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Tecnología¿Qué es un coche autónomo?

Mucho se oye hablar del coche autónomo, y es que dentro de unos años los coches podrán conducirse sin necesidad de intervención humana, aunque no todos. La irrupción de la electrónica a bordo está permitiendo una transición suave entre la conducción 100% manual y la que está automatizada en mayor o menor grado.

8 min. lectura

Publicado: 13/01/2015 17:00

El Google Self Driving car, basado en Toyota Prius, es uno de los prototipos más avanzados

Según la NHTSA, el organismo de la seguridad vial en Estados Unidos, existen estos niveles de conducción:

  • Nivel 0: conducción totalmente manual
  • Nivel 1: algún tipo de automatización electrónica, como ABS o ESP
  • Nivel 2: dos sistemas autónomos pueden cooperar, como el control de velocidad y el asistente de mantenimiento de carril
  • Nivel 3: el conductor puede entregar el control casi total del coche, bajo algunas condiciones, y recuperar los mandos de forma progresiva
  • Nivel 4: desde la puesta en marcha hasta el destino, el coche es capaz de conducir sin ningún tipo de intervención humana

Por lo tanto, cuando hablamos del coches autónomo, de facto hablamos del nivel 4, mientras que el nivel 3 es lo que conocemos como coche semiautónomo, lo último que ha llegado al mercado. Como el ABS es obligatorio en Europa, al menos todos los coches que se venden ya son de nivel 1.

Los primeros intentos se hicieron antes de la Segunda Guerra Mundial

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De nivel 3 tenemos varios modelos y desde hace un tiempo. Por ejemplo, el Honda Accord puede conducir de forma semiautónoma usando el control de crucero adaptativo (ACC), asistente de mantenimiento de carril (LKAS) y el sistema de mitigación de impactos (CMBS). Si soltamos las manos del volante es capaz de ir completamente solo unos segundos.

Fabricantes, universidades y diversos patrocinadores permiten los avances tecnológicos, ya que se necesita muchísimo dinero

¿Qué hace falta para conducir sin intervención humana?

Si queremos ir de A a B, lo primero que necesitamos es una ruta, qué camino hay que llevar. En los aviones o barcos en mar abierto, el piloto automático no necesita saber si hay obstáculos en la ruta, se presupone que no los hay, pero en los coches la cosa se complica un poco más.

De hecho, las rutas por carretera están plagadas de obstáculos, tanto fijos como móviles, y hay que compartir con muchos vehículos la ruta, por lo que además, el vehículo debe tener controlados todos esos obstáculos para no impactar con ellos, como los peces en el agua.

Eso nos lleva a la necesidad de "ver" alrededor del vehículo. Para ello se utilizan distintos tipos de sensores, dan una información que se interpreta en tiempo real con ordenadores. Los primeros prototipos de coches autónomos llevan los maleteros llenos de ordenadores haciendo cálculos.

Distingamos tres tipos principales de sensores:

  • Cámaras de vídeo: proporcionan la visión artificial de las marcas viales, señales de tráfico, semáforos y objetos indetectables por ondas
  • GPS: proporcionan la posición, los equipos más sofisticados permiten una precisión de centímetros; un GPS comercial cualquiera tiene un margen de casi 3 metros de error
  • Ondas: aquí entran sensores infrarrojos, de radar, láser... que complementan las imágenes de las cámaras y permiten al sistema informático tener una noción casi perfecta de qué hay fuera

Fijaos que en los modelos a la venta que solo disponen de cámara, pueden leer las señales de tráfico, o avisarnos si nos saldríamos del carril, pero no determinan con precisión objetos ni su posición. Si añadimos un radar, entonces ya se puede tener un control de crucero adaptativo, que acompase nuestra velocidad a los demás.

Unir toda esa información, como he dicho, requiere mucho esfuerzo de cálculo. Uno de los desafíos es poder miniaturizar todo ese equipo informático. Además, los sensores tienen que reducir su peso y volumen, fijaos en cómo son la mayoría de los prototipos.

En EEUU es muy conocida la "carrera" que organiza el DARPA para coches autónomos en el desierto. La estética aún puede mejorar un poco...

Por otro lado, los coches autónomos solo pueden circular en muy pocos lugares del mundo, y siempre con un humano a bordo. El Estado de Nevada fue el primero en EEUU, en 2011. Hasta entonces, las pruebas se habían realizado en lugares cerrados al tráfico. Poco a poco, la legislación los irá permitiendo.

Un coche autónomo se mueve por reglas predefinidas, no tiene sentimientos

¿Por qué? Hay una cuestión legal importante, y es quién sería responsable en caso de accidente, un coche no es una persona física ni jurídica. En el otro lado tenemos que en un autónomo puede ir cualquiera: niños, incapacitados para conducir por orden médica, borrachos e incluso mascotas: no se necesitaría un conductor con licencia para nada.

No se puede terminar esta introducción sin mencionar la cuestión de la fiabilidad. La tolerancia a fallos tiene que acercarse todo lo posible a cero, si realmente queremos no depender de los humanos. En aviación los pilotos automáticos aún no cargan con el 100% de la responsabilidad, y es por algo. Pero todo esto está avanzando muy deprisa.

No es casualidad que los prototipos de coches autónomos se suelan basar en modelos grandes, se necesita mucho espacio para los sensores y equipo informático. Este Chevy Tahoe lleva hasta aire acondicionado solamente para sus ordenadores

Algunas predicciones apuntan a la próxima década en la que la tecnología autónoma despegue. Obviamente, debe ser algo asequible, porque si no, seguirá siendo más rentable contratar a un chófer para que nos lleve de un sitio a otro, o tirar de taxis. Más ridículo sonaba en 2000 algo como el iPhone y miradnos ahora...

Existen algunos sectores reticentes con esta tecnología, pero tampoco hay que irse al extremo de que todos los coches se conducirán solos y ya no hará falta ni carné. Si eso acaba ocurriendo, será cuando nosotros seamos ancianos en las últimas. Habrá décadas de convivencia entre los conductores humanos y los coches autónomos.

De momento, los semiautónomos van ganando cuota de mercado, el conductor puede elegir cuando quiera desconectar todas las ayudas (o casi todas). Reducirán mucho la siniestralidad vial, pero cuando la conducción autónoma se utilice de forma masiva, las víctimas del tráfico bajarán de forma exponencial.

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