Elegir coche adaptado para silla de ruedas, lo que nadie me contó hasta que me tocó hacerlo
Si en algún momento tienes la desgracia de tener que elegir un coche con rampa para silla de ruedas, debes saber que las opciones a considerar son realmente escasas. Por tanto, ármate de paciencia y asume que no puedes ser demasiado exigente.

Elegir coche en la actualidad es una tarea complicada por dos razones: precio y oferta. Pero, asumiendo que el primer obstáculo está superado, la cantidad de opciones que el mercado propone puede llegar a ser abrumadora.
Hoy en día, ya no es solamente cuestión de elegir entre diésel o gasolina, o coche grande o pequeño. También existen híbridos enchufables, Mild Hybrid, híbridos a secas, eléctricos… y de todos ellos hay opciones en el segmento A, B, C, D, E.
En fin, que existe un coche para cada tipo de cliente, necesidad y posibilidades… excepto si necesitas un coche con el que desplazar a tu familiar en silla de ruedas. Ahí la cosa se complica bastante.
Infórmate bien antes de tomar ninguna decisión porque cualquier error puede salirte muy caro
Olvídate de los SUV, los compactos o los todoterrenos
Aunque no estés muy metido en el mundo de la movilidad reducida, seguro que sabes que un coche adaptado para silla de ruedas dispone de una rampa —ya sea lateral o posterior— para introducir al ocupante en el interior del vehículo.
Ahora bien, lo que puede que no sepas es que no es tan simple como elegir un coche con portón trasero o puerta corredera lateral, y quitar uno o dos asientos, para hacer sitio y colocar la rampa.
La adaptación es mucho más compleja de lo que puede parecer (de esto te hablaré en otro artículo), ya que es necesario cumplir unas medidas interiores mínimas para que una persona adulta (aunque el usuario no lo sea) quepa y sea transportada con seguridad.
Básicamente, estas medidas son la longitud, la anchura y, sobre todo, la altura interior. Las dos primeras definen cuántos asientos pueden conservarse en la fila posterior del vehículo. Pero la realmente limitante es la altura, puesto que el usuario no va sentado en un asiento convencional, sino en la propia silla de ruedas, que descansa sobre el piso del vehículo.

Por esta razón, salvo que estemos hablando de furgonetas de grandes dimensiones que suelen limitarse a empresas de transporte que ofrecen servicios a colegios, centros de día, centros sanitarios, etc, en cualquier modelo se hace obligado un rebaje de piso.
Es decir, modificar el chasis para crear mayor altura interior y, además, suavizar el ángulo de inclinación de la rampa a niveles aceptables para subir la silla sin crampones de escalada.
Aún así, no todos los vehículos son aptos para este tipo de adaptación, ya que la altura que puede conseguirse rebajando el piso es limitada y coches tipo compacto, berlina, sedán o, incluso, familiares, quedan descartados.
Esto, ya de por sí, nos limita a SUV’s, monovolúmenes o furgonetas. Pero aún quedan más opciones por descartar.
CONSEJO Motor.ES
Un vehículo adaptado para PMR (Personas de Movilidad Reducida) tiene permitido el acceso a cualquier Zona de Bajas Emisiones (ZBE), sin importar su etiqueta medioambiental. Pero, cuidado, debes gestionar el permiso en cada ayuntamiento para poder hacerlo sin recibir multa.
La homologación, el obstáculo definitivo
Podría decirse que el mercado ofrece actualmente una gran cantidad de opciones en los segmentos SUV, monovolumen y furgonetas. Sobre todo en el primero, ya que no en vano lleva años siendo el rey en ventas.
Lo malo es que ningún SUV es realmente válido para homologarse como vehículo adaptado para silla de ruedas. Lo primero es que prácticamente todos los SUV’s tienen una altura interior muy similar a la de los coches convencionales. Además, o no tienen mucha más altura al suelo, o la que tienen es excesiva para una rampa.
Pero, en realidad, todos estos aspectos pueden llegar a ser solventados por un taller adaptador competente. Lo que verdaderamente los invalida es que ningún modelo de este tipo ha sido homologado ni dispone de kits de adaptación.
Este es el obstáculo definitivo: tú no puedes elegir un coche, llevarlo a un taller y adaptarlo, o hacerlo en tu propia casa si eres un manitas. El sistema no funciona así.

Existen empresas especializadas en la fabricación de kits de adaptación. Estas empresas los diseñan, adaptan a un determinado modelo y los ensayan para su homologación bajo criterios de seguridad, ergonomía, etc.
Por tanto, son estas empresas y/o los fabricantes de vehículos quienes deciden qué modelos son aptos para homologación y cuáles no. Y los criterios, además de técnicos, son en muchos casos puramente comerciales.
Este proceso requiere una inversión por parte de los actores implicados, y no van a asumirla si un determinado modelo no es rentable, ya sea porque se vende poco o porque deja de fabricarse.
Es el caso del Dacia Dokker, que fue un vehículo apto para adaptación con rebaje de piso durante muchos años, hasta que la marca decidió retirarlo del mercado. Desde ese momento, las empresas fabricantes de kits de homologación dejaron de servir sus productos para este modelo en concreto.
Otro caso que puede suceder es que un vehículo sea adaptable en un país, pero no en otro. Es del caso del Dacia Jogger, que en Reino Unido puede adaptarse, pero no en España. ¿La razón? Aunque los ensayos son europeos, cada país puede limitar por normativa o ausencia de ensayos modelos como el mencionado.

¿Te gustan las furgonetas? En realidad va a dar igual
Así pues, llegamos al final del camino: las furgonetas o, como ahora llaman las marcas a algunas de ellas, los monovolúmenes derivados de vehículo comercial. Esto nos deja con tres grandes grupos.
Por un lado, tenemos el Citroën Berlingo, Peugeot Rifter, FIAT Doblò, Opel Combo, Toyota Proace que, como probablemente sabes, es el mismo coche con sutiles personalizaciones para cada marca.
Personalizaciones en cuanto a estética y equipamiento, pero no a nivel mecánico. Es decir, si quieres comprarte el Toyota por ser considerada la marca más fiable, debes saber que en realidad estarás comprando un vehículo con motor PureTech.
El segundo grupo lo forman el Renault Kangoo, el Nissan Townstar y el Mercedes Citan/Clase B, aunque este último ya tiene fecha de caducidad y desaparecerá del mercado. En este caso, la base es el coche francés y los demás son derivaciones.
Finalmente, el tercer grupo lo forman el Volkswagen Caddy y el Ford Tourneo Connect, que deriva del alemán.
Esto es todo. Siendo justos, si quieres un coche adaptado con rebaje de piso y tamaño convencional, solamente puedes elegir entre tres bases mecánicas. No hay más.
Mi experiencia personal
Resulta curioso, porque los ahora llamados monovolúmenes —que en realidad son furgonetas mejoradas— han alcanzado en 2025 precios difíciles de digerir y que incluso superan los de compactos y vehículos familiares. Y, en realidad, la única ventaja con respecto a estos es el espacio (desde luego no las calidades).
Estamos hablando de que el vehículo para pasajeros más económico de este tipo en este momento es el Citroën Berlingo por encima de los 20.000 euros con ofertas y promociones ya aplicadas. Del segundo grupo, el Renault Kangoo de acceso se va ya por encima de los 25.000 euros. Ya, si quieres uno del tercer grupo, prepara más de 30.000 euros para un Ford Tourneo Connect.
Cierto es que estos precios incluyen el 21 % de IVA y un vehículo destinado al transporte de personas con movilidad reducida se puede beneficiar de un IVA reducido del 4 %. Lamentablemente, luego toca desembolsar el coste de la adaptación, que en ningún caso bajará de 10.000 euros. Es decir, que no es probable que puedas acceder a un coche nuevo adaptado por menos de 28.000 euros.
En mi caso, en nuestra familia adquirimos un Nissan Townstar de ocasión con muy pocos kilómetros y a muy buen precio, por lo que pudimos reducir la factura final con respecto al vehículo nuevo.
Esta es siempre una buena opción, aunque es necesario hilar muy fino porque se trata de un vehículo destinado a durar muchos años y con muy poco mercado de venta en segunda mano, ya que la demanda es francamente escasa.
La alternativa económica
Aunque el rebaje de piso y la rampa es siempre la opción ideal, existen otras alternativas que en determinados casos pueden resultar útiles a un coste inferior (aunque no tanto como puede parecer).
Hablamos de asientos eléctricos (entre 6000 y 8000 euros) que pueden extraerse del interior del coche para favorecer la transferencia desde la silla de ruedas, grúas portátiles que se fijan a las bisagras de la puerta para realizar la misma operación o, también, grúas para subir la silla de ruedas al maletero (entre 700 y 3000 euros).

Lamentablemente, esto no es posible en todos los casos, ya que requiere cierta movilidad y cooperación del usuario de la silla de ruedas. Este debe ser capaz de pasar de la misma al asiento del coche o, al menos, de mantenerse de pie para que un acompañante complete la transferencia.
En cuanto a la solución de la grúa en el maletero, no todas las sillas se pliegan para caber en el mismo. También existe una última opción, las rampas de aluminio plegables para subir la silla manualmente, pero en este caso también es obligado contar con furgoneta, silla plegable muy ligera o silla no plegable no excesivamente pesada, ya que la inclinación de la rampa sin suelo rebajado es considerable.
El resumen es que las opciones son escasas y costosas. Por tanto, te lo digo por experiencia, si alguna vez te ves en esta situación, infórmate bien antes de tomar ninguna decisión porque cualquier error puede salirte muy caro.