Bugatti entrega el último Bolide y despide para siempre al mítico W16, un motor que nadie en la industria ha logrado imitar
Punto final a una era en Bugatti. Ahora sí, la marca francesa más lujosa del mundo ha acabado con la producción de los últimos ejemplares de uno de los hypercar más radicales en el panorama de la automoción. Los 40 Bolide ya están en manos de sus propietarios, el momento de revelar secretos clasificados.

Está claro que el Bugatti Bolide pasará a la historia como uno de los hypercar más brutales del mundo, pero también por ser el último modelo en contar con uno de los motores de gasolina más salvajes que se conocen. La marca francesa ya se ha despedido por completo de su motor insignia, el tremendo W16 cuyas cifras ha asustado a la industria. Los más de 8.0 litros de cilindrada, los cuatro turbocompresores y más de una decena de catalizadores son ya parte de la historia de la industria moderna del automóvil.
En realidad, lo es desde hace unos meses. Concretamente, desde que la marca de Molsheim presentó el sustituto del Chiron, un Tourbillon que está predestinado a superar los impresionantes números de este hypercar, cuyos 40 ejemplares ya están en manos de sus dueños. El último acaba de salir de los talleres de la marca y entregarse personalmente a su propietario, que ha decidido por una configuración de colores idéntica a la de otros dos modelos de la marca que tiene en su garaje. Un auténtico coleccionista que cuenta con un Type 35 y, curiosamente, el último ejemplar producido del Veyron Grand Sport.

El Bugatti Bolide es más un coche de carreras y de colección
Como esta pareja, el cuerpo de la carrocería del Bolide está pintado en una llamativa combinación de negro y una tonalidad de azul que gira hacia verde, revestido por dentro de cuero y Alcantara en diferentes azules, incluido el hilo de las costuras interiores. Manías extrañas en los clientes de marcas de prestigio como Bugatti, que solamente trata de redirigir los deseos de algunos clientes si la configuración soñada es de esas que se van de las manos y pueden manchar al fabricante.
Bugatti, una marca donde no todo vale por mucho dinero que tenga el postor para pagar los 4 millones de euros que cuesta un Bolide, ha revelado interesantes detalles que giran en torno a su desarrollo. Una obra de arte de la ingeniería que empezó a cobrar vida hace más de cuatro años, cuando la marca se propuso hacer realidad el coche de carreras perfecto y capaz de ofrecer una experiencia inolvidable incluso al profesional más experimentado. Ese es el concepto que se esconde tras el exclusivo Bolide, que necesitó más de dos años para desarrollar prototipos funcionales.
El último gran sueño del dueño de VW está en el Bugatti Bolide
Las pruebas del Bolide se han llevado a cabo en circuitos del mundo y aeródromos para poner a prueba a este coche de 1.600 CV, pero que puede llegar a los 1.850 CV si reposta gasolina especial, diseñando programas de ensayos que se extendían desde el amanecer hasta bien entrada la noche. Horas y horas de dedicación absoluta durante muchos días, realizando modificaciones técnicas y corrigiendo ajustes por la noche para que al día siguiente estuviesen listas y someterse a nuevas pruebas. Un procedimiento que no hace ninguna marca en el mundo, y casi que Ferrari tampoco llega a semejante extremo.
El Bugatti Bolide sólo se puede disfrutar en circuito. No está homologado para calle, seguramente algo que no le importará al pertinente dueño, pero quizás sí las tremendas sumas de dinero que tiene que desembolsar en su mantenimiento, que no pueden realizar mecánicos especializados en coches de lujo, sino que tiene que ser enviado a Francia para unas revisiones que aseguran que alcanzará los 100 km/h en 2,2 segundos y una velocidad punta de 380 km/h. Otro de los grandes sueños de Ferdinand Piëch, el eterno gran jefe de Volkswagen, que se ha cumplido a la perfección y con un motor en lo más alto durante 20 años.

