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Los inyectores, ¿qué son, cómo cuidarlos y limpiarlos?

Los inyectores del motor son piezas fundamentales en el proceso de combustión interna de los vehículos. Encargados de pulverizar y distribuir el combustible de manera precisa, estos dispositivos juegan un papel crucial en el rendimiento, la eficiencia y la reducción de emisiones de los motores de combustión.

Los inyectores, ¿qué son, cómo cuidarlos y limpiarlos?
Sistema de inyección de un motor de coche.

7 min. lectura

Publicado: 25/11/2019 16:02

Actualizado: 24/04/2024 14:01

Para que el motor arranque, es necesario que llegue carburante al mismo. El elemento encargado de suministrarlo es el inyector, que surte de combustible a alta presión al conducto de admisión si se trata de un sistema de inyección directa, o a la cámara de precombustión si es indirecta.

En esencia, los inyectores son electroválvulas que se abren y cierran múltiples veces de manera muy precisa como reacción al pulso eléctrico que los controla. Con el objetivo de distribuir el combustible de forma homogénea, lo pulveriza, evitando así goteos o similares.

Se ubican en la culata y están formados por dos partes: el cuerpo y la aguja, que se fabrican en acero y con gran precisión.

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Tipos de inyectores

En función del tipo del sistema de funcionamiento de los inyectores, estos se pueden dividir en dos:

  • Mecánicos: dejaron de utilizarse tras llegar la inyección common-rail (tubería común que distribuye el combustible a los inyectores por mediación de una bomba, reduciendo consumo y aumentando potencia). Son propios de motores diésel y funcionan con un sistema mecánico que controla el momento y la cantidad de suministro del combustible.
  • Electrónicos: incluyen varios sensores que surten de información a la unidad de control o ECU, decidiendo esta cuándo y qué cantidad debe pulverizarse. Habitual de motores gasolina.

Recomendaciones sobre los inyectores

Para un buen funcionamiento del inyector que permita al motor desarrollar todo su potencial, es imprescindible mantenerlo limpio, evitando así obstrucciones a la hora de pulverizar el combustible. Obviamente, este tiene impurezas propias y recogidas en el depósito o los conductos asociados al mismo, que finalmente llegan a la bomba de combustible y a los inyectores.

Algunos consejos para mantener los inyectores en buen estado son los siguientes:

  • No circular en reserva: de ese modo evitamos que los residuos acumulados en el fondo del depósito entren en el sistema y terminen en la cámara de combustión, forzando la bomba y obstruyendo los inyectores.
  • Cambiar el filtro de combustible: sustituirlo con la periodicidad indicada por el fabricante, ya que retiene impurezas y agua presente en el combustible.
  • Usar aditivos químicos de limpieza: aunque algunas marcas no lo aconsejan, hay fabricantes de carburantes que ya lo incluyen en sus productos y también pueden adquirirse en establecimientos específicos del sector de la automoción.
  • Controlar las revoluciones: cuanto más bajo de vueltas llevemos el motor, más carbonilla se genera a consecuencia de una mala combustión. También provocamos vibraciones y desgaste de los elementos del mismo, entre los que se encuentra el sistema de inyección.
  • No repostar si se acaban de llenar los surtidores: cuando los camiones de suministro han finalizado su trabajo en las estaciones de servicio, el combustible insertado en los depósitos debe reposar durante al menos una hora para que las impurezas vayan al fondo del mismo. Si repostamos nada más terminar dicha operación -algo que la estación de servicio no debería permitir-, muchos de ellos entrarán a nuestro depósito.
Mantener el filtro de combustible en buen estado es primordial para un buen mantenimiento de los inyectores.

El biodiésel: tiene más humedad y ello puede acelerar la corrosión y el deterioro de los componentes, además de llevar con frecuencia hongos y bacterias que atacan al sistema de inyección. Conviene, por tanto, controlar su uso.

Uno de los primeros indicios que podemos notar a la hora de detectar problemas en la inyección es que el motor da tirones a la hora de acelerar o desacelerar. En ese caso, debemos acudir rápidamente a un taller para su análisis o, de lo contrario, es muy probable que tarde o temprano acabemos sufriendo una seria avería en el sistema de inyección o incluso en el motor.

Cómo limpiar un inyector

Es aconsejable proceder a una limpieza al cumplirse los primeros 100 000 km de uso del vehículo, acortando las siguientes a una frecuencia de 50 000 km. Podemos hacerlo de las siguientes maneras:

  • Con ultrasonido: para ello hay que extraer los inyectores y meterlos en un banco en el que se lavan y se comprueba su estado en lo referente a estanqueidad, caudal o resistencia, entre otros parámetros. Es el modo más eficaz y permite corregir fallos, pero también el más caro y obliga a prescindir del vehículo temporalmente.
Cubeta para limpieza de inyectores con ultrasonido.
  • Con aditivos: existen unos líquidos que se añaden al depósito de combustible y que, al llegar al inyector, lo limpian. Es el método más sencillo y económico, pero algunos fabricantes lo desaconsejan por considerarlo químicamente agresivo y, por tanto, potencialmente peligroso para la fiabilidad del coche a largo plazo.
  • Con barrido: Es similar al anterior, pero utilizando un estanque en el que se inserta el líquido limpiador. A continuación se enciende el motor para que absorba el limpiador, que en este caso es más efectivo al no diluirse con el combustible, pero lógicamente también más agresivo.
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