Qué es el rodaje de un coche y cómo hacerlo correctamente
Aunque los vehículos nuevos cuentan ya con un kilometraje y un control de calidad previamente realizado, resulta muy conveniente seguir unas pautas de rodaje concretas durante un número determinado de kilómetros. Es el rodaje.
El rodaje es el proceso de adaptación al uso continuado y habitual que el propietario debe hacer una vez que ha adquirido un coche nuevo. Aunque antes de la entrega todo vehículo pasa por un proceso de prueba y control de calidad, además del siempre importante alistamiento, los elementos mecánicos necesitan un proceso de asentamiento para poder así ofrecer su máximo potencial y fiabilidad durante más tiempo.
El motor, los frenos, los neumáticos… todos los componentes del vehículo son completamente nuevos, por lo que se hace necesario un ajuste entre todos ellos. Y mientras dura este proceso, debemos hacer uso del vehículo de un modo muy concreto, o nos arriesgaremos a dañar elementos nuevos que posteriormente nos darán averías y desgaste prematuro.
¿Realmente es necesario el rodaje?
Hay fabricantes que consideran innecesario hacerle un rodaje a sus coches nuevos y no existe unanimidad al respecto entre los expertos, pero lo cierto es que nunca está de más y, sobre todo, no le hace ningún mal a tu vehículo. No tiene efectos secundarios.
En la actualidad, la calidad de fabricación de los componentes es altísima y estos se elaboran con tolerancias de precisión muy exigentes. Sin embargo, numerosos componentes móviles cuentan con ligeras imperfecciones que se liman, ajustan y asientan sobre otras piezas durante los primeros kilómetros. Hacerlo de manera brusca puede provocar daños que comprometan la fiabilidad de los mismos a largo plazo.
A consecuencia de todo esto, es habitual que los coches consuman más aceite y combustible durante los primeros 10.000 kilómetros, pues el rozamiento y la fricción es superior hasta que todos los componentes se ajustan perfectamente.
Lo mismo podemos decir de los componentes de los frenos o los neumáticos cuando son nuevos, pues durante los primeros kilómetros no ofrecen el mismo rendimiento hasta que la primera capa de goma, acero o ferodo se desgasta.
Cómo hacer el rodaje de un coche nuevo
Lo primero que debemos tener en cuenta es que cada fabricante recomienda un kilometraje de referencia a la hora de hacer el rodaje, por lo que en este artículo ofreceremos una guía general de cómo hacerlo.
- Durante los primeros 1000 o 2000 kilómetros, no es aconsejable superar las 2500 revoluciones por minuto en un vehículo diésel o las 3500 en un coche con motor de gasolina.
- De igual modo, debemos evitar circular a un régimen excesivamente bajo, pues de lo contrario el motor irá ahogado y no tendrá fuerza suficiente para moverse en subidas o aceleraciones, obligándolo con ello a hacer un sobreesfuerzo.
- Una vez superado ese kilometraje, podemos elevar el régimen máximo de uso progresivamente. Hay quien considera que a los 10.000 kilómetros se puede utilizar el coche con total libertad, pero probablemente sea una cifra muy conservadora y los 3000 kilómetros sean más que suficientes.
Recomendaciones y consejos de conducción
Cuando un vehículo es nuevo, debemos ser especialmente cuidadosos con nuestra forma de conducir, prestando atención a la temperatura del motor y siendo cuidadosos a la hora de acelerar y frenar.
Pero, en realidad, muchas de las recomendaciones que se dan para el rodaje son válidas y cruciales para el buen funcionamiento de un coche a lo largo de su vida útil. Con estas prácticas que comentaremos a continuación -y que son las realmente importantes-, podremos tener un coche fiable y en buen estado durante mucho más tiempo del que puede parecer:
Arrancar el coche en frío
Cuando arrancamos el coche en frío -algo crítico en invierno-, dejaremos que el motor gire al ralentí durante unos 30 segundos antes de iniciar la marcha. De ese modo daremos tiempo al lubricante a regar todos los componentes móviles del motor.
Iniciando la marcha
Una vez que hemos iniciado la marcha, seremos cuidadosos con el acelerador, cambiando de marcha a un régimen moderado de revoluciones para no exigir al motor en exceso antes de llegar a su temperatura óptima de trabajo.
Rodando con el motor caliente
Una vez que el motor ya ha alcanzado la temperatura normal de uso, es mejor llevar el motor alegre que demasiado bajo de revoluciones, pues de lo contrario crearemos un sobreesfuerzo y vibraciones que harán mucho daño al motor a medio y largo plazo.
Lo ideal es circular en un rango de entre 2000 y 2500 rpm en un coche diésel y de entre 2500 y 4000 en un coche con motor de gasolina. ¿Gastaremos algo más de combustible? En algunas circunstancias sí, pero estaremos invirtiendo en fiabilidad y a la larga ahorraremos más.
En este sentido, aprender a utilizar correctamente la palanca de cambios es muy útil, pues si circulamos a punta de gas en la autovía, una bajada o un entorno urbano llano, podemos subir una marcha para reducir el consumo. Eso sí, en cuanto sea necesario acelerar para que el motor nos haga elevar la velocidad, deberemos reducir para llevar el motor en un rango de revoluciones alegre, pero sin sobreesfuerzo.
La forma de conducir
Ni que decir tiene que una conducción agresiva, tanto en aceleración, como en frenada o velocidad de paso por curva, nos hará consumir más combustible, neumáticos y frenos, además de acelerar el desgaste de todos los componentes
Por tanto, lo ideal es conducir de manera pausada en el día a día y dejar las prisas o la diversión para los momentos en los que realmente es necesaria o para el entorno adecuado.
Apagar el motor
Una vez que llegamos a nuestro destino es aconsejable detener el coche y esperar unos segundos antes de parar el motor, dejando así que el ralentí haga disminuir la velocidad de los componentes antes de una detención brusca.
Esto es vital en el caso de los motores turboalimentados tras esfuerzos intensos (alta demanda de potencia) o continuados (circulación por autovía o autopista), pues la turbina de este sistema gira a varias decenas de miles de revoluciones por minuto y debe reposar unos 20 o 30 segundos antes de apagar el motor para reducir su temperatura y rango de giro.
Lo mismo podemos decir el aire acondicionado y de elementos como las luces. Lo mejor es tenerlos conectados sólo cuando el motor esté en marcha, evitando así paradas súbitas que dañen los componentes o un desgaste innecesario de la batería.
Finalizamos haciendo referencia al sistema Start & Stop, del que también te hablamos en este artículo, pues su buen uso influye en el estado de la batería a medio y largo plazo.
Como hemos dicho, estos consejos son siempre válidos, no sólo durante el rodaje del coche, sino como práctica habitual en el día a día. A la larga, la mecánica del coche lo agradecerá y nosotros mucho más.