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Virutas F1El dueño del tiempo

De hombre, de toro y de león. Tres cabezas tenía el dios griego Cronos, señor del tiempo y ministro de las edades. Si en la Fórmula 1 los toros luchan en pista como leones, siempre hay un hombre por encima de ellos que decide en esta guerra incruenta, reloj en mano, quien es el mejor.

10 min. lectura

Publicado: 01/06/2018 13:30

Y si la Fórmula 1 y MotoGP tienen sus propios sistemas de cronometraje integrados en la organización, los medidores de tiempo alternativos más punzantes y de orden global capaces de disociar a los buenos de los mejores son sin duda Alkamel, compañía basada en La Garriga, al norte de Barcelona. Esta pequeña empresa comenzó su andadura hace poco más de una década con cuatro empleados, y gracias a la gestión de José Luis García, se ha convertido en un referente de tal calibre que hay domingos en los que casi ochenta curritos andan desperdigados por media docena de circuitos al mismo tiempo. Tiempo.

De manera tradicional los cronometrados solían ser jubiletas, quemaos de las carreras, expilotos y tipos sin presupuesto para poder correr que eran felices al disfrutar de las tripas del automovilismo. Cronómetro en mano y hasta finales de los 80, eran los encargados habituales, con todo lo que ello conllevaba. Algunas organizaciones, no todas, comenzaban a contar con sensores de paso en pista que disparaban una señal horaria sin más a los que los cronometradores ponían nombre y apellidos de forma visual. Cerca del cambio de siglo llegaron los primeros transponders (que a España trajeron los de Crono ATK a finales de los 90).

Estos chismes, del tamaño de un paquete de tabaco tuvieron su origen en las carreras de radiocontrol. Con vueltas cada quince segundos los reguladores del tiempo se volvían locos. Era imposible controlar aquello y un holandés llamado Alfons Maria Bervoets se inventó unos aparatillos, que alojados en el interior de los minicoches, enviaban una señal a un ordenador que registraba pasos por meta y tiempos. Por aquel entonces, los de Olivetti, que eran los cronometradores de la F1, estudiaron sus posibilidades y la propia competición acabó comprando la empresa de Verboets, AMB, ahora llamada Mylaps. Es la usada por más del 90% del mercado, y aunque tiene un competidor con algo que parió un francés y se distribuye a través de TAG-Heuer, no tiene ese mismo índice de penetración.

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Tecnológicamente el cronometraje está a punto de dar el siguiente paso. La abundancia de electrónica en los coches modernos de carreras, los motores híbridos, y ahora los eléctricos provocan a su alrededor una nube de contaminación electromagnética que comienza a hacer fallar a los dos transponders que suelen llevar los Fórmula 1, por seguridad. Cada uno cuesta unos 1.300 euros, están conectados a su red de datos, se alimentan desde el sistema eléctrico generado por el bólido y si éste fallase, tienen una batería de litio que les permite seguir funcionando durante siete u ocho horas. La codificación digital de señales, el aislamiento de las interferencias, el posicionamiento GPS, sensores de movimiento y otros inventos están a punto de caer dentro de los dominios del dios Cronos y es por esto que el siguiente escalón está cerca.

Alkamel se encarga del cronometraje del WEC y las 24 Horas de Le Mans, entre otros campeonatos.

Cada vez que lo digital toca algo, no lo mata sino que lo transforma si es que se sabe adaptar. Tocó al comercio y llegó el apocalipsis del retail con la mitad de los malls americanos cerrados, la telefonía perdió sus cables y ahora las voces vuelan sobre nuestras cabezas, la tele pasó de ser un oligopolio a una miríada interminable de cadenas, llegó Netflix y ahora andan todos a la bulla a ver con quién se fusionan para no desaparecer hundidos en la irrelevancia. Guste o no, esta digitalización también ha llegado a las carreras y o la velocidad se introduce más aún en el mundo de los datos o quedarán fuera de juego y EL DATO clave en el planeta velocidad es sin duda el tiempo. No solo eso; tras él llegan los análisis, los sectores, y la aplicación a tecnologías de la comunicación.

Alkamel comenzó tomando tiempos en la extinta A1GP y ahora, unos años después, hace lo propio en el WEC y Le Mans, IMSA, la Ferrari Challenge, carreras de clásicos, el ELMS o la Fórmula E. Precisamente con estos últimos tienen una relación muy especial y les colocan productos que ni siquiera sabían que les podían vender cuando establecieron contacto con ellos. Lo del cronometraje fue el primer paso, pero luego llegaron las pantallas en boxes y el muro con los tiempos, la señal de televisión, los rótulos en pantalla de las retransmisiones, el Live Timing online, los datos para la web y redes sociales, apps para dispositivos conectados, el Race Control, circuitos cerrados de cámaras, anillos de fibra óptica para los equipos, señal de TV en pista, pantallas de datos y televisión en la sala de prensa, Wifi para participantes y medios de comunicación y una larga lista de servicios que han terminado filtrándose a circuitos permanentes, su actualización, mantenimiento o modernización según va pasando el tiempo y quedan obsoletos y todo empezó con un reloj.

Los datos son en el Siglo XXI lo que Bernie Ecclestone hizo con la logística a finales de los 70

La clave de Alkamel es no decir nunca que no, acometer con mucho rigor todo lo que hacen, desarrollar software propio que les de un punto de exclusividad y estar en el lugar preciso en el momento adecuado y cumplir. Para ello disponen de sistemas redundantes en casi todas sus instalaciones, que con el tiempo no se juega. Esto ha llevado a la compañía a ser una de las 1.000 empresas que más creció entre 2013 y 2016 para el Financial Times. Trincar un nuevo cliente es casi tan difícil como que que te suelte uno que ya tienes. Cuando te instalas en esta atalaya tienes que hablar con tanta gente, Magneti-Marelli, proveedores de servicios locales, FIA, remitir datos en diversos lenguajes informáticos, y marcharte y llevártelo todo puede ser un quebradero de cabeza de tal calibre que los organizadores prefieren dejar todo esto en manos de quien quiera complicarse la vida y pagarles su factura sin hacer más preguntas. Los datos son en el Siglo XXI lo que Bernie Ecclestone hizo con la logística a finales de los 70.

Oye, José Luís, ¿y el futuro de todo esto, cómo lo ves?

Cuantos más datos añadas, más te meterás en él, y ahí estamos nosotros. Hay organizaciones que cuidan mucho esto y otras que no. Ahora andamos desarrollando cosas de realidad aumentada. Quien no esté en esto en unos años, puede quedar fuera. Hay organizaciones, en Francia por ejemplo, lo tienen muy asumido y es una razón por la que te encuentras un tejido motorsport tan intenso. Cualquier domingo vas por la carretera y no haces más que adelantar a coches con un carrito en el que transporta motos, coches, o incluso camiones cargados de monoplazas

La Fórmula E plantea nuevos retos a todos los niveles, incluída la gestión de datos.

¿No os apetece meteros en otros temas teniendo este know-how de los datos?

Si, hay otras aplicaciones, pero el problema es que nos gustan las carreras.

Y lo de Alkamel, ¿de dónde viene eso?

Ah, si te va a gustar. Es el nombre de un príncipe, matemático, que sale en “Los cuentos de La Alhambra”, de Washington Irving. Significa “el perfecto”.

¿El tiempo es perfecto?

El tiempo nunca miente.

Fotos: WEC | Fórmula E

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