¿Rumor sin fundamento o teoría plausible? Analizamos el supuesto interés de Red Bull en Álex Palou

Tras conquistar su cuarto título, Palou enfrenta de nuevo la maquinaria del murmullo por una información que le sitúa en la órbita de Milton Keynes. Grandes incentivos si se materializase... pero también existen importantes contras que harían la decisión mucho más complicada de lo que parece.

¿Rumor sin fundamento o teoría plausible? Analizamos el supuesto interés de Red Bull en Álex Palou
Indianápolis fue la consagración del legado de Palou en Estados Unidos. ¿Querrá hacer lo propio en Europa - IndyCar Media

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Publicado: 25/08/2025 19:30

La progresión constante de Álex Palou en los Estados Unidos hasta convertirse en una leyenda moderna de la IndyCar Series no ha pasado desapercibida en el automovilismo mundial, que observa como aquel piloto español que no pudo pasar de F3 y GP3 con coches de media tabla se ha transformado en una máquina de ganar campeonatos sin dar tregua a la oposición. Esto le ha situado muchas veces en el foco de especulaciones, rumores, deseos en voz alta y alguna que otra noticia contrastada, relacionadas con un supuesto salto a la Fórmula 1 que divide a la opinión pública del aficionado promedio. Ahora, una nueva información obliga a revisitar los pormenores de su peculiar situación. ¿Otra habladuría más del paddock, o esta vez es la definitiva?

Este lunes, el periódico The Indianapolis Star, de la mano de su jefe de sección Nathan Brown, ha publicado que Red Bull Racing alberga un interés específico en incorporar a Palou a su segundo asiento en el Mundial de Fórmula 1 como compañero de Max Verstappen en 2026, reemplazando en este supuesto al nipón Yuki Tsunoda, citando "fuentes con conocimiento directo de las conversaciones". Esta misma información recoge también que el propio Álex Palou, su manager Roger Yasukawa y un representante de Chip Ganassi Racing han negado haber tenido algún tipo de contacto con Red Bull al respecto de una potencial oportunidad.

El calibre de esta información ha despertado todo tipo de cábalas sobre si Palou aceptaría una oferta de este estilo, dadas sus circunstancias. El piloto de Barcelona, que aseguró hace dos semanas en el Gran Premio de Portland su cuarto título de IndyCar y que terminó segundo anoche en las 250 millas de Milwaukee, se encuentra en una situación idílica a nivel de rendimiento, con ocho victorias y 12 podios a lo largo de 16 carreras, números que igualan los mejores registros de cualquier piloto de IndyCar en el siglo 21 y que, quizá con un calendario más largo (la temporada concluye este domingo en Nashville), podrían haber derivado en récords absolutos. Todo ello coronado con su primera victoria en las 500 millas de Indianápolis el pasado mes de mayo.

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A su habitual pilotaje mesurado, que le permitía 'susurrar' a los neumáticos sin dejar de ir rápido, maximizar puntos cuando no era posible ganar y esquivar infinidad de incidentes, Palou le ha añadido este año una mayor agresividad en el cuerpo a cuerpo, una mayor efectividad en clasificación (seis poles, las mismas que en los cuatro años anteriores juntos), una invencibilidad casi absoluta en circuitos permanentes y sus dos primeras victorias en óvalos, donde ya no se siente un extraño. Sus pocas debilidades parecen haber saltado por los aires, y estar en un equipo de ejecución habitualmente soberbia como Ganassi pone la guinda del pastel.

En tan solo seis temporadas en el certamen de monoplazas americano, y a sus 28 años, Palou ha conquistado todas las cimas posibles, y solo tiene por delante los números absolutos de las grandes leyendas históricas, como A. J. Foyt, Scott Dixon, Rick Mears o Al Unser entre otros, que impusieron su ley en mayor o menor medida durante periodos de tiempo mucho mayores. Para muchos, no obstante, Palou ya ha ganado 'todo lo que tenía que ganar', y el paso lógico para un piloto de formación europea con un desempeño tan dominante es probar sus talentos en el mayor escaparate del mundo de las carreras, ante los teóricos mejores pilotos del mundo, siendo una mesa en la que Palou ya come sin necesidad de enfrentarse a ellos semanalmente.

El dilema de Red Bull: la cantera ya no da diamantes

Tsunoda es el último en una larga lista de pilotos con un futuro incierto tras pasar por el segundo Red Bull.

De primeras, cabe cuestionarse si la información publicada este lunes evolucionará en algo más o si se quedará en el tintero, como tantas otras. Del "interés" a la negociación hay un trecho en el que muchas personas influyentes deben tomar decisiones, y de la negociación al acuerdo, otro trecho. El sufrimiento de Red Bull con su segundo monoplaza, experimentado ya por Sergio Pérez este año y ratificado con los discretos desempeños de Liam Lawson y Yuki Tsunoda, evidencian que el inmenso talento de Max Verstappen escondía, y esconde, importantes deficiencias con respecto a los modelos dominantes de 2022 y 2023, o con los McLaren que han recogido la batuta como coche a batir desde mediados de 2024, unas deficiencias a las que un novicio con los sistemas híbridos y con los Pirelli tendría más complicado hacer frente.

Después de haber quemado ya a varios talentos de su escuela junior, en un cementerio que incluye las decepciones previas de Alexander Albon, Pierre Gasly y Daniil Kvyat, el cambio de rumbo en el organigrama de Red Bull este año con la salida de Christian Horner y una nueva dirección técnica puede invitar a buscar la solución fuera de casa, como ya se hizo con el propio Pérez en 2021 o mucho más atrás en el tiempo con Mark Webber. Este año, Isack Hadjar ha rendido a un nivel muy aceptable, pero, ¿solventaría los problemas de Red Bull volver a subir a otro piloto de segundo año que aún no se ha curtido en la élite? ¿Acaso es el propio Tsunoda la respuesta a la cuestión con un segundo año en el coche, aún con la ausencia de motores Honda, y exponerse a una repetición del caso Albon?

Varios grandes nombres salieron a la palestra durante la parte del periodo veraniego en la que el futuro de Verstappen parecía estar camino de la salida de emergencia de Milton Keynes, pero su renovación calmó por completo las aguas. Pese a que el segundo Red Bull no tiene en absoluto un dueño definido para 2026, muy pocos parecen estar dispuesto a exponerse a ello, bien sea por la odiosa comparación con Verstappen o por creer que las herramientas a su alcance estarán demasiado ocupadas en darle al neerlandés el monoplaza de manejo extremo que requiere para ser rápido. Si se le echa agua a una botella cuatro veces, y en todas ellas el agua se sale, quizá la botella tenga un agujero.

Ya durante el año pasado, varios medios apuntaron a un teórico "interés" de Red Bull en incorporar a Franco Colapinto directamente a su segundo asiento, lo cual estuvo acompañado de reuniones prospectivas. Aquello terminó por enfriarse, y el caché del argentino 10 meses después parece haber caído en picado. Al igual que con Palou, la formación dirigida ahora por Laurent Mekies estará seguramente interesada en otros competidores, y es casi una certeza que un piloto fuera del ecosistema de la Fórmula 1 no es la opción número 1 que maneja un gran equipo de F1, en base a situaciones anteriores y opiniones contemporáneas de los 'pesos pesados'. Todo ello por no hablar de que la noticia surje de un periódico con cobertura especializada en IndyCar, en lugar de los habituales 'globos sonda' que Red Bull tiene dispuestos en diferentes puntos geográficos del periodismo europeo de carreras.

El dilema de Palou: las heridas todavía sangran en naranja

Palou rindió a un gran nivel en los entrenamientos libres de USA 2022, su única sesión oficial con McLaren.

Pero, ¿y si de verdad fueran a por Palou, negociaciones incluidas? Aquí entran en juego nuevas piezas dentro del tablero. Las más obvias tienen que ver con su escarceo deportivo y legal con McLaren, que aún sigue vigente. Un asunto que tuvo su origen en una tórrida noche de julio de 2022 con el famoso anuncio de la renovación automática de Palou, el desmentido público por parte del piloto y el anuncio de su incorporación a McLaren, sin aclarar qué lugar ocuparía en su equipo de IndyCar. Ganassi estuvo a punto de sentar a Palou para el resto del año, pero le permitió completar la temporada mientras iniciaba un proceso judicial contra él. Sin embargo, justo antes de la carrera final en Laguna Seca, ambas partes acordaron continuar en 2023 y que Palou desempeñara funciones de tester con McLaren, incluyendo entrenamientos libres de F1, de cara a su llegada al equipo en 2024.

Llegó 2023, y con ello una gran temporada de Palou, solo ligeramente peor que la de este 2025. Llegaron también las dudas, el embarazo de su mujer Esther Valle, la realización de que McLaren no tendría un hueco disponible en Fórmula 1 ante el fichaje de Oscar Piastri y de que, en Ganassi, tendría todo lo que necesitaba en IndyCar. En agosto, nueva bomba: Palou comunicó que no cumpliría los términos firmados y que seguiría en Ganassi, despertando la ira de Zak Brown y desembocando en un nuevo proceso judicial que, a día de hoy, continúa en marcha, con una reclamación de más de 30 millones de dólares hacia Palou por el supuesto perjuicio económico causado hacia el equipo británico.

19 veces se ha producido ya esta estampa, unos números inimaginables hace pocos años.

Palou firmó entonces un acuerdo con Ganassi hasta 2026, que solventaba con creces el peliagudo asunto de su bajo salario y le habilitaba a aceptar una oportunidad en Fórmula 1 a través de una cláusula, previo y sustancioso paso por la caja registradora de Chip. Aunque no se ha anunciado formalmente, aquel acuerdo ha sido ampliado con un nuevo contrato "de larga duración", en palabras del propio Ganassi el pasado sábado, que en base a lo firmado por otros pilotos debería abarcar hasta 2028-2030, aunque el estatus de la mencionada cláusula resulta toda una incógnita. A su vez, el equipo ha cerrado filas en torno a su piloto en el aspecto económico y legal de su complejo proceso judicial. Toda una tranquilidad para un Palou que ha podido rendir al 100% este año sin más preocupaciones, y que ha comprado una nueva casa en enero de este año para criar a su hija Lucía.

La golosina de la Fórmula 1 parece llamar de nuevo a la puerta, y sería perfectamente comprensible que Palou pudiera sentirse tentado o incluso dispuesto a desenvolverla, siendo además un piloto acostumbrado a grandes saltos de fe para progresar en su carrera deportiva. Pese a ello, todo el bagaje de complicaciones que ha atravesado invita a pensar que la "oportunidad" tendría visos de tornarse en una pesadilla. Con su vida deportiva y personal hecha en los Estados Unidos, viajar durante nueve meses de una punta a otra del planeta en un campeonato que solo tiene a otros dos padres en la parrilla puede resultar increíblemente complicado de conciliar con la vida familiar, en especial si se prolonga en el tiempo. Viajar ida y vuelta a Estados Unidos con regularidad, como ya intentó Michael Andretti en 1993, tampoco resulta una opción óptima.

La F1 es un sueño... hasta que deja de serlo

No hay que llevarse a engaño. A diferencia de otros asientos rumoreados en el pasado, como AlphaTauri, Cadillac o la propia McLaren allá por 2023, el interés de Red Bull supondría un cambio importante en el paradigma de la toma de decisiones de Palou, siendo el primer gran equipo con éxitos recientes en Fórmula 1 que pretendería contar con sus servicios. Quizás, la gran oportunidad con la que alguna vez soñó, una que otros muchos no rechazarían o que incluso aceptarían sin pestañear, que le situaría con una posibilidad real de pelear por podios o victorias, además de mejorar sus emolumentos económicos, su prestigio mundial y darle quizá la fama y el reconocimiento que desde España se le ha negado por pilotar en una disciplina 'lejana'. Pero Palou no es un 'rookie' cualquiera, y no está en absoluto en la necesidad de aceptar cualquier asiento que se le presente sin las pertinentes garantías, algo que el historial moderno del segundo Red Bull no ofrece.

Muchas veces se han esgrimido las comparaciones, en una dirección u otra, con Sébastien Bourdais, el último caso de un piloto que cruzó el charco hacia Europa tras triunfar en Estados Unidos, también con los logos de Red Bull. El francés, también tetracampeón, fue firmado para pilotar en Toro Rosso en 2008 junto a Sebastian Vettel, y es bien conocido el sufrimiento que tuvo durante su año y medio de estancia hasta ser relegado a mediados de 2009 por el joven Jaime Alguersuari. Sin embargo, las circunstancias son totalmente distintas. Bourdais arrasó en Champ Car con un equipo que no tenía casi competencia, ante una parrilla de menor nivel a la actual, y en una categoría moribunda en lo económico tras su guerra civil de 12 años con IndyCar, capitulando pocos meses después de que Bourdais, sabedor de que el panorama de futuro era desolador, huyera.

Para poner en la balanza la oportunidad frente a su éxito actual, se suele esgrimir el argumento de "si no va bien, Palou puede volver siempre que quiera". Pues bien, a su retorno en 2011, Bourdais se encontró con su ex-equipo al borde de la desaparición y que todos los asientos de los grandes equipos estaban cogidos, una situación que no cambió para él en los ocho años posteriores pese a firmar grandes temporadas con equipos modestos. Una situación parecida a la que afrontó Alex Zanardi en 2001 con el equipo Mo Nunn hasta el accidente en el que perdió las piernas, o Cristiano da Matta en 2005, pasando de ser piloto de fábrica de Toyota a asientos de media tabla en Champ Car.

Hasta a Michael Andretti le sucedió en 1994, con un Ganassi que por entonces era solo un equipo emergente, y solo la retirada de su padre Mario y la marcha del veterano Nigel Mansell le permitieron volver a su anterior equipo, pero nunca más volvería a ser campeón, y se quedó sin ganar la Indy 500 que con tanto ahinco buscó. Juan Pablo Montoya y Jacques Villeneuve, en un contexto muy distinto durante la era Bourdais, tiraron directamente hacia la por entonces popularísima NASCAR, donde languidecieron durante años. Ganassi seguirá adelante sin Palou, y nada asegura en un potencial regreso que hubiesen coches competitivos libres o el interés de los grandes equipos, en especial si llega rebotado de malas temporadas. Un gran riesgo, si bien, para muchos, uno que sí merece la pena ante una oportunidad así.

Bourdais usó conscientemente las Américas como trampolín hacia la Fórmula 1, algo de lo que aun se arrepiente.

Tampoco invita a la aventura la situación de Red Bull en 2026, enfrentándose a su primer cambio reglamentario sin el lápiz de Adrian Newey, siendo este un temor que el desarrollo de la actual temporada, y el temor a que los motores RBPT renombrados por Ford no estén a la altura, no ayudan a paliar. Incluso con los tres test de pretemporada, una bendición para cualquier novato que se precie e imprescindibles para que un cambio de aires de este estilo salga bien, no es nada descartable que la formación energética se esté asomando al mismo precipicio por el que McLaren se dejó caer durante una década a partir de 2013, por el que también se despeñaron las esperanzas de muchos grandes pilotos. A su vez, en el caso de que llegase a plasmarse, todo esto no le saldría nada barato a Red Bull.

Bien lo saben desde 2017, cuando su necesidad de cubrir un asiento vacío en Toro Rosso les llevó a comprar el contrato que Brendon Hartley había firmado para pilotar en 2018 por Ganassi, antes siquiera de que se anunciase su fichaje, por un montante superior a los siete millones de euros. El multi-anual de Palou probablemente escalaría a cifras similares o incluso mayores que las del finiquito de Pérez, algo con lo que el propio Ganassi también tiene experiencia. El fichaje de Zanardi por Williams en 1999 llegó con un importante pago por medio y la cesión de Montoya, cuyo regreso a Europa en 2001 trajo aparejado los servicios del tester Bruno Junqueira. Ganassi bien podría optar por volver a usar esa fórmula con alguna joya europea del Red Bull Junior Team, o bien rascar patrocinio adicional de Red Bull para alinear a Marcus Armstrong u otro agente libre.

De todos modos, en varias entrevistas concedidas durante los últimos meses, Palou ha insistido por activa y por pasiva que la Fórmula 1 es un camino completamente cerrado para él. Alega que "lo intentó" en su aventura papaya, pero que no se dio, y que su futuro y felicidad pasan por llevar el #10 al Victory Lane tantas veces como sean posibles. Aunque es cierto que realizó declaraciones parecidas tras su primer título, el propio entorno de Palou no tiene constancia a día de hoy de que su perspectiva actual haya cambiado. Como se ha expresado más arriba, un interés es solamente eso hasta que se toman decisiones, las cuales, aparentemente, aún no existen. Más allá de ello, solo caben las conjeturas y el 'y si', un condicional que quizá tiene más poder del que debería a la hora de juzgar las capacidades, palmarés y legado de un Palou que ha triunfado a su manera y que, haya o no cambio de aires, no tiene nada que demostrar a nadie.

Fuente: The Indianapolis StarFotos: IndyCar Media / Red Bull Content Pool / McLaren F1

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