Si te sobran 340.00 euros y dices ser un entendido de los coches acabo de probar el superdeportivo que te tienes que comprar
McLaren lidera el campeonato de constructores y de pilotos de la Fórmula 1 con su dominante MCL39. En las calles hace lo mismo con el impresionante y salvaje McLaren 750S que he intentado dominar con todas mis fuerzas.

¿Qué es lo que más se valora de un deportivo? ¿El diseño? ¿El motor? ¿La velocidad? ¿La aceleración? ¿La calidad? ¿La marca? Cuesta creer que todas esas incógnitas entren en juego a la hora de comprarse un coche de más de 340.000 euros. Sin embargo, muchas veces la decisión se basa en una única cuestión: ¿cómo puedo superar a mi vecino? Cuando nos movemos en términos millonarios el "y yo más" juega un gran papel a la hora de comprar un súperdeportivo.

No mucha gente tiene la posibilidad de comprarse un McLaren 750S, la teoría dice que sólo el 1% de la población de la humanidad puede. El 1% más rico. No es un coche para todos los públicos, pero es el coche con el que sueña la mayoría de conductores en el mundo. Es el coche que adorna las carpetas del instituto de los adolescentes y el que luce perfectamente aparcado en las calles de Montecarlo. Otra pregunta que surge con el más poderoso de los deportivos 'tradicionales de McLaren" es ¿por qué comprárselo antes que un Lamborghini o un Ferrari?
Tras probarlo se me pueden ocurrir unos cuantos motivos, aunque en ningún caso tengo dinero para comprarme ninguno de los tres. ¡Ojalá! Conste que no es el primer modelo de Woking en el que me subo. Hace unos años tuve ocasión de probar el McLaren GT -el cual no me dijo gran cosa- y más recientemente el McLaren 720S, el predecesor de este 750S. Ya por entonces el único integrante de las Super Series de McLaren nos pareció un coche sensacional, pero por algún motivo los ingleses creen que no era suficiente.
Para el común de los mortales sí, pero no para aquellos ingenieros que han desarrollado el MCL39 que hoy arrasa en el campeonato de la Fórmula 1. Optar por un McLaren antes que por un Cavallino Rampante es una decisión arriesgada. No quiero desmitificar a los de Módena, pero si tienes alguna duda a la hora de abrir la cartera te aseguro que el 750S no te va a defraudar en ningún momento. Sinceramente, no esperaba que me gustase tanto. Me lo esperaba diferente, que no tan expectacularmente bueno.
Muchas veces nos pasa que estamos esperando mucho tiempo a probar un coche y que este acabe 'decepcionándonos'. No pasa a menudo, pero pasa. Y sobre todo pasa con los coches más potentes, caros o exclusivos del parque. Recientemente me ha ocurrido con el coche eléctrico más caro que jamás haya conducido, el Maybach EQS. Un coche, que dentro del espectro eléctrico, me ha resultado torpe, excesivo e innecesario. Ninguno de esos adjetivos los voy a mencionar a la hora de hablar del McLaren 750S. Un deportivo que inmediatamente ha pasado a ocupar uno de los puestos más altos en la lista de los coches que más me han gustado.

Como ya he comentado un poco más arriba, el GT no me dijo nada. De hecho, no me lo compraría por mucho dinero que tuviese en el banco. Por suerte, el 750S es completamente diferente. Inmediatamente notas toda la herencia de McLaren. Es un coche, un súperdeportivo, diseñado, desarrollado y fabricado para correr. Para demostrarte de lo que los ingenieros ingleses son capaces de hacer dentro y fuera de la pista. Es la evolución del ser humano como fabricante de coches. El último paso de un largo camino que arrancó hace ahora más de 130 años.
El motor de combustión parece tener sus días contados, al menos eso es lo que dicen los políticos europeos, pero nada mejor que un pedazo de aluminio donde se suceden explosiones controladas para sacar el lado más visceral, ancestral, pasional y divertido de un hombre. En este caso, de mi. La evolución humana ha sido capaz de controlar todos los procesos que llevan a la gasolina a explotar y a desplazar un deportivo de 1.464 kilogramos de peso. Cifra que el 750S anuncia a la hora de subirse en una báscula.

Visto con perspectiva es impresionante lo que los ingenieros son capaces de crear. En el seno de este McLaren de 340.000 euros, justo en el medio, late un motor V8 biturbo de cuatro litros que desarrolla 750 caballos de potencia a 7.500 revoluciones y 800 Nm de par motor a 5.500 vueltas. Un pedazo de metal extremadamente preciso. Tal es su grado de exigencia que en Woking han decidido duplicar algunos elementos como el turbo o la bomba de gasolina. Contados por parejas, gracias a ellos el 750S nunca se queda sin aliento.
En Woking han usado un 30% de componentes nuevos o rediseñados en comparación con su predecesor. En líneas generales el motor es el mismo, pero ha sido retocado para ofrecer ese rendimiento adicional que no sabíamos que necesitábamos. Eso incluye una mayor presión en el sistema de sobrealimentación, pistones aligerados, gestión electrónica revisada, los ya mencionados pares de elementos duplicados y todo el canal que evacúa los gases de la combustión. El escape es al único al que le pediría un poco más de vigor. No suena mal, pero podría sonar más gordo.

McLaren asegura haber trabajado en el chasis de fibra de carbono para mejorar la experiencia al volante -es cierto-. Más diversión, más excitación y más precisión. La suspensión cuenta con una nueva geometría con muelles delanteros un 3% más blandos y traseros un 4% más duros. El ancho de vías ha aumentado su tamaño en 6 milímetros y otros componentes como la dirección electro-hidráulica o el cambio de doble embrague y siete velocidades también han sido afinados. Apenas hablamos de mínimos porcentajes o milímetros, pero como bien demuestra la Fórmula 1, cada mínima ganancia cuenta.
Todo el esfuerzo mecánico se envía al asfalto mediante unos neumáticos Pirelli PZero. Las gomas traseras se encargan de controlar el motor con desproporcionadas medidas de 305/30 R20. Tras las llantas de aluminio forjado y bajo peso se esconden discos carbocerámicos de alto rendimiento. Por si esto no fuese suficiente desempeño, McLaren ofrece un sistema reforzado y más preciso, el mismo que montaron en el McLaren Senna de edición limitada que, por cierto, también probamos en Motor.es hace unos años.

Han sido cientos, posiblemente miles, de horas de trabajo para crear un coche que es capaz de plantar cara a Italia, Alemania y a todo el mundo. Al fin y al cabo, Ferrari es la marca con la que sueña todo el mundo. Lamborghini la que se compran los nuevos ricos, pero McLaren es para conductores que entienden. Aunque el perfil de cliente es muy parecido al de sus rivales, los de Woking atraen a compradores con experiencia, con sabiduría y, sobre todo, con amor por el mundo de las cuatro ruedas. Gente que quiere invertir su dinero en algo especial y no un simple objeto de decoración y/o en un reclamo de atención.
A pesar de ello me ha sorprendido que en Inglaterra hayan sabido combinar tan bien las cualidades de un superdeportivo con las habilidades de un coche corriente. Quiero dejar bien claro que el 750S no es un coche normal, ni tampoco es un coche que se conduzca con normalidad, pero dentro de sus cualidades sí que es un coche apto 'para todos los públicos'. Muestra un lado civilizado y tranquilo que te hace dudar si realmente es un buen 'daily', pero basta hundir un poco el pedal del acelerador al fondo para darse cuenta de que esconde la mala leche de un hooligan atribulado.

Salvo por llamar la misma atención que un burro volando, el 750S se mueve bien en el tráfico del mundo real. Su visibilidad es buena en todo el perímetro y es fácil tener localizadas las cuatro esquinas del coche. Más complicado es medir la altura libre, aunque cuenta con recursos de ayuda como elevador hidráulico del morro que separa la fibra de carbono del amenazante asfalto para así no rozar en badenes, resaltes o ante ángulos demasiado cerrados. Como ya he dicho, es un coche bien hecho y hasta relativamente cómodo, a pesar de que sus baquets comprimen perfectamente 'las chichas'.
Los vas a necesitar porque cuando el horizonte del McLaren 750S se despeja el coche te pide guerra. Sin darte cuenta, con apenas un 5 o un 10% del pedal pisado te descubres circulando a velocidades que harían llorar al mismísimo Pere Navarro (controvertido director de la DGT). Los 150 o 160 km/h del 750S son los 80-90 km/h de un coche corriente. No defiendo que este tipo de coches deberían tener más margen de velocidad, pero sí que te garantizo que pueden ir muy deprisa sin poner en riesgo a sus ocupantes. No hay que olvidar que su único propósito en esta vida es correr.

Y es algo que va a hacer en cuanto te lo propongas. Rápidamente pasa de ser un refinado lord inglés a un loco con un mazo que te atiza en la espalda al superar la barrera de las 5.000 revoluciones. Es entonces cuando entra en juego ese segundo turbo, el de altas presiones, y toda su descomunal fuerza, para empujarte al siguiente nivel de velocidad. Es entonces cuando el velocímetro empieza a comerse las decenas y cuando el 750S es capaz de dejar atrás a casi el 99% de los coches que habitan en el mundo.
Si no me crees échale un vistazo a su tabla de prestaciones. Acelera de 0 a 100 km/h en 2,8 segundos, transcurridos 7,2 segundos ya ha superado la barrera de los 200 km/h y en menos de 20 segundos la de los 300. De hecho, es capaz de alcanzar, si tu valor y la longitud de la carretera lo permiten, los 332 km/h de velocidad punta. Algunos coches eléctricos podrán superar esos registros, pero ninguno de ellos podrá igualar las sensaciones que el 750S transmite a sus pasajeros.

En un principio es un coche que acojona. Las primeras veces que pisas el acelerador a fondo la trasera te advierte que no estás ante el típico deportivo de tracción total y reacciones controladas. Intimida, pero pronto vas entendiendo su respuesta. Sobre todo comprendes que a partir de las 5.000 revoluciones te va a llegar una patada exagerada al activarse el segundo turbo. Una vez comprendes como el 750S ha sido diseñado para entregar su poder es fácil sentirte a gusto y querer explorar su límite. En carretera abierta jamás, a no ser que seas un auténtico demente, lo vas a encontrar.
Cuando la carretera se revuelve te reencuentras con un mundo de ligereza, mucho ruido y gran velocidad. Cada caballo de vapor se encarga de mover 2 kilogramos de aluminio, carbono y otros componentes tan caros como ligeros. McLaren ha repartido la gestión de la conducción mediante modos de Handling y Powertrain. Se puede modificar la agresividad del motor sin por ello tener que tocar los controles y las asistencias eléctricas. Otra cosa que no deberías hacer a no ser que tengas mismas o similares capacidades de Lando Norris.

Los diferentes grados: Comfort, Sport y Track, permiten liberar a la bestia que habita en él, pero sinceramente no es necesario explorar estas opciones dada la excelente puesta a punto ejecutada por los ingenieros ingleses. Es obvio que cada programa modifica los componentes del coche, pero para el mundo real, para las carreteras reales no es necesario cambiar nada. Puede que programarlo todo a los modos Sport, pero nada más. Al menos no creo que sea sensato quitar los controles cuando compartimos la carretera con ciclistas, motos y demás coches.
A pesar de que su motor puede considerarse como una obra maestra de la ingeniería, me siento en la obligación de hacer una mención especial a los frenos. Discos carbocerámicos de 390 y 380 milímetros permiten detener el coche en un palmo. Si circulamos a 100 km/h se detendrá por completo tras haber recorrido 30 metros. Es un tercio menos de lo que tarda un coche corriente en pararse si pisa el freno al máximo a 90 km/h. Si el 750S llega a los 200 km/h se detendrá por completo en apenas 113 metros tras pisar el freno.

Estas cifras se acompañan de un pedal duro y de respuesta inmediata que muerde los discos inmediatamente. Cuando circulas a tal velocidad esto es lo que se exige. Nada de pedales blandos o de tacto errático como cada vez vemos más por culpa de la electrificación. Por si no fuesen suficientes los discos, McLaren también ha integrado un freno aerodinámico. El alerón posterior no solo pega el coche al asfalto, sino que también ayuda a detenerlo. Se activa en menos de medio segundo y por sí solo genera más poder de frenada que la de un utilitario normal y corriente.
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