Lamborghini tenía la clave y nadie lo vio venir, el invento del Siàn puede enterrar a las baterías de los híbridos HEV
Hace poco más de seis años que Lamborghini presentó el Siàn. Fue su primer superdeportivo híbrido de producción, aunque sólo para unos pocos. Una exclusividad que tiene la llave para una tecnología que puede revolucionar los híbridos enchufables PHEV con más potencia, que no autonomía.

Hace seis años, Lamborghini sorprendía al mundo entero con una creación espectacular que estaba destinada solamente a muy pocos clientes. Una edición limitada que dejaba al mismísimo Aventador SVJ en un plano completamente alejado del mundo real, ya que el Siàn se estrenaba en la era de la electrificación. La marca de los toros había desarrollado un sistema de propulsión único en el mundo, y eso que en apariencia era un híbrido más al combinar el tremendo motor V12 de 6.5 litros sin turbo con un motor eléctrico instalado en el cambio automático.
Una configuración que convertía al Siàn en una auténtica bestia, y que no sólo contaba con una inyección de potencia eléctrica, sino con la posibilidad de desplazarse por unos kilómetros en un modo de cero emisiones. Pero esta función que corre a cargo de la energía contenida en una batería de iones de litio, en el caso del italiano no era así. Esa era su peculiaridad en el mundo de los híbridos, porque los ingenieros habían sustituido la batería por un supercondensador. Este componente era más ligero y triplicaba la potencia, el mismo que ahora ha sido llevado a un nuevo nivel por una empresa británica llamada Allotrope Energy.

La técnica del supercondensador es más efectiva que las baterías
La investigación de ésta ha acabado en buen puerto, creando un nuevo tipo de condensador que podría revolucionar el mercado de los coches híbridos y los enchufables. Los fabricantes saben que Europa está persiguiendo a los PHEV, por lo que buscan fórmulas alternativas que, por ejemplo, han encontrado en los eléctricos de autonomía extendida. Para ello, necesitan un motor de combustión de baja cilindrada que actúa como un generador de energía.
El objeto del supercondensador es parecido al de una batería, por lo que almacena energía y también se libera, pero la diferencia entre ambos componentes radica en que en el supercondensador no se realizan reacciones químicas, por lo que este se carga y descarga más rápidamente. Pero no sólo eso, sino que tampoco desprende calor, la vida útil es más larga que la de la batería y pesa mucho menos que una batería. Los expertos de Allotrope apuntan a unos cuatro kilogramos, y a un precio de apenas 100 euros, frente a los 2.000 euros de una batería.
Todo ventajas, y más aún con el material que han descubierto los de Allotrope, al que han denominado «Lignavolt». Se trata de un carbono que nace a partir de la lignina, un polímero orgánico que da estructura a la madera y a otras células vegetales y que es fruto del proceso de producción de papel, completamente sostenible y que se añade a los supercondensadores, logrando casi duplicar la densidad energética hasta los 15 Wh/kg. Donde radica la potencia extra.
Los supercondensadores duplican la potencia, no la autonomía
El condensador puede enviar la potencia al motor eléctrico entre diez y 100 veces más rápido que una batería de iones de litio convencional, por lo que un único supercondensador puede duplicar la potencia de cualquier híbrido de tamaño medio. Según los desarrolladores, mientras que el motor de combustión y el depósito de combustible ponen la autonomía, el supercondensador almacena la energía recuperada durante la frenada y se utilizaría para potentes aceleraciones.
Una tecnología todavía no validada, pero que sí descarta las grandes y pesadas baterías de los híbridos, además de prescindir de los pesados y complicados sistemas de refrigeración que estas necesitan. El objetivo en el que trabajan los de Allotrope es si la tecnología del supercondensador se podría llevar también a los coches eléctricos, algo imposible por ahora si no es con una batería de gran capacidad, ya que en este tipo de coches, la rápida descarga de energía del supercondensador deja sin efecto a la autonomía.
