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La experiencia de los fabricantes de Europa está al alcance del bolsillo de los asiáticos

En este mundo prácticamente todo se puede comprar, como la experiencia, el caché y el saber hacer de un fabricante de automóviles. Varios fabricantes lo saben, a golpe de talonario han conseguido lo que de otra forma les habría llevado décadas.

6 min. lectura

Publicado: 24/04/2017 19:00

Lotus es propiedad del grupo malasio Proton

La industria del automóvil se originó en la vieja Europa y en Estados Unidos por razones más que obvias, eran los años de la hegemonía occidental sobre otras culturas. En varios de esos países "exóticos", entonces colonias o países satélite, han acabado saliendo sus propios fabricantes. Los occidentales apenas tuvieron competencia hasta los años 70.

Con el tiempo, la distancia entre los occidentales y los asiáticos se ha ido reduciendo en el caso de los japoneses y los coreanos, en menor medida en el caso de chinos e indios. De otros países no podemos hablar de una industria tan importante, como Rusia, que vive principalmente de abastecer a sus necesidades internas y no es una amenaza global

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El crecimiento de sus mercados internos derivó en un crecimiento de esos fabricantes, que igual no ofrecían la mejor calidad ni la mejor ingeniería, pero estaban más cerca de los clientes y contaban con las ayudas de sus correspondientes estados, poniendo trabas a los antiguos colonizadores y allegados. Unas normas hechas a su medida han limitado el impacto de los fabricantes tradicionales.

London Taxi o LTI es de Geely

La industria del automóvil en la India y China, por concretar un poco más, se ha desarrollado muy rápido en las últimas dos décadas. No hay que perder tampoco de vista el caso de Malasia, aunque en una dimensión secundaria. Algunos empresarios han conseguido amasar suficiente dinero como para hacerse con fabricantes occidentales en dificultades.

Crisis es sinónimo de oportunidad, dicen. Cuando Ford estuvo a punto de irse a pique -evitando pedir dinero al Tío Sam en 2009- se deshizo de varias de sus marcas. Tata se quedó con Jaguar y Land Rover, Geely se quedó con Volvo. Saab fue adquirida también, aunque con distinto resultado. Gran parte de PSA está en manos de Dongfeng. Lotus está en la órbita de Proton. SAIC se hizo con MG y las sobras de Rover...

Estas adquisiciones tendrán un fuerte impacto en su forma de trabajar, porque adquieren algo más que fábricas, tecnología... también están comprando un saber hacer, una experiencia, imagen de marca, cultura empresarial... De intentar hacer todo eso por su cuenta, el proceso habría sido muy arduo. Dinero era lo que hacía falta para volver viables algunas marcas, unas más que otras.

Jaguar Land Rover brilla últimamente con la inversión de Tata

El mundo del automóvil no se explica con las insignificantes diferencias antropológicas ni se puede analizar en términos de superioridad racial. Si los alemanes hacen mejores coches que los chinos es básicamente porque la pasta y el conocimiento estuvieron listos primero en una zona del mundo y no en otra. Hay que tener eso claro.

Con el tiempo, estos fabricantes podrán ser tan peligrosos como lo son Hyundai y Kia, o por qué no decirlo, como Toyota, que sobrepasó a la todopoderosa General Motors después de décadas de dominio indiscutible. Además, las grandes empresas se globalizan, se expanden a otros países y acaban siendo como de la familia. Los tópicos pierden validez con el tiempo.

Por ejemplo, Geely está sabiendo muy bien capitalizar la compra de Volvo. No es solo que gane dinero vendiendo coches suecos, también mejoran sus propios coches -Geely- y los de otras marcas, véase London Taxi o Lynk & CO (de la que hablamos el otro día). Ya ni siquiera es tabú la idea de comprar un Volvo de gama alta fabricado por chinos. Sigue siendo un Volvo.

Lynk & CO fabricará coches ¿chinos? ¿suecos? ¿ambas cosas?

Al final siempre hablamos de dinero. Los ejecutivos de mayor prestigio van a trabajar donde les paguen mejor, la nacionalidad y el idioma no es tan importante. Los inversores van a donde ven el éxito. China puede fabricar su propio Elon Musk, si es que no lo tiene ya. El mundo de la tecnología se puede entender como un anticipo de lo que pasará o puede pasar.

A fin de cuentas muchos de nuestros gadgets ya los fabrican las mismas empresas a las que Apple, Samsung y otros subcontrataron su producción por sus bajos costes laborales. Ya sacan productos al mismo nivel. Con los coches acabará pasando lo mismo, seguramente. Las marcas "de toda la vida" tienen que prepararse para esa feroz competencia, por mucha que sea la distancia ahora mismo.

Pensando a largo plazo, habrá que tomar posiciones para lograr ventajas competitivas en el campo de la conducción autónoma, de la movilidad alternativa, de la nueva economía de servicios digitales de movilidad... no basta con tener economías de escala, los mejores ingenieros o plantas en los lugares más adecuados: eso se puede comprar. A los hechos me remito.

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