No miran la velocidad, cuentan personas: así funcionarán los nuevos radares de ocupación que llegarán a España en 2026

La DGT va a estrenar en 2026 los llamados radares de ocupación o radares negros, unas cámaras con inteligencia artificial que vigilarán los nuevos carriles Bus-VAO de la A-2 en Madrid para multar a quienes se cuelen viajando solos donde solo deberían ir coches compartidos.

No miran la velocidad, cuentan personas: así funcionarán los nuevos radares de ocupación que llegarán a España en 2026
Radares de ocupación que llegarán en 2026

7 min. lectura

Publicado: 28/11/2025 17:00

Los nuevos radares de ocupación (popularmente conocidos como radares negros por su caja discreta y sin señales llamativas) son sistemas diseñados para una cosa muy concreta: comprobar cuántas personas viajan dentro de un coche que circula por un carril de alta ocupación.

Aquí la velocidad es secundaria. Lo importante es si el vehículo cumple la norma del carril VAO o Bus-VAO: en el nuevo tramo de la A-2 madrileña se exigirá un mínimo de dos ocupantes por coche, además de autobuses y determinados servicios autorizados. Si el sistema detecta que solo va el conductor, se genera la denuncia.

Cómo funcionan: cámaras térmicas, infrarrojos e inteligencia artificial

Para poder contar personas dentro de un coche a 90 o 100 km/h, no vale con una cámara normal. Estos equipos combinan cámaras ópticas, sensores infrarrojos y cámaras térmicas, apoyados por algoritmos de inteligencia artificial entrenados para reconocer siluetas humanas incluso con poca luz o con el sol de frente.

El dispositivo toma varias imágenes del habitáculo a la altura del parabrisas, analiza cuántas siluetas hay en los asientos y cruza esa información con la matrícula. Todo el proceso se hace en milésimas de segundo y puede revisar cientos de vehículos cada hora. Cuando hay indicios claros de infracción, las imágenes pasan a un centro de control, se revisan y, si se confirma que el coche no cumple la norma, se tramita la sanción.

Un radar de ocupación en plena autovía
Un radar de ocupación en plena autovía

Dónde se van a colocar y cuándo empiezan a multar

El primer radar de ocupación español ya tiene destino: el nuevo carril Bus-VAO de la A-2 de entrada y salida a Madrid. Este carril no estará separado físicamente del resto de la autovía, sino que será un carril dinámico gestionado por señalización variable, lo que hace más fácil que alguien se “cuele” intentando ahorrar tiempo en atascos.

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Según el calendario adelantado por la DGT, el carril y su radar de ocupación empezarán a funcionar en el primer trimestre de 2026. Si el modelo funciona bien en la A-2, es previsible que se extienda a otros accesos congestionados de grandes ciudades donde tenga sentido premiar a los coches compartidos.

Multas, puntos y cómo evitar sorpresas

La infracción que vigila el radar negro es clara: circular solo por un carril reservado a vehículos de alta ocupación cuando está activado. La sanción prevista ronda los 200 euros, sin retirada de puntos, en línea con otras multas por uso indebido de carriles especiales.

No hay truco para librarse: respetar la señalización que indica cuándo el carril está reservado y asegurarse de que viaja al menos una persona más en el coche. Si en un momento dado dejas a un pasajero y sigues solo por el carril VAO, sigues siendo candidato a sanción hasta que salgas por uno de los puntos autorizados.

Intentar engañar al sistema con maniquíes, muñecos o similares, como ya se ha visto en otros Bus-VAO, es inútil con cámaras térmicas y de infrarrojos, además de que puede acarrear problemas extra si Tráfico interpreta mala fe o detecta otras infracciones.

Múltiples carriles en una autovía muy concurrida
Múltiples carriles en una autovía muy concurrida

¿Y si llevo cristales tintados o el sol da de frente?

Una de las dudas que más se repiten es qué pasa con los vehículos que llevan lunas muy oscurecidas o cuando las condiciones de luz son complicadas.

Precisamente por eso estos radares no dependen solo de una imagen convencional, sino de cámaras de calor y sensores infrarrojos capaces de detectar la presencia de un cuerpo humano aunque la visibilidad no sea perfecta.

Si aun así el sistema no puede determinar con claridad cuántas personas viajan a bordo, la multa no debería prosperar. Igual que en otros radares automatizados, siempre hay una revisión humana antes de que se emita la denuncia definitiva, para evitar errores evidentes o situaciones en las que la imagen no sea aprovechable.

Por qué llegan ahora y qué puede venir después

Detrás de los radares de ocupación hay un objetivo que la DGT repite desde hace años: aumentar la ocupación media de los coches para reducir tráfico, consumo y emisiones. En hora punta, la mayoría de turismos entran y salen de las grandes ciudades con solo el conductor dentro, ocupando el mismo espacio que un coche lleno.

Con los radares negros, Tráfico quiere que los carriles de alta ocupación sean algo más que una recomendación. Si realmente solo pueden usarlos quienes comparten coche o viajan en transporte público, se consigue un incentivo real para dejar el vehículo privado en casa o compartirlo con otros. Es, en la práctica, un paso más en el giro de la DGT hacia una movilidad más ordenada y eficiente en las grandes ciudades.

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