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Informe F1¿Qué provocó el fallo de Mercedes? Así ganó Ferrari el GP de Australia

  • Mercedes se expuso a ser el juguete de Ferrari tras ver como Valtteri Bottas se autoeliminaba de la disputa por la victoria con un accidente en la clasificación.
  • Ferrari lo aprovechó para intentar tenderle una trampa a Lewis Hamilton y un error informático hizo el resto.

9 min. lectura

Publicado: 26/03/2018 17:45

Sin duda el Gran Premio de Australia de este año nos ha recordado en cierto modo al de 2017, en el que Sebastian Vettel logró una victoria imprevista frente a un Lewis Hamilton que contaba con mejor ritmo en su Mercedes W09.

Pero si el año pasado la victoria italiana estuvo propiciada principalmente por el excesivo desgaste de los neumáticos, que propiciaron que Lewis Hamilton decidiera entrar en boxes antes de tiempo para volver a pista envuelto en el tráfico, en esta ocasión un cúmulo de circunstancias han propiciado el triunfo del cuádruple campeón del mundo alemán.

Dos contra uno

Ferrari comenzaba la carrera tras Lewis Hamilton y sabía que tendría una oportunidad si conseguía llegar a la fase de paradas en boxes lo suficientemente cerca como para poner a Mercedes ante una difícil decisión. Valtteri Bottas había cometido un error en la Q2 y, tras dañar su caja de cambios, se veía obligado a salir desde la 15ª plaza. O, dicho de otro modo, dejaba solo a su compañero de equipo frente a Räikkönen y Vettel.

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En la arrancada Hamilton aguantó el liderato con apuros, llegando incluso a sufrir el intento de adelantamiento por parte de Räikkönen en la curva 3, pero una vez calmada la situación, comenzó a abrir hueco lenta, pero inexorablemente. En la vuelta 10, Hamilton contaba con 2,6 segundos sobre Räikkönen y 4,1 sobre un Vettel que sufría para controlar el sobreviraje con los neumáticos ultrablandos.

Kimi Räikkönen intenta, sin éxito, adelantar a Lewis Hamilton en la curva 3 durante la primera vuelta.

Cuando llegó el momento de empezar a pensar en realizar la primera parada, Ferrari lanzó su apuesta esperando que Mercedes actuara en consecuencia. Kimi Räikkönen se detuvo en boxes en la vuelta 18 cuando cedía 3,382 segundos con Hamilton, mientras Vettel circulaba a 8,204 segundos del líder. En ese momento, Mercedes debía decidir cómo y cuándo se cubría del finlandés, que claramente intentaba el undercut (parar antes que tu rival para adelantarle cuando éste replique la maniobra, aprovechando la velocidad adicional de los neumáticos nuevos). Mientras, Sebastian Vettel seguiría en pista optando por jugar con la suerte.

Mercedes reacciona

Esos tres segundos de margen le permitían a Mercedes esperar al menos un par de vueltas para responder al intento de undercut de Räikkönen, pero los alemanes decidieron no colocarse a merced de imprevistos que interrumpieran el ritmo de Hamilton y le mandaron parar en la siguiente vuelta. El británico perdió cuatro décimas en el paso por boxes frente al finlandés, pero recuperó ocho en la vuelta de salida, por lo que el panorama quedaba del siguiente modo en la vuelta 20: Vettel, que no había parado, contaba con 13,079 segundos sobre Hamilton, que a su vez aventajaba a Räikkönen en 4,745 segundos. Todo parecía estar bajo control para el de Mercedes.

Mientras, Sebastian Vettel seguía rodando con los ultrablandos, perdiendo tiempo progresivamente frente a un Lewis Hamilton que fue informado por radio de que estando a menos de 15 segundos de su rival, cubriría con éxito un eventual coche de seguridad virtual que permitiera a Vettel parar en boxes y ganar tiempo frente a una parada convencional, pues en esas condiciones los pilotos que permanecen en pista ruedan considerablemente más lentos que en condiciones normales.

Grosjean pone la guinda

Y eso fue lo que ocurrió cuando Romain Grosjean detuvo su Haas en el margen izquierdo de la curva 2 con la rueda delantera izquierda mal fijada por uno de los mecánicos. Previendo una maniobra limpia por parte de los comisarios a la hora de sacar el Haas de la pista, Charlie Whiting decidió echar mano del coche de seguridad virtual (VSC), pues de ese modo las distancias se mantendrían más o menos estables y no sería necesario reagrupar el paquete y ordenar el desdoblamiento de los pilotos rezagados. Posteriormente, al no ser posible la extracción del coche sin la ayuda de una grúa, la dirección de carrera tuvo que decretar la salida del coche de seguridad, haciendo inevitable el mencionado proceso.

Mercedes reacciona a la parada de Kimi Räikkönen y ordena a Lewis Hamilton entrar en boxes en la siguiente vuelta, dejando a Sebastian Vettel líder.

Pero antes de que eso ocurriera, Sebastian Vettel fue llamado a boxes de inmediato en la vuelta 25, justo antes de pasar por la entrada al pit-lane, sin duda un golpe considerable de suerte. En ese momento, Vettel aventajaba a Hamilton en 11,306 segundos y a Räikkönen en 17, 217. Un margen, sobre el papel, suficiente para permitirle a Hamilton seguir liderando la carrera cuando su oponente saliera a pista de nuevo. Su paso por el pit-lane dura exactamente el mismo tiempo que el de Hamilton (21,8 segundos), pero sale a pista líder por poco más de un segundo. ¿Qué ha ocurrido?, pregunta Hamilton por radio a su ingeniero, que no sabe darle respuesta.

En la vuelta 26, ya con el VSC y Vettel en boxes, Hamilton completa el giro en 1:57,688, un total de 7,42 segundos más rápido que Sebastian Vettel. Mercedes no entiende lo ocurrido y, finalmente, llega a la conclusión de que el programa informático ha calculado erróneamente el margen, que en realidad era de 10 segundos, lo que explica que Vettel saliera a pista con algo más de uno sobre Hamilton y en primera posición.

Exceso de prudencia

En la Fórmula 1 actual, en la que los motores, las cajas de cambio, el combustible y los neumáticos deben durar todo lo posible, cada situación se mide al milímetro y es tan importante ser el más rápido como serlo empleando la menor cantidad posible de energía. Pero, en esta ocasión, eso fue lo que condenó a Mercedes. Eso y el error de Bottas del día anterior, que dejó a Hamilton a merced de los dos Ferrari, que dividieron estrategias para forzar a Hamilton a reaccionar a la amenaza inmediata representada por Kimi, quedando expuesto a que la fortuna hiciera el resto en favor de Vettel.

Ferrari estuvo impecable y dio todos los pasos necesarios para buscar que la moneda cayera de su lado, mientras que Mercedes -que tuvo problemas con la temperatura de los motores- intentó economizar tanto con el ritmo de Hamilton para controlar a Vettel, que acabó quemándose. Es muy posible que la próxima vez Lewis Hamilton no acepte adoptar un ritmo tan pausado y decida exigirle a su monoplaza durante algunas vueltas más para asegurarse de que un programa informático no le roba una victoria que tenía en el bolsillo.

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