Qué debes saber antes de comprarte un coche eléctrico si vives lejos de la ciudad
¿Te apetece tener un coche eléctrico, pero vives lejos de la ciudad y te preocupa dar el paso? No tienes por qué renuncia a él, pero necesitas conocer algunas claves que te permitirán realizar la elección perfecta.

¿Y si vivir en un pueblo o lejos de la ciudad no fuera un obstáculo para tener un coche eléctrico? Eso mismo quise comprobar recientemente con un CUPRA Tavascan que tuve la suerte de tener durante siete días. Y lo cierto es que me llevé algunas sorpresas agradables.
Los coches eléctricos son mucho más viables de lo que la gente cree, especialmente si hablamos de hacer frente a la rutina diaria. Sin embargo, no podemos negar que requieren tener en cuenta ciertos aspectos que conviene tener claros antes de dar el paso. Y es en ellos en los que nos vamos a centrar en próximas líneas.
La autonomía real suele ser más estable de lo que parece, siempre que conduzcas con cabeza
La recarga: el verdadero factor diferencial
Con un coche eléctrico, la clave está en el acceso a los puntos de recarga. Con uno térmico, nunca reparamos en la importancia de este punto porque contamos con estaciones de servicio cada pocos kilómetros. Pero con un coche eléctrico la cosa cambia y, además, las diferencias de precios y tiempos de espera son considerables en función del punto elegido.
Punto de carga en casa: imprescindible o muy recomendable
Es cierto que durante mi prueba con el CUPRA Tavascan no dispuse de cargador en casa porque mi coche personal es térmico. Pero no lo necesité gracias a que contaba con varios puntos de carga de buena potencia en los alrededores de mi localidad.
Ahora bien, a largo plazo, contar con un cargador en casa (aunque sea en un garaje comunitario) transforma por completo la experiencia por varias razones. La primera es la comodidad, ya que puedes recargar las baterías en cualquier momento y sin necesidad de esperar en una cafetería, centro comercial, etc.
La segunda es el coste por kWh, que en casa es mucho más reducido que en un punto de carga público. Por ejemplo, en la recarga rápida (150 kW) que yo realicé durante mi prueba con el Tavascan, pagué el kWh a 0,67 céntimos, mientras que en casa puede llegar a costar apenas 0,05/0,07 euros por las noches y con tarifas específicas para usuarios con coche eléctrico.
Otra opción, si trabajas fuera de casa y en una empresa que cuenta con punto de carga en sus oficinas, es hacer uso de este privilegio, pero con la limitación de utilizarlo únicamente en días laborables.

Tener un cargador en casa no es imprescindible, pero exige adaptar tu rutina a esta circunstancia y, además, conlleva más tiempo de espera y coste, fallos en conexión o app que pueden ocurrir, cargadores ocupados por otros usuarios, etc.
Finalmente, otro aspecto a considerar es el del tipo de carga. En casa, esta es lo que se considera lenta y, obviamente, alarga el tiempo de recarga, pero no es un problema en este caso. Además, tiene la ventaja de que extiende la vida útil de las baterías, un aspecto que no se suele tener en cuenta, pero que es muy importante.
La ubicación importa (mucho)
«Vivir lejos de la ciudad» es un concepto muy abstracto que cada uno de nosotros interpreta de forma diferente. Para mí, esto significa al menos 30 kilómetros, pero para otras personas apenas 50 o 10 ya son un mundo. Luego están las personas que consideran «lejos» vivir a 100 km o más.
Este aspecto es muy importante y guarda relación directa con dos aspectos: la autonomía real del coche y la disponibilidad de puntos de carga en el trayecto.
En una España que presume de contar con casi 50.000 puntos de carga operativos, pero que concentra la mayoría de ellos en las inmediaciones de los grandes núcleos urbanos, vivir en uno de los llamados desiertos de carga puede llegar a ser un problema.
La autonomía real y tus necesidades
Ahora bien, todo depende de la autonomía que tenga el coche y, también, del kilometraje diario habitual que vayas a realizar.
En líneas generales, una autonomía real —en ella influyen aspectos como las condiciones, la conducción, la orografía o la climatización— de 300 kilómetros te permite hacer frente a cualquier día a día (obviamente, en el caso de personas que viajan de forma habitual, la cosa cambia).

Además, una autonomía superior también lleva consigo un desembolso superior en un coche más caro (sí, la autonomía va generalmente asociada al precio, ya que las baterías marcan la diferencia).
Así pues, analiza tu lugar de residencia y trabajo, ambos entornos y los puntos de recarga disponibles en tus trayectos habituales. De esta manera podrás saber qué opciones tienes en caso de verte en la obligación de recargar fuera de casa y qué autonomía necesitas (en este aspecto tener punto de carga en casa también influye y mucho).
Coste y ahorro: cuándo compensa de verdad
El coche eléctrico puede ser una fuente de ahorro… o no, según cómo y dónde lo cargues. Si tienes punto de carga en casa, recorrer 100 kilómetros puede costarte unos dos o tres euros, frente a los más de 10 euros de un coche de gasolina. Pero si dependes de cargadores rápidos públicos —a 0,60 o 0,70 €/kWh— el gasto se dispara y el ahorro desaparece.
El mantenimiento, eso sí, es más barato: no hay aceite, filtros ni embrague, y las pastillas duran más. En muchos municipios también pagas menos impuestos o incluso aparcas gratis. Y, por supuesto, no olvides las ayudas y descuentos a la compra (ni tampoco lo mucho que tardarás en cobrar algunos como el plan MOVES).
La conclusión en este sentido es que el coche eléctrico compensa si haces muchos kilómetros, cargas en casa y piensas mantenerlo varios años. Si no cumples esas tres condiciones, el salto puede salirte más caro de lo esperado.
Vida real: lo bueno, lo malo y lo inesperado
Lo he vivido en primera persona con el CUPRA Tavascan y puedo afirmarlo: vivir con un coche eléctrico lejos de la ciudad tiene luces y algunas sombras.
Empecemos por las buenas noticias: la suavidad de conducción es una delicia. No hay vibraciones, no hay ruido, y el par instantáneo convierte cada aceleración en algo casi adictivo. Además, los trayectos se vuelven sorprendentemente relajados, incluso en carreteras secundarias o con tráfico denso.
El confort también juega a favor. Los eléctricos suelen estar bien aislados y transmiten sensación de coche premium incluso en versiones modestas. La ausencia de cambios de marcha o del típico zumbido del motor térmico hace que las conversaciones dentro del habitáculo sean más agradables.
Pero no todo es perfecto. Lo menos bueno llega cuando toca cargar fuera de casa. Encontrar un punto libre, que funcione y que no cueste una fortuna puede convertirse en una pequeña odisea. Además, aunque los tiempos de carga han mejorado, sigue siendo difícil competir con los cinco minutos de un repostaje tradicional.
Y luego está lo inesperado, lo que solamente descubres al convivir con uno: la autonomía real suele ser más estable de lo que parece, siempre que conduzcas con cabeza. El coche te ‘enseña’ a anticipar, a dosificar el acelerador y a aprovechar la frenada regenerativa. Es una forma distinta de conducir, más consciente, casi zen.

Conclusión: el coche eléctrico no es solamente para urbanitas
Durante años se ha repetido la idea de que el coche eléctrico es solamente para quienes viven en una gran ciudad. Hoy, esa frase ya ha quedado obsoleta. Sí, es posible vivir lejos del centro y tener un eléctrico como coche único, siempre que dispongas de un punto de carga propio y elijas un modelo con suficiente autonomía.
No todo será de color verde esperanza: habrá días en los que necesites un cargador público y este falle, tardes de espera mirando la app y viajes que debas planificar minuciosamente para no tener un disgusto.
Pero también hay algo liberador en saber que tu coche no emite ni un gramo de CO₂ mientras te lleva al trabajo, al colegio o al pueblo de tus padres.
En definitiva, el coche eléctrico puede ser tan útil fuera de la ciudad como dentro de ella. Solamente exige una dosis extra de planificación y una mentalidad distinta. A cambio, ofrece silencio, suavidad y ventajas como no tener que preocuparte de si te van a multar por entrar en esta o aquella calle de la ciudad.
Fotos: Motor.es / CUPRA