Los cursos de BMW M Driving Experience llegan a España, una oportunidad de oro para ser mejor conductor
Los cursos de conducción son una herramienta muy aconsejable para mejorar la destreza al volante, especialmente en cualquier tipo de...
Este tipo de conducción evita muchos accidentes y estrés en las carreteras, pues antepone el bienestar de los usuarios de la vía y las necesidades de un único conductor. Te contamos las claves para ejercer la conducción solidaria.
La conducción solidaria consiste en afrontar la conducción de un modo relajado y que tenga en cuenta las necesidades del resto de usuarios de la vía, facilitando y respetando la convivencia en dicho entorno.
Y es que un conductor agresivo comete más infracciones y es más propenso al exceso de velocidad, además de sufrir más distracciones. Esto redunda en un mayor estrés y riesgo de accidente.
Más de 100.000 conductores reconocen que su conducción agresiva ha causado un accidente de tráfico
Según Línea Directa, más de 3 millones de conductores reconocen conducir de manera agresiva, de los cuales 300.000 admiten haberse peleado a consecuencia de una disputa de tráfico.
No sólo eso, pues más de 100.000 conductores reconocen que su conducción agresiva ha causado un accidente de tráfico. No en vano, este tipo de actitud al volante multiplica por 10 el riesgo de accidente con víctimas mortales.
A grandes rasgos, conducir de manera solidaria consiste en dejar de lado actitudes egoístas para colaborar de manera activa en el buen funcionamiento de la circulación en las ciudades y carreteras. Esto podemos conseguirlo del siguiente modo:
Es muy habitual que, a consecuencia del tráfico, las intersecciones de las ciudades queden colapsadas, lo que agrava aún más el problema. Un buen modo de evitarlo es evitar bloquear la intersección para permitir que el tráfico fluya.
Del mismo modo, es muy habitual que, al incorporarnos a una carretera o autovía por el carril de aceleración, los vehículos que circulan por la misma hagan caso omiso de la situación. Si está en nuestra mano, lo mejor es facilitar la incorporación para evitar frenazos o maniobras evasivas que deriven en un accidente.
Es evidente que siempre debemos prestar atención a las señales de tráfico y respetar sus indicaciones, así como al resto de usuarios de la vía. Pero en zonas con retenciones esto cobra aún más importancia.
Hablamos de líneas continuas o de anticipar nuestros movimientos con los intermitentes, cosas que en vías de circunvalación congestionadas o tramos similares permiten un tráfico más fluido y seguro.
Los ejemplos anteriores provocan estrés en los conductores, pues la incertidumbre de qué harán los vehículos nunca es aconsejable. Lo mismo ocurre con la distancia de seguridad, pues no sólo nos pone en peligro ante una situación inesperada, sino que genera inquietud en el conductor que tenemos por delante y que ve que circulamos muy pegados a la parte trasera de su vehículo.
Lo mejor es dar espacio, pues ganaremos en seguridad y en tranquilidad. Además, llegaremos a la misma hora.
Un caso parecido al anterior, aunque aplicado a los peatones, es el modo en que nos aproximamos a uno de ellos. El peatón tiene preferencia, pero es el más vulnerable, por lo que necesita sentirse seguro a la hora de cruzar.
Si nos aproximamos a gran velocidad, estaremos generando confusión e inquietud, propiciando una situación potencialmente peligrosa, además de egoísta.
Todos tenemos claro que el semáforo verde indica que podemos pasar, mientras que el rojo nos obliga a detenernos. Pero muchos conductores piensan que el ámbar señala acelerar más para pasar rápido antes de que se ponga en rojo.
No, es lo contrario, debemos reducir la velocidad y detenernos a no ser que ello suponga generar una situación peligrosa como que el coche de detrás circule muy cerca y pueda golpearnos.
Otro modo de ser solidario es evitar las distracciones: el móvil, la radio, etc. Una distracción puede provocar un accidente en el que no sólo nos veamos involucrados nosotros, sino otras personas.
El cansancio nunca es bueno y al volante mucho menos. Además de hacernos más vulnerables a las distracciones y reducir nuestra capacidad de reacción, hará que seamos más agresivos al volante, más bruscos y menos pacientes.
Lo mismo podemos decir de las prisas. Cuando llegamos tarde, tendemos a ir más deprisa y a no respetar las preferencias de paso o la señalización. Además, eso nos genera más estrés, lo que acaba creando un cóctel potencialmente mortal.
Intentemos planificar bien los tiempos de tránsito y, si aún así llegamos tarde, haremos bien en recordar que no llegar es aún peor que hacerlo unos minutos tarde.
¿Quieres saber más? No te pierdas estos artículos relacionados con el término Conducción solidaria
Los cursos de conducción son una herramienta muy aconsejable para mejorar la destreza al volante, especialmente en cualquier tipo de...
La Dirección General de Tráfico alerta sobre el mal uso de un elemento básico en la conducción que, aunque está...
Muchos conductores utilizan incorrectamente los pedales del coche, lo que puede aumentar el riesgo de accidentes y provocar un desgaste...
Uno de los errores más comunes a la hora de conducir tiene que ver con la incorporación de vehículos a...
Las leyes que rigen la circulación en las vías públicas han sido pensadas con el claro objetivo de proteger a...