Ángulo muerto: qué es y cómo evitarlo
Cuando nos sentamos en un vehículo, la mayor parte de la información que recibimos sobre lo que ocurre a nuestro alrededor nos llega a través de la vista. Por eso, tener una buena visibilidad es fundamental para circular con seguridad y sin un mayor riesgo de accidente.
Pero nuestros ojos son limitados y, aunque los dispositivos que el vehículo pone a nuestra disposición como los retrovisores cubren dichas limitaciones en gran medida, nunca podremos disponer del 100% del campo visual o, dicho de otro modo, de una visión de 360 grados.
En la actualidad, muchos vehículos cuentan con cámaras de visión periférica o sensores de detección de ángulo muerto, pero en cualquier caso como conductores debemos saber qué es exactamente y cómo evitarlo.
Las motos, ciclomotores y bicicletas pueden ser especialmente vulnerables
El ángulo muerto es la zona del vehículo en la que el conductor no tiene visión directa o a través de un retrovisor. Cuanto mayor sea el vehículo o peor colocados estén los retrovisores, mayor será este ángulo muerto. Obviamente, el ángulo muerto es muy superior en vehículos como los camiones, los autobuses o las furgonetas de cabina cerrada, que en los turismos o en las motocicletas.
Pero, de igual modo, en todos ellos existen y debemos aprender a combatirlos y minimizarlos.
El ángulo muerto de cada tipo de vehículo
Como podemos observar en la siguiente infografía elaborada por el Instituto Nacional de Seguridad, Salud y Bienestar en el Trabajo (INSSBT), las motos, ciclomotores y bicicletas pueden ser especialmente vulnerables a los ángulos muertos al ser menos visibles y más ágiles. Por eso, todo motociclista debe extremar la precaución a la hora de adelantar a otro vehículo, especialmente si se trata de camiones, autobuses o furgonetas.
Y es que tanto unos como otras carecen de retrovisor interior para controlar la parte trasera del mismo a consecuencia de las cabinas o espacios de carga cerrados. Eso hace que los ángulos muertos sean mayores, así como su mayor tamaño.
En el caso de los coches, los ángulos muertos se reducen pero no desaparecen. Esto es especialmente notorio en los laterales a consecuencia del pilar A (a ambos lados de la luna delantera), el B y el C (separación entre puertas y entre habitáculo y maletero).
Como decimos, muchos vehículos recurren actualmente a cámaras de 360 grados (para aparcar principalmente) o a sensores de ángulo muerto, que nos avisan cuando otro vehículo se encuentra en uno de ellos en el momento de realizar una maniobra.
¿Cómo evitar los ángulos muertos?
Existen diferentes medidas que nos pueden ayudar a eliminar los ángulos muertos o, al menos, reducirlos. Son las siguientes:
- Colocar bien el asiento y los espejos retrovisores de manera que dichos ángulos sean lo más pequeños posible.
- Los retrovisores laterales deben mostrar sólo el final del vehículo para así mostrar más espacio alrededor. De este modo mantenemos una referencia espacial y vemos «más carretera».
- El retrovisor interior debe centrarse con la luneta trasera para cubrir así todo el campo de visión que esta ofrece.
- Señalizar siempre con antelación la maniobra, de modo que vehículos que puedan estar en el ángulo muerto sepan lo que tenemos intención de hacer y puedan evitar una colisión.
- Atención especial en rotondas, cambios de carril y adelantamientos, pues es cuando el ángulo muerto se vuelve peligroso al variar la trayectoria.
- Adelantar el cuerpo para mirar por el retrovisor o girar la cabeza antes de maniobrar nos permite reducir aún más el ángulo muerto, especialmente si un vehículo circula en paralelo junto a nosotros.
- Conocer los ángulos muertos de cada vehículo nos permitirá evitar colocarnos en ellos cuando circulamos, algo especialmente importante si lo hacemos en motocicletas o ciclomotores.
El BLIS
Como hemos anticipado en un par de ocasiones, para evitar los ángulos muertos los fabricantes ya ofrecen en algunos de sus vehículos sistemas de asistencia a la conducción como el BLIS (Blind Spot Information System).
El objetivo de dicho sistema pasa por identificar la presencia de vehículos en los laterales de nuestro coche, concretamente en los puntos ciegos, alertando al conductor con una señal acústica o luminosa en el espejo retrovisor o a través de una vibración en el volante o el manillar de una moto o bicicleta.
De igual modo, existen otros sistemas que ayudan al conductor en maniobras de marcha atrás o aparcamiento. Pueden ser acústicos, visuales o una combinación de ambos, llegando algunos a ofrecer una visión de 360 grados alrededor del vehículo.