Cada vez nos preguntáis más por los coches chinos y tras probar muchos de ellos esto es lo te podemos decir de ellos
No hay ninguna duda de que China acapara toda la atención de la industria del motor. Cada vez son más los coches chinos que traspasan nuestras fronteras con la promesa de hacernos olvidar a las marcas europeas.

Como probador de Motor.es durante los últimos 12 años de mi vida he podido ponerme al volante de muchos coches diferentes. Desde potentes superdeportivos hasta los más corrientes utilitarios híbridos. En Motor.es no le hacemos ascos a nada, pero en los últimos tiempos hay uno, mejor dicho, dos, denominadores comunes: eléctricos y chinos. Cada vez sois más los que nos preguntáis por los coches procedentes de China. ¿Realmente merecen la pena? Esa es la pregunta del millón.
China se ha convertido en el epicentro mundial de la movilidad eléctrica. El país ha transformado por completo su industria en menos de una generación. A principios de siglo eran pocos los chinos que tenían un coche en el garaje, hoy son la inmensa mayoría los que disfrutan de vehículos avanzados que nada tienen que envidiar en calidad, equipamiento o condiciones a un vehículo europeo. Algunos de esos coches se atreven a plantar cara a las marcas europeas.

Europa sigue ofreciendo mejores coches, pero que se anden con cuidado
El Viejo Continente está considerado como el mercado automovilístico más exigente del mundo. Fueron los alemanes los que inventaron los coches (Mercedes en 1886) y durante más de un siglo han sido los europeos los que han llevado la voz cantante con el permiso de coreanos, japoneses y americanos. China promete adelantarnos por la derecha, por la izquierda, por arriba y por cualquier lado posible. Tienen los medios, tienen el dinero y tienen la mano de obra. Sin embargo, tienen mucho camino que recorrer en imagen de marca.
Yo suelo definirlo como el efecto AliExpress. El popular portal de comercio electrónico se ha ganado una más que merecida fama de poca calidad. Como dice el meme: una cosa es lo que pides y otra es la que te llega. Durante décadas, los chinos han destacado por volumen, pero no por calidad. Sin embargo, tras aprender de las marcas europeas, han igualado la calidad sin perder la cantidad. Eso también se aplica a los coches, aunque mucha gente no lo sabe. Cada vez hay más que abren sus ojos ante las marcas chinas. Y no es de extrañar.
Omoda, Jaecoo y EBRO son productos iguales con diferentes caras y nombres.
Lejos de aquellos primeros coches feos, cutres y mal ejecutados, los nuevos coches que nos llegan de China ofrecen, al menos por fuera, un aspecto bastante interesante. El ejemplo más claro es BYD. Los de Shenzhen iniciaron su aventura europea con tres modelos, hoy ya son 10 las unidades presentes en la familia. No todos son eléctricos, pues BYD se ha dado cuenta que los híbridos enchufables también interesan a cada vez más conductores en toda Europa.
Otro buen ejemplo es Chery. Este caso es bastante más curioso. Chery es el mayor exportador de automóviles de China, pero vende más coches fuera del país que dentro, por muy extraño que parezca. En nuestro país se han creado un hueco importante a través de varias marcas secundarias como son Jaecoo, Omoda o EBRO. En realidad son el mismo producto con nombres diferentes. Bajo sus carrocerías se esconde la misma tecnología, los mismos motores y los mismos componentes. Es el Grupo Volkswagen de China.

No puedo olvidarme de SAIC y de sus MG. Otro caso, como el de Chery, que vende más coches en Europa que en China. MG (Morris Garage) se ha situado como una de las marcas más vendidas en nuestro país, aunque principalmente vende coches con motores de combustión. Recientemente han subido la apuesta con híbridos enchufables de última generación e interesantes modelos híbridos de gran relación calidad-precio que atacan directamente a la todopoderosa Toyota. Todavía firme líder de la industria del automóvil global.
Hay fabricantes más pequeños que también están llamando la atención, pero a una escala menor como son XPeng, Dongfeng o Leapmotor, esta última apoyada por la gran estructura de Stellantis. Lo que mucha gente tampoco sabe es que muchas marcas europeas han sido absorbidas por estructuras chinas. Seguro que te suenan Polestar, Smart o Volvo, pues bien, las tres son propiedad de Geely (China), al igual que Zeekr o Lynk & Co. Otra fórmula que está ganando peso es la de fabricar coches en China y venderlos en Europa, como el caso del CUPRA Tavascan o del Mazda6e. A pesar de que las marcas no son chinas, son coches chinos.

Ante semejante aluvión de marcas y chanchullos industriales no es de extrañar que cada vez más de vosotros nos preguntais por las marcas chinas. Estoy seguro que si probaseis uno mañana mismo os animaríais a comprarlo. Tienen un diseño bastante atractivo -la mayoría de ellas ya han europeizado sus estilos- por dentro ofrecen la misma o mejor calidad que las marcas generalistas europeas, y se conducen bien. No destacan en absolutamente nada, pero tampoco presentan fallos o defectos considerables. Son productos muy neutros que en su mayoría tampoco son tan baratos.
Los chinos desembarcaron en Europa prometiendo bajos precios, pero la realidad indica que sus tarifas no son tan exageradamente baratas como para que todo el mundo se lance de cabeza a por ellos. A excepción de MG con sus increíbles precios. Un BYD, por ejemplo, tiene un precio muy similar a un Peugeot o un Volkswagen. Lo mismo pasa con un XPeng cuyas tarifas se acercan a la de la todopoderosa Tesla. Leapmotor también ofrece atractivos descuentos, pero ¿realmente merece la pena comprarse un coche chino a día de hoy?
Algunas marcas chinas ya compiten de tú a tú con firmas generalistas europeas.
Si y no. Como producto, ofrecen algo tan exageradamente neutro que es muy del agrado del conductor medio español y europeo. Son coches que te van a llevar de A a B sin ninguna emoción. No ofrecen nada diferente, ni bueno ni malo. Los motores térmicos chinos consumen mucho más que uno europeo de iguales o superiores características. Incluso los eléctricos todavía tienen mucho margen de mejora en eficiencia. A nivel mecánico y dinámico las marcas europeas siguen ofreciendo mejores coches. A igualdad de precio sigue ganando un coche de marca europea, japonesa, coreana o americana.
El problema es que cada vez menos conductores aprecian esos detalles, entonces ¿por qué pagar por ellos? A la hora de comprar un coche nuevo hay que tener en cuenta factores que no siempre se tienen en cuenta, como red postventa (cuantos talleres hay), costes de mantenimiento (precios y plazos de revisiones), fiabilidad, depreciación del vehículo, precio del seguro... Es decir no sólo es comprar un coche por su diseño y por el precio que tiene. Teniendo en cuenta lo caros que están los coches, conviene no arriesgar nuestros euros en un producto que puede presentar problemas.

¿Con esto quiero decir que no merece la pena comprarse un coche chino? No, ni mucho menos. Representan el futuro nos guste o no nos guste. Cada vez son más los coches chinos que aparecen en nuestro espejo retrovisor y más que van a ser. China quiere conquistar Europa y lo está haciendo con productos que emocionan muy poco, pero que convencen a cada vez más. A poco que mejoren aspectos como la eficiencia, el precio y la red de postventa estoy convencido de que muchos conductores españoles se lanzarán sin dudarlo, y con muchos motivos, a comprar un coche chino.