Líquido de frenos: ¿qué es y qué tipos hay?
El elemento de seguridad activa más importante que tenemos en nuestro vehículo es el sistema de frenado. Y, para que su funcionamiento sea correcto, el líquido de frenos es vital, así como su conservación y correcto mantenimiento.
Cuando hablamos del sistema de frenado de un vehículo, solemos hacer referencia al pedal, las pastillas o los discos, pero para que todo ello cumpla su función es imprescindible la intervención del líquido de frenos, que es un fluido hidráulico que tiene como función permitir que la fuerza ejercida sobre el pedal de freno sea transmitida a los cilindros que accionan los frenos y ralentizan o detienen el giro de las ruedas.
Ya hemos hablado de la operación del cambio de líquido de frenos, así como su coste, pero en esta ocasión vamos a centrarnos en la naturaleza de este líquido que, se encuentra en el interior de un circuito cerrado.
Tipos de líquido de frenos
No existe un líquido de frenos de especificación universal porque no todos los vehículos utilizan el mismo tipo de líquido de frenos. Por tanto, a la hora de sustituirlo en nuestro automóvil, lo mejor es seguir las indicaciones del fabricante.
El líquido de frenos es higroscópico, es decir, atrae y absorbe la humedad. Esto tiene un motivo, que es impedir la formación de gotas de agua que provoquen corrosión y congelación a bajas temperaturas. Pero también propicia que pequeñas cantidades de agua pueden reducir considerablemente la temperatura de ebullición.
El punto de ebullición es importante porque, cuanto mayor sea la temperatura alcanzada por los frenos, más fácil será que el líquido entre en ebullición y aparezcan burbujas que disminuirán la efectividad de la frenada.
Los diferentes tipos existente en el mercado son los siguientes y se rigen por su DOT, el acrónimo del departamento de transporte (Department Of Transportation en inglés), que se encarga de regular la calidad de los líquidos comercializados:
- DOT 3: de base mineral a partir de éteres de glicol, es el más utilizado en frenos convencionales al ser el más común y barato. Tiene un punto de ebullición seco de 205 ºC y húmedo de 140 ºC. Su grado de viscosidad es de 1500 unidades (cSt). Absorbe el agua con facilidad, por lo que es propenso a la corrosión del sistema.
- DOT 4: este tipo es recomendable en frenos convencionales y sistema con ABS. También es de base mineral y se elabora a partir de éteres de glicol, pero incluye borato de ésteres. Por ello, ofrece más durabilidad y prestaciones que el DOT 3. Su punto de ebullición en seco es de 230 ºC y el húmedo es de 155 ºC. Su viscosidad es de 1800 cSt.
- DOT 5: no puede mezclarse con los dos anteriores, ya que es de base sintética. Su punto de ebullición es de 260 ºC y se recomienda en vehículos que pasan tiempo sin moverse. Al contar con una baja solubilidad del aire en sus bases, da una sensación de pedal de freno esponjoso.
- DOT 5.1: este en realidad es un líquido de tipo DOT 4 que cumple con los estándares de nivel DOT 5 en lo que a punto de ebullición y viscosidad respecta. Puede mezclarse con fluidos DOT 4 y DOT 3 y también es denominado DOT 4 plus o Super DOT 4, ya que absorbe mejor la humedad. El punto de ebullición en seco es de 270 ºC y en húmedo de 180 ºC, ofreciendo una viscosidad de 900 cSt. Esto último hace que haya más riesgo de fuga en el circuito de frenos.
Con el paso del tiempo, el líquido de frenos incrementa su porcentaje de agua, por lo que es recomendable sustituirlo cada dos años y nunca esperar más de cuatro. De lo contrario, se acabarán formando burbujas de vapor, corrosión en los conductos e incremento del desgaste de los pistones.