahoria. Pero por encima de todo era un gran defensor de los animales. Ambas cosas marcaron sus pasos.

¿De qué manera Berggren se sumergió en el mundo del automóvil? Después de la Segunda Guerra Mundial poseer un coche era algo inalcanzable para muchos en Europa, también en Suecia. Fue una época en la que proliferaron las bicicletas con pequeños motores adaptados y microcoches realizados de manera rudimentaria. Sigvard Berggren era uno de aquellos que ansiaba tener un vehículo construido por sus propias manos pero sus necesidades no podían ser satisfechas con las mismas soluciones que valían para otros.

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Necesitaba otro tipo de vehículo porque él tenía un objetivo en mente: quería utilizarlo para viajar a África, el continente donde uno puede encontrar la fauna más exuberante del planeta. La empresa no era sencilla, desde luego, e implicaba tener un automóvil especialmente diseñado para realizar larguísimos trayectos.

En la primavera de 1951 conoció a Ragnar Björklund, dueño del taller de automóviles Borås Bilverkstad. No se sabe muy bien cómo empezó todo pero Berggren le contó a Björklund sus inquietudes y le mostró algunos bocetos de un coche que mas bien parecía un avión Douglas DC-3 sin alas.

Como las instalaciones del taller eran muy grandes el dueño no tuvo problema en ceder un pequeño espacio a Berggren para que trabajase en su proyecto. Además, como no podía hacerlo solo también contó con la ayuda del mecánico Henrik Neuman. Así arrancó la construcción de un vehículo que se bautizó simplemente como Future Car, el coche del futuro.

El conductor viajaba en solitario, separado del resto de pasajeros

La base era un Dodge de siete plazas de 1938 que había sido utilizado como taxi. A pesar de ser un modelo veterano el bastidor vendría de perlas pero el motor de seis cilindros y 60 CV se antojaba demasiado escaso de potencia para mover un coche que iba a tener unas dimensiones notables.

Por ese motivo se sustituyó por un motor V8 de Ford que pecaba de ser ruidoso pero proporcionaba una potencia de 100 CV. Se ubicó en la parte posterior del vehículo, justo por delante del eje trasero. Berggren y Neuman pensaron que con esa ubicación se conseguiría un mejor reparto de pesos.

La estructura de la carrocería se realizó con tubos de acero y se cubrieron con finos paneles de chapa que evidenciaban su forma de avión. El espectacular diseño tubular mostraba dos grandes aberturas de admisión laterales que eran realmente funcionales y servían como refrigeración del motor.

Al igual que el exterior, el puesto de conducción también estaba inspirado en los aviones

El Berggren Future Car era inmenso con sus 6,20 m de longitud y 2,15 m de anchura. La altura, sin embargo, era comedida cifrándose en 1,54 m. Con casi 2.000 kg en la báscula se consiguió mantener el peso dentro de lo razonable y aunque muchas publicaciones hacían referencia a que su velocidad máxima era de 202 km/h parece más que dudoso que pudiera acercarse a esa cifra. Daba igual, estaba pensado para viajar, no para correr.

El interior ofrecía una capacidad para siete ocupantes y el acceso se realizaba por sólo dos puertas laterales. La inspiración aeronáutica también era evidente en el puesto de conducción ya que el conductor se sentaba sólo en una posición casi central, justo por delante del eje delantero, y algunos de los controles se situaban en el techo.

Como la idea del coche era servir para viajes largos e incluso dormir dentro si hacía falta se configuró una especie de salón. Detrás del conductor podían acomodarse seis personas en un espacio con dos filas de asientos enfrentadas que se abatían para convertirse en dos camas. En este espacio también se colocaba una mesa ideal para tomarse un zumo de zanahoria y una pequeña cocina así que en cierto modo era una especie de autocaravana de aspecto extravagante.

En la parte central había un espacio con una pequeña cocina y sillones convertibles en camas

Presentado en 1952, el Future Car atrajo la atención mucho más allá de los límites de su ciudad, apareció en varias revistas y se exhibió tanto en Suecia como en el extranjero. Nadie había visto nada igual, parecía ciencia ficción. El sueco ya tenía vehículo para su aventura hasta el continente africano.

Su idea era financiar el viaje escribiendo diarios de viaje, realizando fotografías y filmaciones de la vida salvaje durante su periplo pero finalmente el coche, con pocas prestaciones y un consumo muy alto, no se mostró adecuado para realizar una hazaña tan exigente ¿Fue el fin de la quimera de Berggren?

Sueño cumplido... gracias a Ford

El Future Car no viajó a África pero Sigvard Berggren sí pudo cumplir su anhelado proyecto. Sus andanzas llamaron la atención de Ford y, como reclamo publicitario, la marca norteamericana le propuso realizar el viaje en uno de sus vehículos. A finales de julio de 1954 comenzó una serie de viajes que fueron documentados con películas, diarios y fotografías.

El Future Car, repintado, frente al Museo del Automóvil de Svedino

Así, en 1954 fue al Norte de África y al Sáhara con un Ford Country Sedan, en 1955 estuvo en África Central y Oriental, en 1956 recorrió Congo y durante 10 meses de 1957 recorrió todo el Nilo en un viaje de más de 6.000 km. De este periplo se llevó a Suecia un león, Simba, que había sido herido de un disparo. En 1960 y 1961 también realizó viajes al continente africano y colaboró en varios proyectos centrados en la ecología y el medio ambiente.

En la zona ajardinada de su casa, el ingeniero sueco construyó un área vallada donde llegó a tener al león Simba, dos guepardos, chimpancés… un zoo en casa repleto de especies africanas que fue creciendo hasta el punto de recibir visitas de hasta 4.000 visitantes los fines de semana. Simba llegó a protagonizar la película Lejon på stan (“Un león en la ciudad”) y parte de las tomas se grabaron en el recinto vallado de la casa de Berggren.

Aquello tomó unas dimensiones tan considerables que Berggren contactó al municipio de Borås para proponer la creación del parque zoológico de Borås. El Consejo Municipal mostró gran interés y comenzó la construcción siguiendo algunas sugerencias del creador del Future Car. La más importantes, que los animales no estuvieran en jaulas sino en semilibertad. El zoológico fue inaugurado el 12 de mayo de 1962 y Sigvard Berggren fue su administrador hasta 1969 ¿Quién lo iba a hacer mejor?

En las imágenes de arriba, la familia de Berggren conviviendo con los animales en casa. Abajo, con su Ford Country Sedan por África

Las capacidades de Berggren también tocaron otro tema. En 1951 abrió un restaurante de comida vegetariana y saludable. En 1954 comenzó a servir su zumo de zanahoria en su restaurante y realizó una distribución a pequeña escala, para lo cual tuvo a Lennart Josefsson como socio. La comercialización era modesta porque prensaba las zanahorias en el sótano de su casa pero la buena cogida animó a que en 1960 se metiera de lleno en la fabricación de zumos y bebidas de frutas. Centrado en sus viajes por África y en el zoo, Berggren creó la empresa pero puso al cargo a Josefsson con un éxito que aún hoy perdura.

De hecho, está claro que sabía hacer las cosas bien porque las diferentes andaduras de Berggren se mantuvieron en el tiempo. La empresa de zumos aún existe y actualmente se llama Brämhults Juice perteneciendo desde 2007 al Grupo Eckes-Granini. El zoo Borås Djurpark sigue operando y es uno de los más grandes de Suecia con 600 animales.

Y también, por increíble que parezca, el Berggren Future Car ha sobrevivido hasta nuestros días. A lo largo de sus siete décadas de existencia ha sido repintado en un par de ocasiones y se mantiene en buen estado general. Actualmente se expone en el Museo del Automóvil y la Aviación de Svedino, el primer museo automovilístico abierto en Escandinavia. Un coche de ensueño para un hombre que no tenía miedo de la aventura.

Fuente: Culturum.se, Das Auto, Teknikens Värld

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