Radiador: qué es, cómo funciona y causas de averías
Para que el motor funcione adecuadamente, la temperatura del mismo debe ser constante y controlada. De ello se encarga el sistema de refrigeración, que está formado por la bomba de agua y el radiador. Hablamos de este último.
Un motor térmico o de combustión interna funciona mediante explosiones que hacen posible la generación de energía a partir de aire y combustible. No sólo eso, sino que están formados por múltiples elementos mecánicos móviles que interactúan entre sí para convertir dicha energía en movimiento a través de las ruedas.
Todo ello genera mucho calor y este debe mantenerse bajo control o todos los elementos del motor acabarán colapsando y provocando el tan temido gripaje. Para evitar que esto ocurra, el motor cuenta con un sistema de refrigeración formado principalmente por dos elementos: la bomba de agua y el radiador.
De la primera ya hemos hablado como mecanismo impulsor del líquido refrigerante anticongelante, por lo que ahora nos ocupamos del elemento que permite el enfriamiento del mismo.
Así funciona el radiador
Este importante elemento se sitúa generalmente en el frontal del vehículo, junto al ventilador. De ese modo recibe el aire del exterior sin interferencias y puede enfriar el motor.
Para lograrlo, utiliza un tanque superior en el que se aloja el refrigerante caliente. Este pasa por unos tubos -generalmente de cobre- dotados de aletas que en conjunto forman una especie de rejilla a través de la cual circula el aire proveniente del ventilador, enfriando el líquido que circula por el interior de los tubos.
El líquido refrigerante termina en el tanque inferior, ya frío, para dirigirse por el sistema en dirección al motor. El mejor modo de comprobar la temperatura del líquido refrigerante e, indirectamente, del motor, es a través del testigo de temperatura situado en el cuadro de mandos del coche. Generalmente, la temperatura óptima oscila entre los 90 y 100 ºC. De igual modo, podemos comprobar el nivel del líquido refrigerante siguiendo este tutorial al respecto.
Avería en el radiador
Si detectamos que la temperatura del motor aumenta o vemos manchas de líquido en el suelo bajo el mismo, puede que tengamos un problema en el radiador o que hayamos perdido líquido refrigerante.
Las causas de un funcionamiento inadecuado del radiador pueden ser las siguientes:
- Pérdidas de líquido refrigerante, generalmente por fuga.
- Rejillas obstruidas.
- Daños provocados por un golpe.
- Termostato averiado.
- Termocontacto averiado.
- Ventilador estropeado.
- Bomba de agua averiada.
- Circuito de líquido refrigerante obstruido.
Limpieza del radiador
Aunque no es la solución a todos los problemas, un buen mantenimiento del radiador, así como del líquido refrigerante, es siempre vital para su correcto funcionamiento.
Si lo que queremos es realizar una operación de limpieza, debemos seguir los siguientes pasos:
- Eliminamos la suciedad e insectos incrustados en la calandra del vehículo con un cepillo suave y agua jabonosa. Haremos lo mismo con el radiador, pero siempre moviendo el cepillo en la misma dirección de la rejilla para no dañarla. Aclaramos bien.
- Retiramos el líquido refrigerante usado con mucho cuidado, ya que es tóxico. Para ello utilizamos una cubeta y desenroscamos la válvula de drenaje. Cuando haya dejado de gotear, la cerramos de nuevo.
- Rellenamos con agua y volveremos a vaciar, aclarando así el interior del radiador hasta que el agua salga limpia.
- Comprobamos abrazaderas, manguitos y radiador para asegurarnos de que todo está en buenas condiciones. De lo contrario, sustituiremos las piezas dañadas.
- Rellenamos con el líquido refrigerante marcado por el fabricante. Nunca utilizaremos agua, pues tiene un punto de ebullición inferior y puede provocar corrosión. Como último recurso, utilizaremos agua destilada.
- Encendemos el motor durante unos minutos para que el líquido circule y expulse las bolsas de aire. Posteriormente, cerraremos el radiador y desecharemos todos los utensilios utilizados gestionando los residuos adecuadamente.