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El Lag es uno de los efectos más típicos que podemos encontrar en los coches con turbo. Te contamos qué es y las razones que lo provocan, así como las posibles soluciones.
Actualmente, la gran mayoría de vehículos con motor de combustión recurren al turbo para incrementar su potencia y prestaciones sin tener que sobredimensionar los bloques.
Gracias al turbo, los motores actuales no necesitan cilindradas muy elevadas para proporcionar niveles altos de potencia y par motor. Sin embargo, muchos sistemas turboalimentados generan el famoso «Lag» del turbo.
El turbocompresor aumenta la potencia de salida de un motor de combustión interna al forzar la entrada de aire adicional en la cámara de combustión.
Y, para conseguirlo, utiliza los gases de escape para hacer girar una turbina, que luego fuerza más aire en el motor, lo que resulta en más potencia. El Turbo lag o lag del turbo es un problema que afecta a los coches con motores turboalimentados.
Una medida muy habitual para reducir el retraso provocado por el turbo en la aceleración es recurrir a turbocompresores de pequeño tamaño y que sean más ligeros
En concreto, el Turbo lag es un retraso en la entrega de potencia del motor cuando se presiona el pedal del acelerador, debido a que el turbocompresor tarda en acumular presión de sobrealimentación.
Esto puede resultar en una aceleración reducida y una disminución general en el rendimiento.
Cuando aceleramos, el motor gana par mientras los flujos de gases de escape se aceleran. Una vez que estos han alcanzado una velocidad suficiente para impulsar el turbocompresor, el motor ofrece al conductor una aceleración súbita y relativamente brusca.
El retraso del turbo puede ser causado por varios factores, como el tamaño del turbocompresor, el diseño del sistema de escape, el desplazamiento del motor y otras variables.
El turbo se mueve por acción de los gases quemados, que hacen girar una turbina que está asociada a otra. Esta segunda tiene como función comprimir el aire que entra en la admisión del motor, pero acelerar ambas turbinas no es sencillo y, además, tienen un rango de funcionamiento efectivo limitado.
Por tanto, cuando la turbina del compresor gira a pocas revoluciones, no es capaz de comprimir el aire. Si el turbo no sopla en la cámara de combustión, no es posible inyectar combustible en grandes cantidades y, por tanto, tampoco es posible obtener altas dosis de potencia.
Por tanto, al pisar el acelerador, el conjunto de procesos en cadena que acaban con más caudal de aire dentro de la cámara de combustión, más potencia, más energía en los gases de escape y, por tanto, más energía para impulsar la turbina del turbocompresor, requiere un tiempo que conocemos como Turbo Lag o Lag del turbo.
Una medida muy habitual para reducir el retraso provocado por el turbo en la aceleración es recurrir a turbocompresores de pequeño tamaño y que sean más ligeros. De ese modo, la inercia de las turbinas será menor y costará menos llegar a un punto en el que estas se aceleren para cumplir su función.
Es una técnica utilizada para reducir el Turbo Lag que a menudo se usa en automóviles de alto rendimiento para aumentar la potencia de salida del motor.
El Rolling Antilag consiste en ajustar el acelerador, la sincronización de la chispa y el suministro de combustible para mantener los gases de escape fluyendo a través del turbocompresor en todo momento, incluso cuando no hay demanda de refuerzo.
Al hacer esto, reduce el retraso del turbo que se experimenta al acelerar desde bajas revoluciones o al pasar de bajas a altas revoluciones.
La turbina del turbocompresor suele girar a velocidades comprendidas entre 80.000 y 200.000 revoluciones por minuto (rpm).
Esto equivale a unas 30 veces más que las revoluciones por minuto a las que suele girar un motor convencional. Esto, unido a la intervención de los gases de escape, hace que el turbo trabaje a temperaturas muy elevadas.
Es una de las razones por las que los motores con turbocompresor utilizan el intercooler, que se encarga de reducir la temperatura del aire proveniente del compresor del turbo hasta unos niveles óptimos para su posterior entrada en los cilindros a través de las válvulas de admisión.
El fallo del turbo es un problema común que puede ocurrir en automóviles con motores turboalimentados. Y, si ocurre, ocasionará que el motor pierda potencia.
Pero evitar problemas en el turbo es relativamente sencillo siguiendo unos cuantos consejos de uso y conducción. Son los siguientes:
Con estas prácticas sencillas, no sólo evitarás que el turbo se estropee y ocasione un importante gasto, sino que estarás cuidando el resto del motor.
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