Los SUV se comieron a los monovolúmenes, ¿pero qué pasa con los coches pequeños? Renault reparte culpas
El CEO del Grupo Renault, Luca de Meo, tiene muy claras las causas que están provocando que los coches pequeños con motor de combustión estén desapareciendo poco a poco del mercado. La cuestión no es medioambiental, sino económica, y Europa tiene mucho que ver.

El mercado automotriz ha evolucionado de manera notable en las dos últimas décadas. No en vano, a principios de siglo este se veía dominado por tres grandes segmentos: los coches pequeños, las berlinas y los monovolúmenes.
Pero, a primeros de la segunda década del siglo XXI llegaron los SUV para fagocitar a las dos últimas, pasando a convertirse en los auténticos reyes de la industria.
Los coches de los segmentos pequeños (A y B), sin embargo, conservaron su lugar como opción principal de acceso al vehículo barato para quienes necesitaban una segunda unidad o, sencillamente, no podían acceder a nada más caro.
«¿De verdad FIAT no merece tener un nuevo Punto? Era un símbolo»
El mercado evoluciona
Lamentablemente, el mercado de los coches pequeños ha ido evolucionando en dirección a un lugar bastante más inaccesible para el usuario con pocos recursos, motivando que el vehículo se convierta cada vez más en un artículo de lujo.
Hoy en día, el coche más barato que se puede comprar en España sin ayudas ni promociones es el Dacia Sandero, que ronda los 14.000 euros. Además, las opciones a considerar son cada vez más escasas o se han pasado al bando eléctrico, que obviamente incrementa su precio notablemente.
Las causas de la progresiva desaparición de los monovolúmenes y berlinas está clara: el mercado demanda SUV's. Pero, ¿por qué desaparecen los coches más pequeños y accesibles si el usuario los sigue necesitando?
Europa y sus políticas
Luca de Meo, CEO del Grupo Renault, ha reflexionado acerca de ello, pues no en vano su empresa es una de las que tradicionalmente más ha apostado por los segmentos de acceso.
El dirigente italiano señala que la reducción de oferta no es cuestión de Renault exclusivamente, sino de la industria en general. «No es solamente un problema nuestro: es de toda la industria. Cuando hablé sobre la normativa CAFE el año pasado pasó algo parecido».
«Los medios lo interpretaron como que Renault tenía un problema, pero estamos mejor que otros. Vendemos muchos coches pequeños, eléctricos e híbridos. Bajé las emisiones de flota del 15 % al 4 %. Es un gran logro», defiende antes de explicar lo que, a su juicio, está ocurriendo.
«El problema es que nadie está ganando dinero con los coches pequeños. Polo, Fiesta, Corsa… todos sufren», asegura Luca de Meo. Si consigues un 10 % de margen sobre un coche de 20.000 euros, ganas 2.000. Ahora, añade las nuevas normas de seguridad, emisiones, tecnología e inflación… ya no es viable».
Por tanto, en opinión del máximo responsable de la marca francesa, la evolución tecnológica, medioambiental y de seguridad, promovida en su mayoría por las políticas europeas, ha sido la causante de que los coches pequeños hayan perdido su margen de beneficio.
Normativa específica para coches pequeños
Luca de Meo cuenta con bastante experiencia en la industria del automóvil y es plenamente consciente de que el mercado sigue demandando vehículos baratos y de pequeño tamaño. Sin embargo, estos son cada vez más problemáticos para los fabricantes.
«En SEAT tuvimos muchos debates para justificar un nuevo Ibiza. Pero un 30 % de los europeos quiere un coche pequeño, porque no pueden pagar más o porque viven en ciudades con garajes minúsculos», apunta, recordando su etapa al frente de la marca española.
Como posible solución, De Meo solicita a la Unión Europea una normativa específica para este tipo de vehículos, de forma que estos sigan siendo rentables y, además, accesibles para el usuario. «Renault, Stellantis, Volkswagen, Skoda, SEAT… todos trabajamos en ese segmento».

«Estamos pidiendo una regulación específica para coches pequeños, como los 'kei cars' en Japón. Aquí, la tecnología eléctrica tiene sentido. Puedes poner una batería más pequeña, lo que reduce el coste. Cuando crucemos ese umbral, los coches eléctricos pequeños serán masivos», amplía.
En los últimos años, la producción de coches pequeños ha ido descendiendo progresivamente, lo que a su vez ha afectado negativamente a los volúmenes de producción de diversos países europeos.
Luca de Meo lo confirma, poniendo como ejemplo el caso de un icono como el FIAT Panda. «Sí, ya está ocurriendo. Al menos dos países han visto caer su producción por este motivo. El último FIAT Punto lo lancé yo en 2006. No ha habido reemplazo».
«¿De verdad FIAT no merece tener un nuevo Punto? Era un símbolo —como el Uno o el Bravo—, pero la economía ya no lo permite», zanja, apenado.
No parece que la Unión Europea vaya a atender los ruegos de la industria y el mercado, y de momento sigue centrada en reducir las emisiones para cumplir sus propios objetivos. Una simplificación del problema que puede llevarse por delante la competitividad de todo un continente.
Fuente: ABC