Luca de Meo (Renault, ACEA) ya no sabe cómo decirle a los políticos que, si no reaccionan, el coche europeo se hunde
Luca de Meo, CEO del Grupo Renault y presidente de ACEA, no cesa en su petición a la clase política europea de que reaccione cuanto antes si no quiere hundir un sector industrial estratégico para la competitividad del continente.
De un tiempo a estar parte, Luca de Meo ha ganado bastante protagonismo en los medios de comunicación, casi siempre con el estado actual de la industria automotriz europea como eje de su discurso.
El CEO del Grupo Renault -y también presidente de la patronal europea del automóvil, ACEA-, considera que las políticas gubernamentales de la UE presentan numerosas carencias, lo que está restando competitividad a los hasta hace poco potentísimos fabricantes del Viejo Continente.
«Con Airbus, ya hemos visto lo que Europa puede hacer»
Con la transición al coche eléctrico como protagonista, el dirigente italiano envió un mensaje a los clientes más adinerados recientemente, y pocos días después hizo lo mismo con la clase política como receptora.
Europa se queda atrás
En opinión de Luca de Meo, y no es el único, Europa se está quedando atrás en la carrera por liderar la transición al coche eléctrico. Y es que, si bien la UE ha aplicado normativas más estrictas que en ningún otro lugar, no está acompañando esta agresiva política con otras acciones que impulsen la industria del automóvil.
En 2035 -y suponiendo que no se dé marcha atrás-, estará prohibido vender coches nuevos que no sean cero emisiones en la Unión Europea. Sin embargo, Luca de Meo manda un aviso a través de una carta abierta: «Mientras los americanos estimulan y los chinos planifican, los europeos regulan».
A lo que se refiere Luca de Meo es, por un lado, a la Ley IRA estadounidense que, tras ponerse en marcha en el verano de 2022 con cerca de 400.000 millones de dólares de presupuesto, ha comenzado a impulsar de manera notable la industria del vehículo eléctrico y todas sus asociadas.
Por otro lado, el italiano hace mención a las políticas chinas que cuentan ya con una década de vigencia y que, actualmente, permiten al gigante asiático controlar no sólo el mercado, sino también la producción de elementos clave como baterías y materias primas esenciales.
Una industria clave para Europa
En este momento, en Europa dependen del automóvil unos 13 millones de empleos, lo que supone el 8 % del total del continente. Además, la industria automotriz genera 392.000 millones anuales en forma de impuestos, además de 102.000 millones de euros adicionales de superávit comercial con el resto del mundo.
Luca de Meo, por su parte, afirma que, «sin este sector, Europa se quedaría rezagada en la carrera por la innovación: el porcentaje del producto interior bruto dedicado a I+D caería por debajo del 2 %, y la diferencia con Estados Unidos (3,4 % en 2021) sería abismal».
El documento escrito por Luca de Meo incide en los desafíos a los que se enfrenta la industria, destacando la necesidad de descarbonización, la creciente influencia del software en los vehículos y el aumento constante de la regulación europea.
También la volatilidad de la tecnología y los precios, así como la capacitación de los empleados para adaptarse a los cambios digitales y medioambientales. Todo esto ocurre, según el también presidente de ACEA, en un contexto de competencia desigual en costes laborales, energéticos y legislativos en comparación con China y Estados Unidos.
Por todo ello, Luca de Meo manda un mensaje a la clase política europea: «La transición ecológica es un deporte de equipo», y pide que se dicten los objetivos a alcanzar, pero no cómo llegar a ellos.
Además, afirma no querer «entrar en campaña, sino contribuir a elegir la política que permita a nuestras empresas hacer frente a todos los retos tecnológicos y geopolíticos del momento».
Y, para lograrlo, Luca de Meo pide a la Unión Europea que se apueste decididamente por un esfuerzo conjunto entre los sectores público y privado. «Con Airbus, ya hemos visto lo que Europa puede hacer», concluye, recordando cómo la compañía aeronáutica consiguió hacer frente a la estadounidense Boeing con la ayuda del colectivo público continental.
Fuente: El Mundo