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Lavadora, ducha y tabla de plancharEl coche que lo tiene todo

Un Cadillac de 1947 ofrecía un equipamiento que nadie podía igualar, ni siquiera hoy en día: Lavadora, ducha y fuente de agua potable eran algunos de sus accesorios. Gracias a las mejoras de su dueño, el modelo contaba también con una tabla de planchar (y su correspondiente plancha) y un pequeño horno, entre otras cosas.

El coche que lo tiene todo

3 min. lectura

Publicado: 14/05/2013 11:00

Cuando Louie Mattar compró su nuevo Cadillac en 1947 nunca pensó que acabaría siendo noticia de la popular revista Life. Y lo fue gracias a su imaginación y a su incansable labor mejorando el equipamiento de su Cadillac, convirtiéndolo en un modelo con docenas de accesorios y que actualmente está expuesto en el Museo del Automóvil de San Diego.

Durante cuatro años y tras gastar más de 14.000 dólares además del coste inicial del vehículo, Mattar se dedicó a mejorar su coche empezando por un par de depósitos de agua de casi 200 litros en el maletero. Tenía un sistema de bombeo y utilizaba el calor del colector de escape para calentar el agua si era necesario.

Con el correspondiente trabajo de fontanería automovilística, su Cadillac contaba con una lavadora situada bajo el asiento trasero o una ducha extraíble en una de las aletas delanteras. También surtía una fuente de agua potable en la parte trasera y contaba incluso con un fregadero de cocina. Pero ahí no acaban las mejoras.

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Mattar también había creado una especie de bar con grifos que suministraban agua, whisky o refrescos. La superficie de un brazo abatible en el asiento trasero servía como tabla de planchar, y justo al lado había un enchufe donde conectar la plancha, un pequeño horno donde calentar la comida o un secador de pelo.

La imaginación de Mattar ideó muchos chismes que convertían a este Cadillac en un hotel rodante, aunque uno de los más curiosos quizá sea el micrófono que estaba conectado a un altavoz oculto bajo el capó: con él, el conductor podía hacer “comentarios” respecto a la actitud de peatones y conductores distraídos.

La ingeniosa creación de Louie Mattar fue protagonista de un reportaje de la revista Life en marzo de 1952, un artículo que se tituló “El coche que lo tiene todo”. Y no les faltaba razón.

Fuente: Life

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