
Foto: Red Bull
Queda poco para que el Red Bull salga a pista, para disputar la pretemporada 2016, con un motor Renault denominado TAG Heuer. Así terminó el culebrón que supuso su búsqueda de una unidad de potencia competitiva, y en el que pasaron más cosas de las que salieron a la luz, según Christian Horner. El director de la escudería de las bebidas energéticas habló para Motorsport sobre lo ocurrido, y no se mostró sorprendido por el rechazo: "Creo que hubo mucho más de lo que pareció a simple vista. En verano hubo un montón de discusiones. Hubo acuerdos entre personas que más tarde renegaron, y una gran cantidad de políticas puestas en juego. Si eres un equipo competitivo, entonces hay un conflicto evidente entre ese equipo y un suministrador de motores".
Horner comprende que, en una Fórmula 1 donde el motor es vital, los dos equipos más poderosos no quisieran compartir su potencial con un rival: "Los motores son el mayor diferenciador en la Fórmula 1 actual: hace olvidar en parte a los pilotos y al chasis. Puedes entender por qué Ferrari y Mercedes no tenían especial interés en dar su mayor activo a un rival competitivo. Intentaron ponerlo muy difícil". No se corta al hablar de miedo de las dos grandes firmas: "Nuestro rendimiento en Spa, en el sector medio, pareció asustar a algunas personas cuando negociamos con Mercedes, y el de Singapur pareció asustar totalmente a Ferrari. Así que sí, podríamos decir que somos víctimas de nuestro propio éxito, pero hay que seguir luchando y llegarán soluciones".
Desde el equipo tetracampeón proponen cambiar la normativa: "Tal vez las reglas deban revisarse. No puede ser justo que un grupo de fabricantes pueda reunirse y decir que están felices de ver a Red Bull contra la pared". Cree que los máximos organismos deben entrar en juego: "Primero nos ofrecieron unidades de potencia de más de 30 millones de euros, luego no estaban disponibles y luego había mucha diferencia entre la mejor y la peor. Eso no hace más emocionante la carrera. Por eso la FIA y la FOM tienen que llegar a una disposición de motor más asequible y menos técnico".
Por último, Horner señala a Toto Wolff como el principal culpable de que su coche no lleve propulsor Mercedes: "Mateschitz estuvo involucrado en las negociaciones, y creía tener un acuerdo tras su apretón de manos con Lauda. Él siempre ha dirigido así su negocio y su vida. He estado en esto el tiempo suficiente como para no estar sorprendido, ya que es un negocio muy competitivo. Lauda hizo que fuera más difícil y Toto se encargó de que el Red Bull no llevara un motor Mercedes en su parte trasera".