¿Gasolina sin CO2? Mazda dice que sí, y vuelve a romper las reglas del juego (sobre el papel)
Mazda está demostrando ser una de las marcas de coches más eficientes, con motores de combustión un tanto alejados de la norma. Ahora, una filtración ha descubierto un interesante motor de seis tiempos, que sí utiliza gasolina, no arroja emisiones de CO2 pero no, no es perfecto.

Mazda es una de las marcas de coches que más invierte en tecnologías para los motores de sus modelos. La firma nipona tiene importantes frentes abiertos en el campo de las emisiones contaminantes, tocando palos como el de los combustibles sintéticos y ahora también sabemos que se ha metido en el hidrógeno como sustituto de la gasolina.
Los de Hiroshima saben que los eléctricos no son la única forma de propulsión de futuro, y es algo que quieren demostrar con nuevas soluciones en el campo de la combustión tradicional. Como ya lo han hecho con el downsizing, el principio que han seguido todos los fabricantes y del que Mazda ha renegado continuamente. Y sigue haciéndolo, a tenor de esta filtración de un registro de patentes descubierta por colegas australianos, en el que puedes ver el esquema de un motor de seis tiempos.

Mazda se inventa un motor de seis tiempos
Esta configuración no es novedad, ya que Porsche también la ha explorado, pero sí el hecho de que este motor térmico sea capaz de alimentarse tanto de gasolina como de hidrógeno, y que no arroje emisiones de CO2 alguna a la atmósfera. Creerse todo de una tacada suena a imposible, pero los ingenieros japoneses lo han hecho posible aunque no es nada fácil.
Los nipones de Mazda lo han bautizado como «sistema de reforma de combustible para vehículos», aunque este nombre no es justamente el del propósito del motor en sí. El funcionamiento es más complejo, porque lo hace con gasolina pero, a través de un catalizador y de calor, el combustible fósil se transforma en pequeñas cantidades de hidrógeno que después quema, generando carbono puro.
Valga decir que si no hay hidrógeno suficiente, no es un problema. El motor funciona con gasolina y mientras se va generando el elemento químico, para el que no necesitan grandes tanques de almacenamiento, solo uno pequeño.
Recompresión, la fórmula de Mazda para eliminar el CO2
Esta es una descripción a grandes rasgos porque, técnicamente, es mucho más delicado. El motor funciona con sus cuatro tiempos habituales, pero cuenta con dos extras que se producen al final del ciclo, de manera que tras las carreras de admisión, compresión y potencia, se produce otra de «recompresión».
En ella, el aire de escape se dirige a un elemento llamado «descomponedor» que no es más que un catalizador, de forma que durante la carrera de escape, se inyecta gasolina en el aire de escape caliente provocando que el carbono puro se adhiera a las paredes de catalizador, que después pasan a un depósito.
Esas serían las únicas emisiones y, en teoría, las retirarían en el servicio oficial. Pero son un problema, porque el tanque de gasolina de un Mazda CX-5 puede generar nada menos que 38 kilogramos de carbono, por lo que las visitas al taller para retirarlas sería continuo. Demasiado bonito para ser realidad.
