Qué es el hidrógeno turquesa y en qué se diferencia del verde
El hidrógeno es el elemento más abundante del universo y se encuentra en el agua y la materia orgánica, pero siempre combinado con otros elementos. Pero no se puede obtener directamente de la naturaleza, por lo que debe ser ‘fabricado’ como un vector energético.
El hidrógeno, formado por un protón y un electrón, es el elemento químico más ligero, concretamente 14 veces más ligero que el aire. En estado gaseoso, se dispersa sin contaminar el suelo o las aguas subterráneas. Es incoloro, inodoro e inocuo, y no produce emisiones nocivas, lluvia ácida ni afecta el ozono.
Además, el hidrógeno es un vector energético. Es decir, es una forma de energía que puede ser transportada, almacenada y utilizada para generar energía en un lugar y momento diferente al de su producción.
Ejemplos de vectores energéticos, además del hidrógeno, son la electricidad y los combustibles fósiles. Estos vectores permiten la gestión y el uso eficiente de la energía en diversos sistemas y aplicaciones.
En función del método de producción y las emisiones resultantes de dicho proceso, el hidrógeno puede ser de muchos tipos.
El hidrógeno verde es el hidrógeno producido mediante la electrólisis del agua usando electricidad generada a partir de fuentes de energía renovable, como la solar y la eólica. Este proceso no emite dióxido de carbono (CO₂), lo que lo convierte en una opción limpia y sostenible para la producción de hidrógeno.
Pero también existen muchos otros tipos de hidrógeno, como el gris (reformado de gas natural), el azul (similar al gris, pero capturando las emisiones resultantes) o el turquesa.
El hidrógeno turquesa es una forma de producir hidrógeno mediante un proceso conocido como pirólisis del metano. Este método se diferencia de otras formas de producción de hidrógeno por su menor impacto ambiental y su uso de tecnología específica.
Pero, ¿en qué consiste exactamente la pirólisis de metano? Esta implica descomponer el gas metano (CH₄) en hidrógeno (H₂) y carbono sólido (C) a altas temperaturas, en ausencia de oxígeno. Este proceso se realiza en un reactor especial y tiene varias ventajas:
Ausencia de CO₂: a diferencia de la producción de hidrógeno gris (que emite CO₂) y azul (que captura y almacena el CO₂ emitido), la pirólisis del metano no produce dióxido de carbono como subproducto.
Producción de carbono sólido: el carbono sólido resultante puede ser utilizado en diversas aplicaciones industriales, desde la fabricación de neumáticos hasta la producción de materiales de construcción.
Esto, a su vez, genera ciertas ventajas del hidrógeno turquesa con respecto a otros tipos de hidrógeno. Principalmente, al no producir CO₂, el hidrógeno turquesa es una opción más limpia y sostenible. Además, puede utilizar metano de fuentes diversas, incluidas las renovables, como el biogás.
Sin embargo, todo tiene sus inconvenientes y el caso del hidrógeno turquesa no es diferente. La tecnología de pirólisis aún es costosa y necesita más desarrollo para ser competitiva a gran escala. Y, por otro lado, se requiere una infraestructura específica para la producción y el manejo del carbono sólido resultante.
Para qué se utiliza el hidrógeno turquesa
El hidrógeno turquesa puede ser utilizado en las mismas aplicaciones que otros tipos de hidrógeno, incluyendo:
Industria: en procesos que requieren hidrógeno, como la refinación de petróleo y la producción de amoníaco.
Energía: almacenamiento de energía renovable y generación de electricidad.
El hidrógeno turquesa está en una fase incipiente de adopción. Varias empresas y gobiernos están invirtiendo en proyectos piloto para explorar su viabilidad, pero su uso todavía no es generalizado.
Actualmente, se utiliza en aplicaciones industriales específicas, como la producción de amoníaco y la refinación de petróleo, y se están explorando aplicaciones en el transporte, especialmente para vehículos de carga y transporte público.
En cuanto a la rentabilidad, los costes de producción del hidrógeno turquesa son actualmente más altos que los del hidrógeno gris y azul debido a la tecnología nueva y la infraestructura necesaria. No obstante, se espera que estos disminuyan a medida que aumente la demanda y se desarrollen más proyectos, alcanzando así economías de escala.
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