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Toyota es la marca preferida del "Estado Islámico"

El autodenominado "Estado Islámico" no es una organización terrorista del montón, está muy bien organizada y financiada, con un importante aparato logístico. En Estados Unidos se preguntan cómo es posible que tengan acceso a tantos pick-up de Toyota, tanto usados como modernos

5 min. lectura

Publicado: 07/10/2015 18:00

Por mucho que le pese a Toyota, sus modelos Land Cruiser y Hilux son especialmente populares por ejércitos no regulares a lo largo del mundo, especialmente en áreas subdesarrolladas. Esto no tiene nada de nuevo, aunque el auge del "Estado Islámico" vuelve a sacar el fenómeno a la palestra.

¿Hasta qué punto el fabricante es responsable?

Evidentemente, no podemos pensar que el Daesh -su nombre oficial- acude a un concesionario oficial y encarga decenas de unidades exigiendo factura. No ocurre así, pero es un hecho que la organización terrorista está haciéndose con un número importante de todoterrenos de la marca japonesa.

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Funcionarios del Gobierno de EEUU han preguntado a Toyota, a efectos oficiales, el porqué de este auge. El fabricante responde que no puede hacerse responsable de lo que hacen los clientes después de haberles vendido un vehículo, a menos que se detecte una situación flagrante. La postura oficial de Toyota es que no venden vehículos a terroristas ni delincuentes.

La investigación tiene que extenderse mucho, pues puede ser tan simple como que clientes sin ninguna sospecha encima adquieran grandes flotas para sus empresas y posteriormente se deshagan de los todoterrenos en el mercado de ocasión. Ahí acabarían en manos de los terroristas.

Se han verificado casos muy rocambolescos. Por ejemplo, un fontanero de Tejas se quedó alucinado viendo cómo su antiguo Ford F-250, vendido en Estados Unidos, acabó en Siria con una ametralladora instalada en su caja trasera. Evidentemente nuestro hombre no es un patrocinador del terrorismo, solo cometió la imprudencia de vender el vehículo sin quitar el rótulo de su negocio.

Si un pick-up puede recorrer tanta distancia hasta acabar en manos de esta organización terrorista, qué no serán capaces de hacer en los países de la zona. Para "desgracia" del fabricante, son vehículos duros, resistentes y que se adaptan bien al terreno. Los Hilux cargan con una tonelada en el mundo desarrollado, pero en guerra pueden llevar a unos 20 guerrilleros, armamento pesado, etc.

También ha ocurrido que lotes de todoterrenos dirigidos a rebeldes sirios "moderados" han acabado en manos del Daesh. Dar caza a una red de captación de vehículos tan compleja no parece tarea fácil, y desde luego, no parece nada que Toyota -ni ningún otro fabricante- pueda controlar.

Además, existen antecedentes como la guerra Chad-Libia, también denominada "Guerra Toyota". Los chadianos dieron una paliza al ejército regular libio utilizando vehículos civiles, básicamente Land Cruiser y Hilux de las series 40 y 70. Eran muy rápidos atacando, y un dolor de cabeza para un ejército regular.

Baste mencionar que los chadianos descubrieron que sus vehículos eran capaces de pisar minas antitanque y no salir volando, si circulaban a más de 100 km/h. Los tanques libios no estaban preparados para disparar a blancos tan veloces, se diseñaron para atacar vehículos pesados de caballería. En la guerra moderna, el pick-up es un vehículo a respetar.

Las ventajas son evidentes. Son fáciles de adquirir, de mantener, consumen "poco" combustible, son muy fáciles de adaptar, soportan duros castigos, son veloces, no requieren apenas formación, etc. Otros modelos muy apreciados en estos conflictos son los Mitsubishi L200 y Ford Ranger.

Hablamos de pick-ups diseñados para el mercado internacional, los modelos adaptados al mercado norteamericano (light duty) son más grandes y más difíciles de ver. Para los fabricantes es una publicidad pésima, pero ¿qué pueden hacer al respecto? La ironía es que la saga Land Cruiser empezó como un vehículo destinado a usos militares.

Es difícil cortar el suministro de estos vehículos a una organización con tal capilaridad que puede captar locos para su causa en cualquier parte del mundo, incluyendo el desarrollado. De todas formas, detrás de esta publicidad nefasta, subyace una gran verdad: si aguantan lo que aguantan en zonas de guerra, qué no aguantarán en uso civil y legal...

Fuente: ABC News

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