El desierto que guardó un secreto sobre ruedasEl misterioso cementerio de coches del Dieselgate en el desierto que desapareció sin dejar rastro
En 2018, miles de coches del Grupo Volkswagen fueron almacenados en el desierto de Mojave tras el escándalo del ‘dieselgate’. De forma misteriosa, casi de un día para otro, desaparecieron. Hoy sabemos qué sucedió allí.

En plena crisis del ‘Dieselgate’, miles de vehículos del Grupo Volkswagen fueron retirados de la circulación en Estados Unidos. Entre ellos, numerosos modelos de la firma de los cuatro aros que, tras descubrirse la manipulación de las pruebas de emisiones, acabaron aparcados en un gigantesco descampado del desierto de Mojave, en California, formando un mar de carrocerías perfectamente alineadas bajo un sol implacable.
Este complejo, situado en la localidad de Victorville, era solo uno de los 37 centros de almacenamiento que el grupo alemán habilitó en todo el país. En conjunto, estos lugares llegaron a custodiar casi 400.000 unidades, todas ellas a la espera de una decisión sobre su futuro. Desde el aire, las imágenes eran sobrecogedoras: filas interminables de coches en tonos negros, blancos y grises, interrumpidas únicamente por algún avión abandonado en la pista de lo que antaño fue una base aérea.
La portavoz de Volkswagen, Jeannine Ginivan, aseguró en 2018 que estos coches se mantenían en un estado óptimo para poder volver a comercializarse o exportarse una vez que los reguladores estadounidenses aprobasen las modificaciones necesarias. El clima seco del Mojave jugaba a su favor: la ausencia de humedad y salinidad ralentiza la corrosión, razón por la que también se utilizan estos entornos para conservar aviones y material militar durante largos periodos.

El plan se ejecutó tal y como estaba previsto. Una gran parte de las unidades fue reacondicionada y revendida con sustanciales descuentos y garantías de hasta 10 años o 160.000 km, lo que atrajo a miles de compradores. Otros vehículos, por su antigüedad, alto kilometraje o coste elevado de reparación, acabaron desguazados para reutilizar componentes.
No obstante, la estrategia no estuvo exenta de críticas. Muchos consideraron que almacenar durante años vehículos plenamente funcionales suponía un despilfarro de recursos y energía, especialmente en un contexto de creciente conciencia medioambiental. Para otros, el simple hecho de mantener ocultos a la vista del público decenas de miles de coches simbolizaba el impacto real de un fraude corporativo: más allá de las multas millonarias y la pérdida de reputación, un coste logístico y medioambiental difícil de cuantificar.
Hoy, la explanada de Victorville se encuentra vacía. El desierto ha recuperado su calma, pero la imagen de aquel cementerio temporal de coches sigue circulando por internet como un recordatorio imborrable de uno de los capítulos más polémicos en la historia reciente del automóvil.
Fuente: Reddit
