
“En España se conduce fatal”, este estudio contradice lo que llevas diciendo toda la vida
Cuántas veces habremos escuchado o habrás dicho eso de que en España conducimos fatal, que tenemos malas carreteras, etc. Pues...
En las carreteras españolas no solamente encontramos señales de tráfico: también están los hitos kilométricos y miriamétricos. Estos discretos elementos cumplen una función clave para orientarnos, mejorar la seguridad vial y facilitar el trabajo de mantenimiento y emergencias.
Cuando viajamos por carretera, es fácil que nuestra vista se cruce con unas señales aparentemente discretas: los hitos kilométricos y los hitos miriamétricos.
Puede que no les prestemos demasiada atención, pero lo cierto es que juegan un papel fundamental en la seguridad vial, en la gestión del tráfico y hasta en la historia de nuestras carreteras.
Un hito kilométrico es una señal que marca el punto exacto de una carretera en función de los kilómetros recorridos desde su origen. Normalmente, se trata de un pequeño poste o placa —de color blanco con el borde superior rojo en las carreteras estatales, por ejemplo— en el que aparece el número del kilómetro en el que nos encontramos.
Estos hitos sirven como referencia tanto para conductores como para los servicios de emergencia o conservación de carreteras.
Si tenemos una avería o sufrimos un accidente, indicar el número del hito kilométrico es la forma más rápida y precisa de señalar nuestra ubicación, aunque las aseguradoras ya incorporan sistemas de geolocalización para simplificar este proceso.
En España, su uso es estándar en toda la red viaria, desde las autopistas hasta las carreteras secundarias.
Mucho menos conocido, pero igualmente curioso, es el hito miriamétrico. Su nombre hace referencia al «myrio» (del griego, diez mil). Es decir, estos hitos están presentes cada 10.000 metros (10 kilómetros) recorridos en una carretera.
Tradicionalmente, eran más grandes y visibles que los hitos kilométricos, ya que cumplían una función más estratégica: ayudar a la orientación en largas distancias, cuando los mapas de papel eran la herramienta básica de los viajeros.
Hoy en día siguen existiendo, aunque en muchas vías modernas han pasado algo más desapercibidos frente a la omnipresencia de los GPS.
Los hitos kilométricos y miriamétricos cumplen una función informativa, pero no es la única utilidad que tienen:
Los hitos kilométricos y miriamétricos deben cumplir una serie de normas para su integración en la red viaria.
Por ejemplo, suelen colocarse siempre en el lado derecho de la calzada en el sentido de la marcha. Además, en autovías y autopistas, los kilómetros crecen desde el origen de la vía hacia el final, lo que ayuda a entender fácilmente el recorrido.
Algunos hitos antiguos, sobre todo los miriamétricos de piedra, son hoy piezas de patrimonio histórico viario y se conservan como parte de la memoria del transporte en España.
La próxima vez que veas un hito kilométrico o miriamétrico al borde del asfalto, recuerda: no es solamente un número, es una brújula silenciosa que nos ayuda a orientarnos y a entender mejor el camino que recorremos.
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