Cuando Newey llegó a Red Bull vio algo que ahora también pasa en Aston Martin, y es un problema
Adrian Newey sabe bien lo que cuesta convertir un equipo mediocre en uno ganador. Por eso, a su llegada a Aston Martin, ha sido uno de los más prudentes con respecto a las expectativas generadas para 2026. Estas son sus razones para desmarcarse de tanto optimismo.

Se suele decir que el dinero no basta para ganar en la Fórmula 1, pero ayuda mucho. Y es totalmente cierto, puesto que ningún equipo sin dinero gana en la categoría reina (con la excepción de BrawnGP y con matices muy importantes que considerar).
Ahora bien, es igual de cierto que ningún equipo con gran presupuesto ha ganado nunca sin un equipo humano de alto nivel y una estrategia de actuación coherente (en la que debe incluirse, inevitablemente, la paciencia). Como claros ejemplos, Toyota, BMW o la Ferrari que tanto gusta de pasar décadas sin un título con el que contentar a los tifosi.
Esto es algo que Adrian Newey también conoce a la perfección, ya que vivió en primera persona la transformación de un equipo mediocre como Jaguar en el todopoderoso Red Bull Racing. Y ahora se propone hacer lo mismo con Aston Martin.
«Cada vez más a medida que los equipos crecen, la gente no cuestiona lo suficiente. Creen en lo que arroja un ordenador, un conjunto de resultados»
Cambio de cultura
Pero, como ya hemos dicho, los millones y la determinación de Lawrence Stroll no bastan: deben estar acompañados de coherencia y capacidad de gestión. En esas está el equipo con Andy Cowell a la cabeza y con Adrian Newey al frente de todo lo relacionado con la tecnología del monoplaza.
Pero, a diferencia de muchos de sus colegas, Newey no rebosa optimismo cada vez que es entrevistado. Él está más predispuesto a mostrar prudencia y realismo. No es de extrañar, por tanto, que el ingeniero británico vaticine pocos cambios en el orden jerárquico de la parrilla al comienzo del nuevo periodo reglamentario.
«Es difícil emitir un juicio debido a este gran cambio regulatorio, pero las probabilidades de que los mejores equipos este año sean los mejores equipos el año que viene son altas», comienza diciendo Newey durante su intervención en el podcast James Allen on F1.

«A veces hay un cambio en la cima, como en 2009 —cuando Ferrari y McLaren cayeron, mientras que Brawn GP y Red Bull eran competitivos—, pero en general los mismos equipos tienden a permanecer en la cima», insiste el ingeniero británico de 66 años.
Al ser preguntado por sus perspectivas en lo relativo a Aston Martin, Newey prefiere ser totalmente honesto y admitir que no tiene «idea de cómo va, porque no sabes lo que hacen los demás». Pero añade algo que nos hace pensar que el equipo de Silverstone todavía necesita tiempo.
«Creo que también es una cuestión de cultura laboral. Red Bull procedía de Jaguar, que tuvo muy poco éxito. Así que el equipo perdió la confianza y pensó que nunca podría ganar. Cuando dejas de creerlo, todo sale mal, porque la complacencia, la pereza, el vicio de culpar a los demás toman el control. Fue bastante difícil revertir la situación en Red Bull: no quiero revelar demasiado, pero tengo una sensación de déjà vu», advierte Newey.
La clave está en la comunicación
Otro aspecto a considerar de Aston Martin es que se trata de un equipo que ha crecido mucho en muy poco tiempo. Más rápidamente de lo que el orden natural de las cosas permite asimilar. Por esa razón, el equipo también necesita tiempo para digerir dicho crecimiento. «Por supuesto, a medida que los equipos se hacen más grandes la comunicación se convierte cada vez más en un desafío», desarrolla Newey a este respecto.
«Cualquier equipo de Fórmula 1 es similar en la medida en que tiene tres departamentos: aerodinámica, diseño mecánico y lo que se llama vagamente dinámica de vehículos, que tiende a incluir también todo el trabajo de simulación. El equipo de carrera, los ingenieros de carrera, tienden a estar bajo el disfraz de la dinámica del vehículo», prosigue, añadiendo contexto a su explicación.
«La forma de lograr que esos tres departamentos trabajen juntos es absolutamente clave, porque el coche debe ser un producto holístico. No sirve de nada si tienes un coche que es aerodinámicamente muy, muy bueno, pero digamos que la estructura no es lo suficientemente rígida para soportar esa carga aerodinámica», ejemplifica.
Los retos de la simulación
Otro aspecto que complica mucho las cosas a los equipos en la actualidad es la necesidad de desarrollar un prototipo ultrasofisticado de forma virtual. Y es que ningún monoplaza pisa el asfalto durante su fase de desarrollo, solamente cuando llega a su versión final y plenamente operativa.
«Gran parte de nuestra investigación se basa en simulación matemática, debido a que ahora no tenemos mucho tiempo de test. Ese tiempo es muy, muy limitado, por lo que debe hacer todo a través de simulación», expone Newey.
«Entonces, acertar con esos modelos es clave, pero, por supuesto, también tener cierto grado de visión general y casi escepticismo respecto de ese modelo. Porque el modelo, casi por definición, no será 100 % correcto. Tendrá errores y tratarás de ser cognitivo, en parte a través de la experiencia, de cuáles pueden ser esos errores y cómo evitar ser absorbido simplemente por creer en los números», amplía.
En este sentido, la experiencia es clave para no dejarse llevar exclusivamente por las cifras de la simulación. «Porque creo que cada vez más a medida que los equipos crecen, la gente no cuestiona lo suficiente. Creen en lo que arroja un ordenador, un conjunto de resultados, y automáticamente creen en eso, y no cuestionan el hecho», argumenta Newey.
«No puedes culpar a un ordenador, es lo que has puesto en él, pero si no has puesto las cosas correctas, no puedes esperar que salgan las cosas correctas. Y creo que eso es algo con lo que nos volvemos cada vez más complacientes y, como resultado, cometemos errores», concluye Adrian Newey.
¿Está Aston Martin preparado para hacer frente a todas estas dificultades con éxito? Adrian Newey deja entrever que no, y que aún harán falta uno o dos años para llegar a ese punto.
Fotos: Aston Martin F1
