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Por qué Jaguar necesita el J-Pace, un SUV más grande

Dadas las tendencias en el segmento Premium y en SUV, resultaría poco comprensible por parte de Jaguar que no se metiese en esta lucha pudiendo hacerlo. Los principales fabricantes alemanes ya han despejado el camino, es una apuesta relativamente segura.

6 min. lectura

Publicado: 13/04/2018 20:30

Cuando en 2002 un fabricante reputado de deportivos decidió hacer un SUV de casi dos toneladas, y encima deportivo, mucho se llevaron las manos a la cabeza. Se trata del Porsche Cayenne, una de las razones por las cuales Porsche ha conseguido sobrevivir, y no sólo eso, lograr unos márgenes envidiables en la industria del automóvil.

Sólo de la segunda generación se han vendido más de medio millón de unidades, en todo el mundo. Para Volkswagen ha sido un enorme negocio, ya que se fabrica con mano de obra del este europeo, su plataforma se comparte con el Volkswagen Touareg y el Audi Q7 y las sinergias son muy importantes.

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Resulta muy obvio parte de Jaguar se quiera entrar en ese segmento, el E SUV, dado lo rentable que es. La marca británica ya se ha expandido hacia abajo con el XE, ahora le toca ir hacia arriba con el J-Pace que anticipan varios medios de motor. Sería un buen complemento del XF, aunque podría comprometer el futuro de la versión familiar, el Sportbrake.

Primera generación del Porsche Cayenne

Una de las particularidades del segmento E es la elevada cantidad de dinero que los clientes están dispuestos a aflojar, tanto por las versiones base como para las de gama más alta. Pensemos en el precio que pude tener un hipotético J-Pace 5.0 S/C hasta arriba de extras, fácilmente 120.000 euros.

Ahora mismo Jaguar no está en una situación especialmente buena. Casi todo lo que vende es Diésel, y la demanda está empezando a caer en Europa a cuento de la onda expansiva del Dieselgate. Por otra parte, las incertidumbres del Brexit están haciendo daño a las ventas en el Reino Unido. Si el acuerdo de libre comercio no llega, Jaguar tendría problemas.

Tanto Jaguar como Land Rover han empezado a explotar un filón, el de la herencia. El departamento Special Vehicle Operations (SVO) puede hacer maravillas: resucitar modelos de los años 60 desde cero o en unidades con decenas de años, hacer preparaciones totalmente a la carta o llenar coches de artesanía, lo que se le ocurra al cliente. Solo es un problema de dinero.

Jaguar E-Pace, el más compacto de la gama de todocaminos de Jaguar

Es una vuelta de tuerca del concepto de los departamentos de históricos de marcas como Porsche, BMW o Mercedes, donde con el dinero suficiente cualquier cosa es posible, incluso crear recambios nuevos para modelos de los que apenas quedan unidades, pero se conservan los planos originales. Pero no solamente se vive del pasado.

Jaguar aún no ha entrado en el competitivo segmento de los compactos Premium, donde los márgenes son menores pero los volúmenes muy altos. Apostar por la parte más alta de la pirámide supone fabricar menos, pero sacar más beneficio por unidad. Su marca hermana bien lo sabe con la saga Range Rover.

Pese a la crisis económica no faltan clientes en segmentos Premium. La desigualdad ha aumentado, y los fabricantes generalistas no son rivales en esta categoria, al menos en Europa. Los grandes fabricantes de gama alta encadenan recorés de ventas y beneficios año tras otro. Sería fantástico para Jaguar coger un trozo más grande del pastel, y a la vez, no quitárselo a Land Rover.

Jaguar F-Pace SVR

Sin embargo, hay retos ingenieriles que superar. A largo plazo la apuesta por el motor diésel no es segura, hacen falta híbridos enchufables y eléctricos puros. Al menos los grandes SUV facilitan la colocación de baterías sin comprometer la habitabilidad ni la capacidad del maletero. Los altos márgenes permiten recuperar las inversiones antes.

En sólo cinco años, Jaguar ha puesto sobre la carretera el F-Pace, E-Pace y ahora I-Pace, segmentos en los que Jaguar no había estado jamás. Seguramente esos coches permitan que en el futuro no se extingan preciosidades como el F-Type por falta de clientes suficientes. Porsche ya demostro que la fórmula funciona.

Por último hay que mencionar que es una fórmula que funciona en lugares tan dispares como Europa occidental, estados unidos o China, los gustos se van universalizando. El J-Pace podrá gustarnos más o menos, pero pensándolo fríamente, tiene todo el sentido considerando los derroteros por los que va el sector, donde un SUV se puede percibir no sólo como polivalente, también como deportivo.

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