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PSA y Toyota podrían lanzar sus próximos urbanos con motores eléctricos

La tercera generación de los urbanos de las marcas Citroën, Peugeot y Toyota aún no ha empezado a desarrollarse, pero hay que ir pensando ya en el reemplazo. La opción 100 % eléctrica, antaño absurda, comienza a ganar posiciones en las quinielas.

6 min. lectura

Publicado: 11/10/2018 22:00

El Grupo PSA y Toyota llevan colaborando de forma fructífera en el segmento A desde el año 2005, cuando se lanzaron al mercado los Citroën C1, Peugeot 107 y Toyota Aygo. Diseñados en común, fabricados en común y comercializados de forma separada, son tres pesos pesados del segmento de los urbanos.

En la primera generación los tres modelos se diferenciaban en muy pocos detalles aparte de lo evidente (los logotipos) y eran urbanos puros y duros, coches de batalla sin apenas concesiones tecnológicas o al confort. Había que dar las gracias por la toma auxiliar para enganchar el MP3 o el móvil para escuchar la música.

La segunda generación -hoy a la venta- fue un cambio de paradigma notable. Los trillizos pasaron a diferenciarse bastante más, siendo Toyota el más arriesgado del trío, ofreciendo un Aygo que parecía sacado de un cómic de superhéroes. La fórmula ha salido bien, actualmente prácticamente se venden tantos Aygo como sus primos franceses combinados, unos 50.000 al semestre.

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Faltan unos meses para que Toyota, Citroën y Peugeot se pongan de acuerdo en las especificaciones de la tercera generación de los trillizos, habida cuenta de que comercialmente están funcionando y están contentos con su asociación. También colaboran en vehículos industriales con las furgonetas Proace, Jumpy y Expert.

La unión tendrá sentido en tanto se mantengan los mismos objetivos de desarrollo. Uno de los quids de la cuestión es qué tipo de cliente se va a comprar esos coches, sobre todo teniendo en cuenta que la generación Z (finales de los 90/2000 en adelante) ya tiene edad para comprarlos.

La media de edad de sus compradores ha bajado, tienen más gancho entre los jóvenes

El concepto de utilitario ha cambiado bastante. Ahora no se busca simplemente un coche barato y más espartano que la sandalias de Leónidas. Ahora los conductores jóvenes quieren un coche molón, equipado, con conectividad a la prolongación de su vida (el móvil), con colores y alegre de ver para salir bien en Instagram. De ahí que Toyota haya tenido más éxito con un diseño más arriesgado.

Eso nos lleva a pensar en un aspecto fundamental, la motorización. Los diésel existieron en la primera generación, emplearon el motor PSA DV4 con turbina de bajo soplado (1.4 diésel de 54 CV) para dar respuesta a los reventadores de kilómetros, pero ya queda claro que eso es historia. Solo se venden con motores gasolina.

Para la próxima generación tiene más sentido que nunca recurrir a una versión totalmente eléctrica, una vez se pueden economizar costes por haber desarrollado la tecnología para modelos de mayor precio. Es más, aunque Toyota ha sido históricamente poco amiga de los eléctricos, en los urbanos les ve más sentido.

También están bajando los precios en las baterías al meterse toda la industria en dirección hacia la electromovilidad. A diferencia de los actuales Citroën C-Zero y Peugeot i0n (desarrollados con Mitsubishi) se podrán ofrecer a un precio mucho más ajustado y con una imagen más adecuada para el comprador europeo. El Mitsubishi i-MIEV -del que derivan- es un coche pensado para el mercado japonés.

Dentro de la estrategia Toyota, los eléctricos tienen más sentido en coches pequeños y destinados al ámbito urbano

Por otra parte, es muy probable que pesos pesados de la categoría, como el Fiat 500 o los trillizos VAG (Up!, Mii y Citigo) se acaben volviendo eléctricos también, y las motorizaciones diésel también han sido metidas en un cajón (y difícimente van a salir de ahí). Para un público urbanita un eléctrico es más que suficiente.

Además, también hay que tener en cuenta que las restricciones a la circulación de coches de combustión interna en grandes núcleos urbanos están a la vuelta de la esquina, y los fabricantes tienen que pensar muy a futuro. Si no quieren perder mercado en las principales ciudades europeas, como mínimo la versión eléctrica se la tienen que plantear.

Lo más seguro es que el Grupo PSA y Toyota continuen con su alianza para el segmento A. En esta categoría hay que vender mucho y gastar poco dinero en desarrollo para que salgan las cuentas, de modo que ¿por qué no seguir con una alianza que tan bien está funcionando? Próximo objetivo, ir a por el Fiat 500, el **** amo de la categoría.

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