La crisis en China acelera un giro histórico en la estrategia de Mercedes
Entre la presión de los rivales y la caída de márgenes, Mercedes-Benz ve en la crisis una oportunidad para reinventarse. Con nuevos modelos como el futuro Clase C o Clase E, más producción en China y una estrategia enfocada en eficiencia.

El director general de Mercedes-Benz, Ola Källenius, se ha reunido con la cúpula del fabricante en Stuttgart para transmitir un mensaje claro: la situación en China es cada vez más complicada. El mayor mercado automovilístico del mundo, que durante años fue el motor de crecimiento para las marcas premium, donde no se paraba de hacer caja, se ha convertido ahora en un campo de batalla donde se espera que sobreviva una minoría de fabricantes. Continuar vendiendo allí no es una opción.
La receta de la marca para resistir pasa por un ajuste profundo a diferentes niveles. El objetivo es reducir entre hasta 4.000 euros el coste de cada vehículo en China en un máximo de tres años. Para lograrlo, la compañía entiende que prácticamente todos los componentes electrónicos, incluyendo sus baterías, se diseñen y fabriquen localmente. Es decir, volverse más China.
La urgencia está justificada. En el primer semestre de 2025, los beneficios del grupo se redujeron a la mitad, golpeados por los aranceles de EE.UU y el desplome de la demanda en China. El margen operativo se ha quedado en el 5,3%, cuando hace pocos años rozaba el 15%. Las cifras dejan a la marca de la estrella en mejor lugar que Audi o Porsche, pero en peor que BMW.

Las críticas internas hacia Källenius comienzan, acusándolo de errores en inversiones o estrategia de modelos. Sin embargo, el consejo de administración le respalda, consciente de que cualquier relevo en plena tormenta podría agravar la crisis y siendo honestos, es una situación complicada en la que pocos sabrían mantenerse.
Ola tiene las cosas claras e incluso ha cuestionado las medidas de la Unión Europea en materia de objetivos y prohibiciones en más de una ocasión. Debo recordar que es también el actual presidente de ACEA, la asociación que agrupa a los principales fabricantes europeos de automóviles.
Futuro eléctrico, sí, pero también motores de combustión
Ojo que no todo ha sido negativo, el CLA eléctrico ha superado las expectativas de pedidos pero la nueva hoja de ruta implica un viraje estratégico, que contempla producir motores de gasolina más allá de 2030.
Mantendrá su línea de productos de lujo y acelerará su ofensiva eléctrica, con la que espera mejorar sus números. Desde 2026, eléctricos y modelos de combustión compartirán un diseño más unificado, recuperando señas clásicas como la parrilla cromada.

El próximo lanzamiento de la casa será la nueva generación del Mercedes GLC, que podrá cargar a una potencia de hasta 320 kW y ofrecerá una autonomía de 650 km. El nuevo Clase E eléctrico se adelantará a 2027, pero lo hará sobre la plataforma MB.EA-Medium, más asequible que la inicialmente prevista.
Paralelamente, los segmentos escalarán hacia arriba: el próximo Clase C tendrá dimensiones similares a la actual Clase E, con precios más altos y por tanto con un mayor margen comercial.
Y aunque se podrá “las pilas” con los eléctricos diseñando productos más competitivos, no ha desterrado los motores de combustión que espera seguir usando hasta después de 2030. En estos momentos, nueve de cada diez Mercedes siguen siendo de combustión. Es un trozo de pastel importante.

En cualquier caso, la casa alemana mantiene un nivel de inversión enorme: 14.000 millones de euros en I+D en 2025. Pero esa apuesta se enfrenta a un problema de dispersión: demasiadas plataformas, modelos y a veces costes duplicados. En este contexto, Källenius insiste en que el reto es tanto financiero como cultural. "Lo que necesitamos ahora es una mentalidad ganadora" les decía a los directivos de la empresa.
Fuente: Handelsblatt.com
