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ANCOVE pide la vuelta del Plan PIVE por la caída de las compras de particulares

Los diferentes anuncios sobre el futuro del automóvil hechos desde el Gobierno y algunas corporaciones locales han metido el miedo en el cuerpo del consumidor. Se han dejado de vender unos 190.000 coches a particulares en lo que va de año.

7 min. lectura

Publicado: 06/05/2019 18:00

Tras la moción de censura que el PSOE ganó al PP en 2018, la legislatura dirigida por el ejecutivo de Pedro Sánchez ha tenido más carga simbólica que efectiva. En el automóvil algunos de los anuncios realizados durante los últimos meses han tenido un impacto claramente negativo y se ha trasladado a las decisiones de compra.

Pasará a la historia eso de "el díesel tiene los días contados", dicho por la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. Mucha gente, con mayor o menor acierto, empezó a tener miedo que su vehículo diésel, ya fuese nuevo o usado, acabase siendo un objeto destinado al desguace o a ser malvendido, como está pasando en Alemania.

En realidad, lo más extremo que propuso el Gobierno del PSOE hasta las pasadas elecciones generales fue equilibrar la carga fiscal de gasolina y gasóleo, siendo este último casi 10 céntimos por litro más económico por una diferencia de impuestos. La subida, que iba a ser de 3,8 céntimos por litro en una primera fase, quedó aplazada al no salir adelante los Presupuestos Generales del Estado para 2019. Se han prorrogado los del 2018, elaborados por el PP.

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Todos los vehículos diésel que están a la venta cumplen la normativa Euro 6d-temp, que da acceso al distintivo ambiental "C" o verde. Están, por lo tanto, equilibrados en emisiones con los gasolina, que a su vez tienen filtros de partículas en cada vez más casos. El planteamiento del Gobierno sería por tanto coherente al igualar ambas tecnologías a nivel fiscal, pero el mensaje no se ha entendido.

Es cierto que algunos ayuntamientos han hablado de limitar -o ya lo han hecho- la circulación de los vehículos más contaminantes, especialmente los diésel anteriores al año 2005 (que carecen de distintivo ambiental) por razones de contaminación ambiental. La legislación obliga a las grandes poblaciones (más de 100.000 habitantes) a medir la polución, tener planes para mitigarla y, cuando sea necesario, aplicarlos.

Pero lo cierto es que quien se compre un diésel en 2019 tiene el mismo potencial de ver limitada su circulación que quien usa un gasolina. Además, en algunos casos hay modelos diésel ECO por estar combinados con tecnología híbrida, aunque sea una hibridación muy ligera (sistema de 48 voltios). Pero el daño está hecho.

No todos los diésel son iguales. Los que peor pronóstico tienen a futuro son los que NO tienen distintivo ambiental, anteriores al 2015 (14 años o más)

Según la Asociación Nacional de Comerciantes de Vehículos (ANCOVE) en el primer cuatrimestre las compras de coches en el canal particular ha caído un 11,1% interanualmente. En otras palabras, comparando con enero-abril de 2018, se han dejado de vender 190.552 turismos y todoterrenos.

Las ventas de vehículos ECO -híbridos y a gas- han subido notablemente, el temor del consumidor es evidente

Es más, en el mes de abril el canal particular cayó un 17,3%, por lo que las compras de particulares cayeron por debajo del 40% del total. El resto de matriculaciones vino de empresas alquiladoras y de flotas, signos de que el mercado está en riesgo. Incluso en los peores años de la crisis el mercado particular aguantó al menos la mitad de su peso en el mercado.

ANCOVE pide al Gobierno que apruebe un plan urgente de ayudas al achatarramiento para particulares, como el PIVE impulsado por el Gobierno del PP a partir de 2012. Hay que recordar que la idea no fue suya, pues el PSOE ya impulsó en su día el VIVE y el famosísimo 2000E, que beneficiaba la compra de vehículos de bajas emisiones... en CO2. Fue un mal enfoque desde el punto de vista medioambiental, pero esa es otra historia.

El Gobierno del PSOE, que está en funciones y tiene que ganarse la confianza del nuevo Congreso antes de septiembre, ya ha anunciado a Bruselas que prevé un aumento de la recaudación fiscal de más de 20.000 millones de euros, y ahí se incluye de nuevo la subida del gasóleo en esos 3,8 céntimos por litro. Os explicamos previamente que antes de 2020 es complicado que eso ocurra.

Tener un diésel no dejará de ser rentable para quien se mueva mucho, se desincentivará para quien no lo hace

Lo cierto a fecha de hoy es que no se van a prohibir los diésel a nivel nacional, aunque puede que para 2050 sí, y ya serían más de 30 años respecto a un coche totalmente nuevo. Lo peor que va a ocurrir es que en menos de cinco años gasolina y gasóleo tengan un precio similar, por lo que solo tendrá interés el gasóleo para quien realmente lo necesita: quien hace muchos kilómetros.

Ahora hay que quitarle al consumidor el miedo de la cabeza. La única apuesta 100% segura a futuro es el vehículo eléctrico, es inmune a cualquier legislación de emisiones actual o futura, porque no las produce in situ (no hay tubo de escape). En segundo lugar, los ECO y C de nueva factura dejarán de circular en grandes ciudades cuando los niveles de contaminación sean ya escandalosos, pero no como norma general.

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