Qué es corriente alterna y continua, ¿cómo actúan en los coches?
La electricidad resulta imprescindible para el funcionamiento de cualquier vehículo motorizado, sea o no propulsado por combustibles fósiles. Pero hay dos tipos de corrientes presentes en los mismos: alterna y continua.
Desde que Karl Benz patentara el primer vehículo autopropulsado con motor de combustión, la industria automotriz se ha servido de la electricidad para hacer funcionar sus creaciones.
Y es que no sólo los coches eléctricos o enchufables de la actualidad necesitan corriente, sino que los múltiples mecanismos del resto de vehículos han necesitado siempre una batería con la que suministrarla al motor de arranque, las diferentes bombas, los sistemas de seguridad o los equipos multimedia, entre otros muchos elementos.
Pero no es tan simple como proporcionar electricidad a un determinado mecanismo, pues existen dos tipos de corrientes eléctricas que se utilizan en función de sus cualidades y características.
Corriente alterna
La corriente alterna (CA) tiene la capacidad de variar de intensidad o sentido a intervalos regulares, por lo que no es constante.
Su voltaje varía entre dos valores límite de manera cíclica y durante la misma cantidad de tiempo. A consecuencia de esto, su sentido de circulación también es uno y su opuesto a intervalos regulares.
La corriente alterna tiene algunas ventajas, que son las siguientes:
- Es posible aumentar o disminuir su voltaje o tensión con transformadores.
- Es sencillo transportarla y se produce poca pérdida de energía.
- Al incrementar su frecuencia electrónicamente, es posible transmitir voz, imagen, sonido, etc, a grandes distancias y de forma inalámbrica.
- Se puede convertir en corriente continua con facilidad.
- Los motores eléctricos y generadores demandan un mantenimiento más sencillo.
Corriente continua
La corriente continua (CC o DC) se llama así porque el sentido de la circulación y la intensidad de la carga no varían. También puede llamarse corriente galvánica, aunque es un término ya en desuso.
A consecuencia de las ventajas de la corriente alterna anteriormente descritas, la continua no es utilizada en redes eléctricas comerciales, pero eso no significa que no sea relevante en otras áreas.
Por ejemplo, la corriente continua es vital en las instalaciones fotovoltaicas de energía solar, así como en las baterías. De hecho, la corriente continua se utiliza normalmente para aplicaciones que necesitan un bajo voltaje.
Si bien realizar un cambio de corriente continua a alterna es más complicado y se necesitan inversores electrónicos, el camino inverso es sencillo. Para ello basta con emplear un transformador que eleve la tensión de forma eficiente.
La corriente alterna y continua en los coches
Como ya hemos avanzado, la electricidad llega a los hogares en forma de corriente alterna. En cambio, en una batería el único modo de almacenar energía es mediante corriente continua.
Esto es válido para cualquier tipo de batería, tanto la convencional que emplean los coches con motor térmico como los eléctricos que cuentan con complejos sistemas de almacenaje de energía.
En el caso de un coche eléctrico, para poder usar la electricidad almacenada en una batería, es necesario recurrir a un rectificador que la convierta en continua cuando cargamos nuestro vehículo enchufable. Como este proceso requiere tiempo, los cargadores más rápidos suministran corriente continua para así acelerar el proceso de carga de las baterías.
En el caso de los coches térmicos, es decir, los que disponen de motor de combustión, un elemento vital relacionado con la electricidad es la batería. La razón es porque suministra energía eléctrica a nuestro vehículo, permitiendo que el motor se ponga en marcha a través del motor de arranque. Posteriormente, entra en funcionamiento el alternador.
La batería también sirve de apoyo a este último cuando hay que suministrar energía a elementos como los accesorios de ventilación, seguridad, multimedia, etc., o cuando mantenemos el motor al ralentí y este no proporciona al alternador la potencia necesaria.
Por su parte, el alternador es el elemento encargado de transformar la energía mecánica en eléctrica, produciendo corriente alterna. Además, el alternador es el que hace posible que la electricidad pueda almacenarse en la batería, aunque como hemos dicho, esta sólo acumula corriente continua. Para solucionarlo, el alternador dispone de semiconductores con válvulas unidireccionales.
¿Quieres saber más sobre el funcionamiento de una batería o un alternador? Puedes consultar esta y otra información en nuestra sección Diccionario, en la que encontrarás un buscador de términos sobre los que aprender.