Motor.es

Taxistas protestan de nuevo contra las aplicaciones móviles y la CNMC

Los taxistas protagonizaron ayer una jornada de protesta en Madrid. Esta vez los motivos fueron no solamente las aplicaciones móviles, también la autoridad reguladora (CNMC), que ha frenado recientemente una regulación gubernamental que les protege. La CNMC quiere apertura, los taxistas no

6 min. lectura

Publicado: 19/02/2016 19:00

Durante muchos años, el sector del taxi ha gozado de cierto nivel de protección de las autoridades, a la vez que ha impuesto una regulación. A fin de cuentas, hablamos de un servicio público, y está regulado para bien y para mal. Ahora mismo, para ser taxista, hay que cumplir una serie de requisitos, no puede hacerlo cualquiera.

Sin embargo, el paradigma actual, con las posibilidades que brinda la tecnología, ha dejado ese enfoque un poco desfasado. Los usuarios demandan una mayor competitividad del sector, sin que eso implique necesariamente una peor calidad de vida para los taxistas. Sin embargo, la visión de los taxistas es esa.

El sector no se muestra proclive a ninguna apertura, aunque no tiene una única voz (gremiales)

Calcula ahora el precio de tu seguro de coche

¡Infórmate!

En 2014 la bestia negra del taxi se llamó Uber, pero la aplicación tuvo poco recorrido en nuestro país al no cumplir las normativas. Se consiguió la paralización de su actividad, pero solo se ha conseguido retrasar lo inevitable. Uber tenía una demanda, lo que nos lleva a la siguiente obviedad: existe una demanda de transporte que el sector del taxi ahora mismo no satisface.

La CNMC pide al Gobierno una mayor apertura en el sector

En noviembre, poco antes de terminar la legislatura, el Gobierno del PP quiso reforzar la posición de los taxistas, pero la CNMC no dio su visto bueno a la reforma del Reglamento de la Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres (ROTT). Sigue habiendo un límite a la implantación de los vehículos de alquiler con conductor (VTC).

“Si el taxi no se arregla… guerra, guerra, guerra” -coreaban los manifestantes

Los VTC tienen ventajas respecto al taxi, como una mayor libertad de elección de vehículos (sujetos a una serie de normas, pero sin homologaciones) y la posibilidad de ofrecer precios más competitivos. A cambio, su número está limitado en función de las licencias de taxi, no pueden recoger pasajeros en la calle sin acuerdo previo, ni operar en distintas comunidades autónomas, etc.

En su momento esas normas tenían sentido para proteger al sector. Ahora mismo tienen muy poco sentido, y algunas empresas de VTC están caminando en el filo de la navaja de la legalidad. Por ejemplo, la asociación Elite Taxi ha denunciado que hay conductores esperando peticiones de aplicaciones móviles sin estar en su sede fiscal, lo que técnicamente no es posible.

Aplicaciones móviles competidoras, no solo Uber

La archifamosa plataforma Uber permitía, en una modalidad de servicio concreta, que particulares hiciesen de taxistas, pero sin cumplir con la larga lista de requisitos técnicos y legales que hay para los profesionales. En buena lógica, los taxistas consideraron que eso no era admisible, y acudieron a los tribunales. Y los jueces les han dado la razón, la norma española no permite tal cosa.

Hay aplicaciones, totalmente legales, que ponen en contacto a pasajeros y taxistas, de modo similar a como trabajan los radiotaxis. Los ejemplos más conocidos son Hailo, MyTaxi o PideTaxi. Su funcionamiento es correcto desde el punto de vista administrativo, pero tienen la pega de que se llevan su mordisco en cada carrera. A cambio, los taxistas pueden tener más clientes, sobre todo si acumulan un historial positivo de valoraciones.

Incluso estas aplicaciones se perciben como competidoras. No solo eso, cualquier sistema alternativo de transporte se considera un ataque contra su modus vivendi. Aunque no existen pruebas concluyentes, se cree que hay taxistas detrás de los destrozos a los coches de alquiler sin conductor de Car2Go. En torno a medio centenar de coches sufrieron destrozos, dejándolos fuera de juego temporalmente.


Todos entendemos que los taxistas luchan por mantener sus condiciones protegidas, y no les faltan razones. Pero siempre hay que considerar los múltiples lados de la realidad, y su punto de vista no es el único existente. Baste mencionar el impacto que están teniendo estas "amenazas" en las cotizaciones de las licencias de taxi, que han seguido un modelo de burbuja muy evidente.

Existe un término medio entre mantener un sistema como el actual, muy rígido, y el sálvese quien pueda que hay en algunos lugares como San Francisco (EEUU). En esa ciudad el sector del taxi se ha llevado un buen palo con los años y ha perdido mucho terreno contra Uber o Lyft.

El Gobierno no va a poder proteger a los taxistas por siempre. Llegará un momento en que el sector tenga que irse desregulando parcialmente, y eso no implicará necesariamente precariedad para los conductores, inseguridad para los usuarios, o que nadie pague sus impuestos. La sociedad lo está demandando, el cambio se puede retrasar, pero no evitar.

Compártela en:

Pixel