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Nada más encender el motor y cruzar la puerta del concesionario, un vehículo pierde valor. Incluso, podría considerarse que en el momento en que se matricula, su precio ya baja. No es un mito, pues los coches nuevos pierden automáticamente un 10% de su valor por el mero hecho de haber sido vendidos.
Posteriormente, el paso del tiempo influye inexorablemente en el precio del coche, pero no es el único factor que puede acelerar la depreciación de nuestro vehículo, por lo que vamos a repasar todo lo que propicia que nuestro coche usado tenga un valor de mercado determinado.
Como hemos comentado, nada más comprarlo, nuestro coche ya vale un 10% menos, cifra que se repetirá tras el primer año, salvo que hayamos optado por una marca o modelo poco atractivo que sufra una depreciación mayor de la habitual.
Por regla general, durante los primeros cuatro años, dicho valor decae a una media de entre un 15% y un 25%, lo que en la práctica hace que, tras el primer lustro de vida, el vehículo pase a valer únicamente un 40% de lo que pagamos por él. En cualquier caso, todos estos porcentajes se ven alterados por otros factores.
Tabla de depreciación en función de la antigüedad según el Ministerio de Hacienda
Antigüedad de un turismo o todoterreno | % que pierde |
---|---|
Hasta 1 año | 0 |
De 1 a 2 años | 16 |
De 2 a 3 años | 33 |
De 3 a 4 años | 44 |
De 4 a 5 años | 53 |
De 5 a 6 años | 61 |
De 6 a 7 años | 66 |
De 7 a 8 años | 72 |
De 8 a 9 años | 76 |
De 9 a 10 años | 81 |
De 10 a 11 años | 83 |
De 11 a 12 años | 87 |
A partir de 12 años | 90 |
No cabe duda de que hay coches que son más populares que otros y eso va a influir a la hora de fijar un precio de venta, pues la subjetividad siempre juega su papel.
Cuanto más popular sea el vehículo, más tardará en perder valor, aunque en este sector las modas también pueden ser pasajeras y lo que gustaba más cuando compramos el vehículo, puede haber dejado de hacerlo años después, acelerándose la depreciación.
La primera impresión siempre es importante, a menudo lo más importante. Por eso, un vehículo que esté mal conservado, con golpes, defectos de pintura, partes rotas o desgastadas, tendrá menos valor que uno que ofrezca un buen aspecto y transmita haber sido cuidado por su dueño.
Igualmente, conviene saber si un vehículo ha sumado la mayor parte de sus kilómetros por carretera o ciudad, pues en este último caso la degradación del motor y elementos como las suspensiones es mayor de lo habitual, especialmente en coches turbo diésel.
Un coche puede tener un valor determinado, pero si la oferta es muy superior a la demanda, será más complicado venderlo y, por tanto, el precio de venta deberá bajar para intentar compensar esa menor cantidad de potenciales compradores.
Por ello es importante la situación coyuntural del mercado, pero también la que viva una zona geográfica determinada en ese momento. En tiempos de crisis los precios bajan más, independientemente de la antigüedad o el estado del vehículo.
Lógicamente, lo contrario sucede en tiempos de bonanza económica, que suele ir acompañada de un aumento de la demanda.
Aunque muchos de los factores mencionados anteriormente están fuera de nuestro alcance, sin duda la elección que hagamos a la hora de comprar un vehículo, así como el uso y cuidado que hagamos de él, tendrá su influencia a la hora de venderlo en el futuro.
Un coche con más kilómetros que otro modelo igual con un estado general similar, valdrá menos al haber sufrido más uso y desgaste. En general, al sobrepasar los 15 000 kilómetros al año, la depreciación aumenta por encima de lo normal.
No es lo mismo observar un vehículo sucio, con la pintura saltada, las alfombrillas desgastadas o un retrovisor roto, que otro bien conservado y mantenido.
Como mal menor, el precio de nuestro vehículo será inferior al habitual, pero es muy probable que ni siquiera tengamos la oportunidad de venderlo, ya que el potencial comprador buscará una opción más atractiva.
No sólo es importante mantener la pintura en buen estado, sino también elegir un color neutral o poco extravagante.
Tonos chillones o muy llamativos siempre complicarán el proceso de venta, pues el número de compradores se reducirá automáticamente, independientemente del estado del vehículo.
No cabe duda de que un coche con un equipamiento de serie complementado con algunas opciones ofrecidas por el fabricante, será más caro a la hora de comprarlo en el concesionario. Lo mismo ocurrirá en el momento de venderlo en el mercado de segunda mano.
Especialmente los extras de seguridad están muy bien considerados y suponen un buen punto a favor a la hora de encontrar comprador.
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