GP de Sao Paulo 2025: Max ‘samba’ Verstappen

Ayrton Senna da Silva, el adorado y mitologizado piloto brasileño, profirió una vez una frase rotunda -y también altamente injusta- en mitad del fragor de su frustración por no verse capaz de ganar el mundial: «Todos los años hay un campeón, pero no siempre hay un gran campeón».

GP de Sao Paulo 2025: Max ‘samba’ Verstappen
Max Verstappen celebra su excepcional remontada en Interlagos

8 min. lectura

Publicado: 10/11/2025 12:30

El pasado fin de semana, precisamente ante el mural del tricampeón que adorna la torre del circuito de Interlagos, Max Verstappen ofreció la prueba empírica de que ese sanguíneo desahogo quizás no fuera tan descabellado.

En un circuito que tradicionalmente se le ha dado bien, el tetracampeón tuvo que sufrir. No tanto en la sprint, donde clasificó sexto y acabó en cuarto lugar -aunque eso ya dejaba entrever sus problemas y se le complicaba su titánica lucha por el mundial-, sino sobre todo en la clasificación para la carrera del domingo.

Revela la frustración del piloto, que empieza a ver fantasmas donde sólo hay un bajón de rendimiento

Red Bull rehízo el coche

Es importante notar que nunca, jamás, en los diez años que cumple el holandés en la F1, Verstappen había caído en la primera ronda de clasificación por causas naturales -léase falta de ritmo- en toda su trayectoria. Hasta el sábado 8 de noviembre en que clasificó decimosexto, frente a la pole del líder del mundial.

El equipo Red Bull desmontó el coche, cambió piezas -unidad de potencia incluida-, reglajes y movió el cielo y la tierra para dar un coche decente a su piloto. Que iba a empezar nada menos que desde la calle de boxes. Y que tras la primera vuelta -pinchazo mediante- era decimoctavo, gracias al abandono de Gabriel Bortoleto y a estar por delante de Esteban Ocon.

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Y entonces, progresiva e implacablemente, Max Verstappen empezó a bailar en pista al ritmo de la más escandalosa samba brasileña, volviendo a humillar a toda la parrilla con sus dotes al volante. Precisamente aquí, en Interlagos, donde ahora hace nueve años, un 13 de noviembre, bajo la lluvia, comenzó lo que este juntaletras definió como «la era Verstappen». Permítanme traer de nuevo aquellas palabras:

Max Verstappen llegó a ser líder de la carrera antes de realizar su última parada en boxes.

La era Verstappen

«Y su remontada final hasta el tercer lugar es una de las fases de carrera más impresionantes que se han visto en los últimos tiempos, y que será recordada por mucho tiempo más, como las grandes hazañas de todos esos mitos que se nos vienen a la cabeza. Max hará lo que quiera a poco que los medios le acompañen (como siempre en este deporte)».

«Bernd Rosemeyer le cedería el apodo de “Wünderkid”, Rudolf Caracciola el de “Regenmeister”. Max no tiene talento. Max ES el talento. Sin paliativos. Sabe ser tan rápido como Jim Clark, tan inteligente como Juan Manuel Fangio, tan agresivo como Gilles Villeneuve, tan visceral como Ayrton Senna y tan comecocos como Michael Schumacher».

«Lo sabe hacer todo, y parece fascinantemente fácil. La Fórmula 1 necesitaba sobre todas las cosas a este piloto. Y hay que disfrutarlo, con sus salidas de tono inmaduras, porque lo compensa todo en la pista. La era Verstappen acaba de empezar».

Las opiniones son como el oráculo de Delfos: a veces se acierta y a veces no. Aquella reflexión fue muy cuestionada por hiperbólica, pero nueve años después ¿alguien en su sano juicio se atreve a negarla? Estamos observando a uno de los más grandes de todos los tiempos de este deporte llamado automovilismo.

Lando Norris depende de sí mismo

Así que, sí, Lando Norris estuvo impecable todo el fin de semana, despejando dudas sobre su postulación a campeón del mundo. Especialmente cuando en la clasificación cometió un error en el primer intento, pero no le tembló el pulso para hacer la pole en la segunda y definitiva vuelta. O también en las dos salidas del fin de semana, impecables. Detalles en los que el antiguo Lando ha fallado reiteradamente.

Así que Norris sale con una ventaja de 24 puntos frente a su compañero Oscar Piastri. El australiano está perdido.Su error en la carrera sprint recordó al de su representante, Mark Webber, en el Gran Premio de Corea de 2010. Esos momentos en los que la posición de un piloto quiebra. Léase también Sebastian Vettel, Gran Premio de Alemania 2018.

Que después de la carrera sprint comentase que habría que hablar internamente del spray lanzado por Norris justo antes de su accidente, tan sólo revela la frustración del piloto, que empieza a ver fantasmas donde sólo hay un bajón de rendimiento. ¿La causa del mismo? No es sólo de Oscar, pero es la parte más importante.

Ahora, la realidad es que sólo Norris puede perder el mundial, porque los demás ya no dependen de sí mismos para ser campeones. Necesitan su error, una debilidad. Pero el británico está impecable, aprovechando por fin las bondades de su McLaren MCL39. Le quedan tres citas para lograr el sueño de toda una vida.

Andrea Kimi Antonelli supo defender su segunda posición de parrilla en un día propicio para los errores.

Por fin brilla Antonelli

Como sueño de toda la vida era para Andrea Kimi Antonelli estar en la Fórmula 1. Y el domingo en Interlagos por fin se vio de forma clara el por qué se le ha lanzado con premura al Gran Circo. Tras actuaciones poco acordes a su talento, el pasado Gran Premio estuvo arriba siempre, y sólo lo emborrona su resalida tras el coche de seguridad el domingo.

Pero el joven italiano contuvo a Max Verstappen en las últimas vueltas. El Red Bull se movía detrás de él, aparecía en sus retrovisores, se insinuaba como un depredador insaciable. Antonelli no se inmutó, no hubo error, no hubo flaqueza. Y eso es digno de respetar ante un debutante. Muy digno, sobre todo si sigue por este camino.

Pero el domingo, Max bailó sobre la pista una vez más. Ofreció el espectáculo, esa sensación de alegría tan brasileña empañada a su vez por una nube de tristeza. La de saber que el mejor piloto de la parrilla, y del año, y de su generación, no va a ser el campeón de esta temporada.

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