Si vas a cumplir los 50 esta prueba te interesa, ¿es el Mercedes-AMG CLE 53 Cabrio el regalo que te mereces?
Los 50 deben cumplirse como Dios manda. Con una fiesta por todo lo alto rodeado de familiares y amigos y con un descapotable en el garaje. Un capricho como el Mercedes-AMG CLE 53 Cabrio que he probado.

Es curioso cómo el cuerpo nos pide una cosa diferente con el salto de cada década. A los 18 estábamos deseando sacarnos el carnet de conducir para ponernos tras el volante de cualquier cosa que cayese en nuestras manos, ya fuese el coche 'robado' de nuestros padres o el nuestro primer coche pagado con el sudor de nuestra frente durante los típicos trabajillos de verano. A medida que crecemos -nuestra cartera también- lo hacen las ambiciones. La década de los 50 llega en total plenitud y qué mejor momento que ese para comprarse un Mercedes descapotable firmado por AMG.

Uno de esos coches que ilustraba nuestra carpeta del instituto o nuestro fondo de pantalla. Más que un coche es una meta aspiracional. Cualquier producto de Affalterbach lo es en realidad. La fábrica de los sueños de Mercedes lleva décadas creando ese tipo de coches con el que soñaría cualquier adolescente de 18 y cualquier hombre maduro de 50. Un coche como el Mercedes-AMG CLE 53 Cabrio es todo lo que necesitas para encarar la última gran década de tu vida. Más tarde también podrás disfrutarlo, pero tu y yo sabemos que todo será diferente.
Si la vida te ha ido bien podrás pagarlo. El precio mínimo de esta chuchería sin techo de Mercedes es de 108.000 euros. Poniéndole sus 'cuatro cositas' bien puestas, su llanta chula y su detallitos no vas a pagar menos de 120.000 euros. Es una buena cifra, pero oye, te lo mereces. Celebrar la llegada de los 50 con este coche en el garaje se pasa mejor. La crisis de los 50 lo llaman algunos, pero todos sabemos que es la envidia la que habla. La envidia de no poder contar con un coche como este con el que poder hacer escapadas en pareja y con el que poder fardar ante tus amigos y familiares en cualquier evento social. ¿A que ahora no te parece tan caro?

Llegados a los 50 solemos dudar entre la moto o el descapotable. Mejor el coche, sin duda. Primero por seguridad si es que nunca antes te has montado en una 'dos ruedas'. También por comodidad. No es lo mismo hacerte un viaje sentado sobre el cuero de un asiento AMG que sobre el calentado sillín de una moto. Incluso en el coche podrás viajar acompañado de tus hijos si es que quieres. Hay cuatro asientos bastante más aprovechables de lo que pensaba. En las plazas traseras, y con la capota puesta, pueden ir adultos de hasta 1,75 metros de estatura sin morir en el intento. Incluso el maletero es grande. Tus dos maletas te caben. Y una bolsa de palos de golf también.
Un coche como el CLE 53 Cabrio es mucho mejor compra que cualquier moto, créeme. Soy motero, siempre lo he sido, pero llegado a los 50 no lo dudaría. Mercedes sabe muy bien lo que se hace. El CLE tiene el diseño perfecto. Equilibrado, con su buen morro alargado, con su cabina en pleno centro y su trasera recortada. Una fórmula que no pasa de moda por muchas modas que quieran llegar. El techo de lona mejora el aspecto, sobre todo cuando está quitado. El proceso tarda 20 segundos y se puede hacer a un máximo de 60 km/h.

Como bien dicta las reglas no escritas de los descapotables, la capota debe ir plegada en 9 de cada 10 viajes que hagas. No hay excusas. Mercedes lo ha preparado todo para cuando haga frío, incluyendo asiento climatizado, calefacción más potente de lo habitual y su famosa 'bufanda de aire'. Un chorro caliente que rodea tu cuello para que no te pongas malo. Se pasa peor cuando hace calor -indispensable algo para proteger la azotea- que cuando hace frío. Incluso se puede viajar a 120 km/h sin que el aire moleste mucho. Se puede mantener una conversación a esa velocidad.
Hay un difusor delantero (sobre el marco del parabrisas) y otro trasero (entre los reposacabezas de los asientos) que reducen el efecto del aire en la cabina. Obviamente no es tan cómodo como viajar en un Clase S, pero a velocidad de crucero es realmente sorprendente lo poco que puede molestar el hecho de ir sin techo. Se disfruta yendo tranquilo. Incluso diría que más que si pisamos el acelerador a tope. Es entonces cuando hace notarse el bloque turbo de seis cilindros en línea y 3.000 centímetros cúbicos. Un buen pedazo de aluminio de origen alemán.

El Mercedes-AMG CLE 53 Cabrio ofrece a sus cincuentones clientes 449 caballos de potencia y 600 Nm de par motor que cuentan con la ayuda de un pequeño sistema eléctrico adicional de 48 voltios. Un trampantojo técnico con el que se consigue la etiqueta ECO de la DGT, pero que no supone ahorro alguno -al menos no apreciable- en lo que a consumo de gasolina se refiere. La entrega de par es contundente, estable entre las 2.200 y las 5.000 revoluciones. La gestión se deriva a un cambio automático de convertidor de par con 9 velocidades. Una transmisión de sobra conocida por sus cosas buenas y malas.
Lo malo es que resulta demasiado lento en los formatos de conducción más habituales. El programa Confort limita mucho la respuesta del acelerador. Hay que hundir mucho el pedal para que la caja interprete esa necesidad de potencia. Hay que cambiar a los programas Sport, sobre todo Sport+, para encontrar esa respuesta agresiva que uno espera de un producto cuyo logo frontal está firmado por Affalterbach. La potencia declarada no se corresponde con el comportamiento del coche. Es sin duda lo que menos me ha gustado. Eso y lo que gasta. Por debajo de los 9 es casi imposible ir. Demasiado para los tiempos que corren.
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A ver, no me malinterpretes. El coche corre y corre mucho, pero como buen producto maduro sólo saca las garras de vez en cuando. Insisto que Mercedes sabe muy bien lo que se hace. Ofrece un descapotable potente, bien equipado, con clase y con su puntito práctico, pero sobre todo piensa en la comodidad de sus ocupantes y en su necesidad de aparentar sin que su vida corra peligro. El CLE 53 es cómodo, pero no es radical. Se le nota pesado como bien anuncian sus 2.110 kilogramos de peso. Una cifra alta que acompaña de un rendimiento demasiado fofo.
Hace unas semanas probé el nuevo Audi S5 Sportback. Es un coche completamente diferente, pero aún así tiene su parecido. El de Ingolstadt me pareció un coche más equilibrado. Casi la misma potencia, pero pegada diferente. Más contundente en el de los cuatro aros que en el de la estrella. ¿Cómo es posible? Pues porque el S5 de cinco puertas pesa casi 100 kilogramos menos. No es mucha diferencia, pero se nota. En líneas generales me pareció un coche mejor, aunque insisto en las diferencias que separan a ambos modelos. Sus cifras de rendimiento son casi idénticas, pero la sensación al volante es bien diferente.

Con el Audi te entran ganas de pisar a fondo en un tramo de curvas. Con el AMG no. No es que no pueda, pero el coche transmite un feeling completamente diferente. La respuesta del acelerador y del cambio te invita a relajarte y a disfrutar del viaje. Quitar la capota e ir tranquilamente por cualquier tipo de carretera disfrutando de la buena vida tras décadas de trabajo. Tampoco se puede pedir más, aunque sinceramente no creo que merezca la pena gastarse tanto. Por mucho menos dinero se puede tener la misma experiencia con un CLE 300 Cabrio. Pierdes casi 200 caballos que con el AMG pocas veces vas a utilizar y te ahorras casi 30.000 euros (para la moto).
El problema es que no pueda hacer frente a esos momentos en los que queremos desmelenarnos (si es que todavía queda pelo en el techo). El problema es que no incita a ello. No te anima a ser malo, a disfrutar de su establo y a estirar al máximo cada marcha. Ni siquiera el ruido que sale del escape transmite ese sentimiento. Si realmente queremos ese tipo de conducción y esa experiencia al volante pasados los 50 irremediablemente hay que echarle el guante a un descapotable V8. Ahora mismo sólo está presente el AMG SL Roadster de 230.000 euros.

Creo que Mercedes ha dejado pasar una buena ocasión para ofrecernos el deportivo perfecto para la década de los 50, pero lamentablemente estamos ante otro Mercedes potente y cómodo. La potencia está, pero no hay ganas por sacarla. Siempre será mejor que un descapotable eléctrico, eso es verdad, pero creo que hay alternativas más interesantes en el mercado como el Porsche 718 Boxster. No subestimes su motor de cuatro cilindros. Ofrece la combinación perfecta para un quincuagésimo cumpleaños. Un deportivo de verdad, de los que te pica a sacar el lado malo sin olvidarse del lujo y el reconocimiento que ofrece una marca de Stuttgart.
