De todas las decisiones de Stroll en Aston Martin, poner a Newey al mando es la que realmente lo arriesga todo

Aston Martin comunicó oficialmente que Adrian Newey será el nuevo director del equipo de Fórmula 1 en 2026. La decisión es sorprendente por varias razones, pero además plantea muchas dudas que la convierten en un movimiento extremadamente audaz por parte de Lawrence Stroll.

De todas las decisiones de Stroll en Aston Martin, poner a Newey al mando es la que realmente lo arriesga todo
Adrian Newe y Lawrence Stroll se abrazan en el despacho del presidente ejecutivo de Aston Martin

11 min. lectura

Publicado: 27/11/2025 11:48

De un tiempo a esta parte, la Fórmula 1 parece empeñarse en regalarnos noticias sumamente sorprendentes. El fichaje de Lewis Hamilton por Ferrari, la marcha de Adrian Newey de Red Bull y su posterior fichaje por Aston Martin, el retorno de Andy Cowell a la F1 también con el equipo de Silverstone, el despido de Christian Horner… y ahora, de nuevo, otra noticia más relacionada con Newey y Aston Martin.

Hablamos, claro está, del nombramiento del genial diseñador de 66 años como nuevo director de la formación británica, reemplazando así a un Andy Cowell que llegó como jefe supremo en octubre de 2024, pero que —en opinión de muchos, aunque yo no lo tengo claro— ha apartado a un lado.

Pero el motivo de este artículo es analizar las potenciales consecuencias de una decisión como esta, y no por Andy Cowell, sino por Adrian Newey. Una eminencia en la Fórmula 1 de la que nadie en su sano juicio discutiría su inteligencia, conocimiento y experiencia, pero que llega a un cargo nuevo para él y, sobre todo, que puede diluir su impacto en áreas clave del equipo.

Aston Martin debe asentar su estructura y tiene que hacerlo ya o quedará condenada a repetir el camino de Alpine

El contexto que rodea al Newey director de equipo

La principal razón que hizo a Adrian Newey elegir Aston Martin en lugar de Ferrari fue doble: por un lado, el impresionante Campus Tecnológico construido por Lawrence Stroll. Por otro lado, e incluso más importante, la posibilidad de ser socio de la compañía y pasar a ser algo más que un ‘simple’ director técnico.

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El empresario canadiense sabía que debía incentivar a Newey con algo especial en este punto de su carrera, ya que no en vano había dado muestras de desmotivación anteriormente en Red Bull, casi siempre por culpa de un reglamento técnico poco estimulante.

El cargo que le fue asignado, accionista y gerente técnico ampliaba ese rol, pero además lo convertía de facto en la mano derecha de Lawrence Stroll. Y lo que sucedido ahora no es más que una consecuencia de eso.

Ahora bien, es un hecho que Adrian Newey nunca ha sido director de equipo. Y también lo es que el británico no es amigo de la burocracia y parafernalia propia del cargo. De igual modo, refuerza la tendencia de los últimos años a colocar a ingenieros al mando de los equipos, como ha sido el caso de Andrea Stella en McLaren, Ayao Komatsu en Haas, James Vowles en Williams o el más reciente de Laurent Mekies en Red Bull, entre otros.

Adrian Newey, aquí en Mónaco, se prodiga muy poco con los medios de comunicación. Pero ahora tendrá que hacerlo constantemente.

Este cambio se produce, además, en un momento crucial para Aston Martin. Y me refiero a lo que hay más allá de lo obvio, es decir, el nuevo reglamento técnico y la asociación con Honda. El macroproyecto de Lawrence Stroll cumple cinco años y es ahora cuando el equipo tiene que cumplir las expectativas de verdad, por mucho que el espejismo de 2023 nos confundiera.

2026 debe ser el comienzo del ascenso de Aston Martin a la cima, el momento en el que los podios y alguna victoria se conviertan en el paso previo al asalto al título en 2027. Pero la estabilidad es siempre clave en estos casos, ya que los equipos de Fórmula 1, por muy ágiles y eficientes que sean, se comportan como trasatlánticos a la hora de modificar su rumbo, tanto para bien como para mal.

Las dudas que provoca el nombramiento de Newey

Es justo insistir en que dudar de la capacidad de Adrian Newey es, como poco, valiente. Pero no podemos dejar de tener en cuenta algunas cuestiones que convierten la decisión de Lawrence Stroll en la más audaz de todas las tomadas hasta ahora.

Es evidente que la personalidad de Newey no encaja con el puesto, siempre muy expuesto a la atención mediática y al rol de portavoz de la organización. El británico, una persona reservada y poco dada al ‘faranduleo’ propio de los medios de comunicación y el marketing, tendrá que amoldarse para cumplir con esas tareas.

Pero, al menos a mí, lo que más me preocupa es otro asunto: el impacto que puede tener en su genialidad y dedicación como diseñador de monoplazas. Una cosa parece clara: lo primero que Aston Martin necesita es un coche rápido. Un ejemplo claro es Williams: este año tiene un coche superior al del resto de competidores de la zona media y ni siquiera un rotundo suspenso en la ejecución de muchos fines de semana ha evitado que su quinta posición en el campeonato de constructores corra peligro.

De Newey llevan meses contándonos cosas como que ha entrado en trance durante el diseño del AMR26 de 2026, que a veces se queda a dormir en la factoría o trabaja hasta altas horas de la madrugada. También que no ha viajado a los grandes premios para no perder tiempo o que no quiere reuniones que no sirvan para generar ideas nuevas sobre el coche.

Sin embargo, a partir de enero Newey tendrá que desdoblarse y combinar su cargo de gerente técnico con el de director de equipo. Y eso implica muchas más cosas relacionadas con la gestión diaria del equipo —tanto a nivel operativo como financiero y promocional—, así como viajar a todos y cada uno de los grandes premios durante la extenuante temporada de 24 grandes premios.

¿Afectará eso a la faceta diseñadora de Newey? ¿Penalizará a Aston Martin y al rendimiento de su monoplaza, aunque el funcionamiento del equipo mejore? Son interrogantes que, de forma inevitable, surgen en este momento.

Muchos, de hecho, ven un precedente en este sentido, el de Mattia Binotto. En su momento director técnico de Ferrari que pasó a compaginar dicho cargo con el de director del equipo. Y los resultados no avalaron dicha decisión.

Tampoco conviene perder de vista otra cuestión ya mencionada: la edad y la motivación de Newey. A sus 66 años, todos tenemos claro que la de Aston Martin es ya su última andadura en la Fórmula 1. Y también que a él lo que le apasiona es diseñar. ¿Cómo encajará eso con su nuevo rol, mucho más corporativo? ¿Tendrá que buscar Stroll un relevo más pronto que tarde? Lo que parece obvio es que mandatos tan longevos como el de Horner en Red Bull o Wolff en Mercedes no se repetirán en este caso.

En qué piensa Lawrence Stroll

Estoy seguro de que Lawrence Stroll, que ya ha demostrado ser inteligente y ambicioso, tiene todos estos y muchos otros factores en cuenta. Así pues, ¿cuáles son las ventajas que el canadiense habrá visto para compensar los posibles problemas?

Una cosa es evidente: confía ciegamente en Adrian Newey, su criterio y su aptitud. Ve en él a la persona que con mayor claridad es capaz de ver lo que un equipo necesita para ganar. Así pues, ¿para qué tener a un intermediario con el que puedan surgir conflictos de criterio, como muchos apuntan que ha ocurrido con Cowell?

Adrian Newey, un perfil claramente técnico que ahora tendrá que modificar.

Por otro lado, Newey asumirá el cargo en enero, con el monoplaza de 2026 ya casi terminado y con todavía dos meses antes de que llegue la primera carrera. Si hay un momento para que el británico pueda empezar a dividir su atención, este no será malo y seguramente el trabajo realizado por Enrico Cardile (director técnico) desde su llegada en julio haya convencido como para dar este paso.

Mi conclusión es que la decisión de Lawrence Stroll es extremadamente audaz, pero entendible desde su punto de vista. Ahora bien, es un todo o nada, sobre todo teniendo en cuenta que Aston Martin empieza a moverse en el límite de lo que se considera aceptable a la hora de modificar la hoja de ruta inicialmente marcada.

Otmar Szafnauer, Andrew Green, Martin Whitmarsh, Mike Krack, Dan Fallows, Eric Blandin, Tom McCullough, Andy Cowell… no son pocos los que han llegado y se han marchado o, al menos, han visto modificado su rol original. Aston Martin debe asentar su estructura y tiene que hacerlo ya o quedará condenada a repetir el camino de Renault/Alpine. Y claro está que nadie desea eso.

Fotos: Aston Martin F1

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